DIARIO DEL HUILA, COMUNIDAD
Por: Hernán Guillermo Galindo M
Son varios los usuarios del transporte público de colectivos en la comuna 1 de Neiva, que reclaman el retorno de las rutas que les prestaban el servicio entrando hasta cerca de sus lugares de residencia. Ahora deben caminar cuatro cuadras para poder acceder al servicio. La situación se le planteó a la administración que se comprometió a darles una solución.
Los barrios afectados por la falta de servicio frecuente y cercano de transporte colectivo como Calamarí, Campos de Venecia y la Vorágine, pertenecen a la denominada Comuna Noroccidental o Uno de la ciudad de Neiva, que está localizada al noroccidente del área urbana sobre la margen derecha del Río Magdalena, entre las cuencas del Río Las Ceibas y la Quebrada Mampuesto. Limita al norte con la Comuna 9; al oriente con la Comuna 2; al sur con la Comuna 3; y al occidente con el Municipio de Palermo. La Comuna 1 hace parte de la UPZ Las Ceibas.
Desde antes de la pandemia les fueron disminuyendo las frecuencias, de las rutas que ingresaban al barrio, facilitándole el acceso al servicio de transporte público.
Con la llegada del COVID-19 y posterior control y disminución de este servicio, se encontraron con una situación que les afectó aún más y es que las empresas en mutuo acuerdo tomaron la determinación de no ingresar a estos barrios cuando hacen su recorrido en este sector norte. Solo lo hacen a la salida para recoger pasajeros.
Esto ha generado el incremento de la inseguridad, pues muchas personas han sido victimas de atracos, ya que en el recorrido que tienen que hacer para llegar hasta sus lugares de residencia hay lotes baldíos que sirven de campo de acción a los delincuentes que hacen de la suyas.
Diario del Huila atendió el llamado de la comunidad en esta zona de la capital huilense. Jairo Aguilar, un abogado que recién ha sido elegido como presidente de la JAC de Calamarí comentó la situación que están viviendo y las soluciones que han planteado a la Administración Municipal y a las empresas transportadoras.
“Inicialmente cuando yo llegué a vivir hace unos siete años al barrio había cuatro rutas en el sector. De esas cuatro con el paso del tiempo quitaron tres y solo quedó la ruta 1, que es atendida por Coomotor. Era la que ingresaba al barrio.”, comenta.
Al hacer un recuento cronológico, Jairo Aguilar, recuerda como fueron suspendiendo una a una las rutas, hasta quedar solamente la Ruta 1 y después de la pandemia, suspendieron esta también. Lo que los obliga a salir hasta el barrio Colmenares en la avenida que conduce a la parte norte, para poder tomar el transporte colectivo.
Entre las rutas que inicialmente ingresaban al barrio y que fueron suspendidas figuran la 4 y la 6, a las que se sumó la 1, con lo que quedaron a la deriva en torno a rutas en el sector.
Carlos Pascuas, residente en Calamarí, se une a los argumentos del presidente de la JAC. “De la noche a la mañana nos fueron quitando las rutas, al punto que nos toca salir a la esquina del D1 de Calamarí con los inconvenientes de tener que caminar, los menos cuatro cuadras que son dobles y hasta nueve y diez los que quedan más adentro de los barrios”, sostiene.
Marina Contreras vecina de Campos de Venecia, también mostró su inconformismo. “En principio cuando llegamos a vivir con mi familia hace unos quince años, si había algo bueno era el servicio de transporte a la parte interna de cada uno de los barrios que estamos ubicados en este sector, ahora ya no nos tienen en cuenta, con el argumento que salen pocos pasajeros y que están trabajando a perdida”, menciona.
Jairo Aguilar, el presidente de la JAC, hace aclaración que le toca quedarse a cuatro cuadras de donde reside, eso en su caso que es de los que vive relativamente cerca a la avenida que conduce a Santa Rosa y Alberto Galindo entre otros barrios de la zona norte en la que se encuentran incluidos. “El problema no es a la salida, ellos ingresan y pasan cerca para recoger la gente que va saliendo, el problema de fondo es al retorno. Ahí pasan de largo, lo dejan a uno en la calle 70 que es la vía que recién arreglaron”, alega.
Planteamientos
Esta comunidad indica que no han podido adelantar diálogos con voceros o el gerente de la empresa Coomotor que es la que presta el servicio, pero recién en el denominado Alcalde en casa, se le hizo saber al mandatario de Neiva la dificultad que están viviendo con el cambio y suspensión de las rutas.
Por eso han dado un compás de espera, ya que muchos de los planteamientos presentados se han venido solucionando o están en vía de solución. Esperan que esta dificultad en el transporte tenga una solución que les permita volver a la normalidad que Vivian antes de la pandemia.
Al hacer un ponderado de las familias que se ven afectadas por la irregular prestación del servicio de transporte, en solo Calamarí son unas 600, por lo que en total pueden llegar a 2.500 las que están inmersas en esta problemática.
“Estoy esperando la respuesta de lo planteado en Alcalde en casa, para determinar qué otro tipo de acciones podemos adelantar o emprender. De acuerdo a lo acordado, ellos quedaron de adelantar una visita para conocer del problema en terreno, hacer un diagnóstico y a través de movilidad conseguir una respuesta de la empresa transportadora el por qué, modificaron o cancelaron algunas rutas, cuando tenemos entendido que para poder realizar este tipo de acciones deben obtener el visto bueno o el permiso de movilidad”, indica el Presidente de la JAC de Calamarí.
Antes de finalizar el encuentro con los dirigentes y habitantes de este sector residencial de Neiva, les trasladamos la inquietud si están incluidos en el proyecto del SEPT, a lo que Jairo Aguilar, responde que, sí están incluidos, pero esa va a ser una solución al servicio de transporte público en Neiva, pero lo de ellos es urgente y requiere una salida inmediata. “Desafortunadamente, no podemos esperar que se prolonguen las respuestas y soluciones en el tiempo”, manifiesta.
La disminución y cancelación de rutas de transporte público colectivo en Neiva, obedece a múltiples factores, como el mototaxismo, el argumento de los transportadores legales que dicen trabajar a pérdida, y mientras tanto los usuarios a la espera de que haya un mejor servicio.