DIARIO DEL HUILA, EL BOTALÓN
Germán Palomo García
Si hay un momento en que toda la sociedad se interesa por la economía es en los tiempos de dificultad. Esta pandemia que nos sigue amenazando así estemos pendientes del proceso de vacunación (que va a un ritmo muy lento, a propósito) es uno de esos momentos en que sin excepción los colombianos (al igual que el mundo entero) estamos atentos a garantizar los ingresos, evitar gastos innecesarios y alcanzar algún nivel de ahorro pero también a la espera de lo que el gobierno pueda dar a todos así entendamos que la prioridad está en la población vulnerable y en las empresas para respaldar, por lo menos, sus esfuerzos por mantener las nóminas o procurar que estas no se reduzcan de manera grave. Los economistas y demás disciplinas que tocan con la actividad productiva y financiera entienden que hay decisiones micro y macro económicas en estos movimientos pero al habitante del común no le interesa identificar estas calificaciones: solo les interesa cuidar su bolsillo, o mejor, que este no se deprima tanto lo que equivale a decir que su nivel de vida no se deteriore significativamente.
Para ayudar a la comunidad a entender los efectos negativos de la pandemia en los ingresos de las familias y cómo actuar para reducir los riesgos de perder los mínimos básicos, la tertulia El Botalón invitó al experto Iván Álvarez Piedrahita, autor de varios libros sobre finanzas y consultor internacional en la materia además de empresario del sector agropecuario en su natal Quindío para compartir con los contertulios y los huilenses en general el porqué de la crisis actual, cuál ha sido la gestión del gobierno, el actuar del sistema financiero colombiano pero sobre todo qué hacer y como priorizar decisiones simples en nuestro trajinar cotidiano pero que hoy, un pequeño desliz nos puede complicar en exceso.
La génesis del deterioro económico
Antes de hablar de pandemia, el mundo estaba en la incertidumbre; los constantes conflictos entre China y Estados Unidos (que aún continúan con menos publicidad ahora) y la guerra de precios del petróleo no solo al interior de la OPEP (Organización de Países Exportadores de Petróleo) sino por la participación de Rusia de defender altos precios mientras los árabes, colmados de inventarios, querían aumentar la producción que finalmente llevó a los precios a sus mínimos niveles, conformaban el marco mundial económico que pasó a un plano secundario cuando en noviembre del 2019 la sociedad mundial empezó a presenciar un evento de epidemia en China que rápidamente se convirtió en pandemia cuyos resultados lamentables todos los conocemos. Colombia, finalizando el 2019, mostraba una recuperación económica alentadora con cifras positivas del PIB, la deuda externa controlada y el desempleo al borde de los dos dígitos.
La pandemia
Todo esto se vino al piso cuando se cerraron las fronteras y al interior de los países se acudió al confinamiento obligatorio para afrontar la pandemia que empezó a modificar la economía mundial y rápidamente produjo alto desempleo, caída de los ingresos familiares y la presión sobre las finanzas públicas incrementando el déficit fiscal por el extraordinario aumento del endeudamiento interno y externo. Socialmente, esto se tradujo en mayor pobreza, aumento de la informalidad y conflictos dentro de las familias representados en incremento de la violencia en los hogares y más feminicidios.
La amenaza más clara para el bolsillo
Pero, toda acción tiene su reacción. La crisis fiscal, los desembolsos asistenciales no previstos pero exigidos por la pandemia han desembocado en una reforma tributaria (sería la tercera de este gobierno) que tiene en ascuas a todos. Que se ampliará el IVA, que también la base tributaria pues este es un país con muy pocos contribuyentes; que se reducirán las exenciones que por 78 billones ya no aguantan, que las pensiones altas (mega pensiones dicen), en fin, tantas reformas teóricas que terminan en especulaciones cuando el gobierno la presente oficialmente al Congreso de la República. Lo cierto es que reforma tributaria habrá y todos resultaremos, en mayor o menor grado, afectados. Y con los efectos de la pandemia “vivitos”, el cercano futuro se ve muy complicado y muchos dicen que esta reforma no tiene asidero porque los bolsillos están casi vacíos y no hay dinero para pagar más impuestos.
Un futuro congestionado
Aún aprobada la reforma tributaria, el experto Iván Álvarez nos recordó que si el fisco tiene éxito se recogerán 20 billones de pesos; pero la deuda del gobierno es más de cinco veces más lo que obligará al gobierno a desprenderse de los llamados “Activos No Estratégicos” como las electrificadoras regionales y la ya reconocida negociación de las Acciones de ISA y Ecopetrol; Pero igualmente (y por ahí debió empezar según el invitado) hacer un verdadero recorte de gastos e inversiones no estratégicas para mejorar las condiciones fiscales pues las calificadoras internacionales de riesgos ya tienen a Colombia en la mira para quitarle el grado de inversión. En otras palabras, mejorar las condiciones de los colombianos nos llevará, por lo menos, cinco a seis años de dura condición socio económica.
Los consejos
Ante semejante panorama, no caen mal consejos que Iván Álvarez dejó en los asistentes para afrontar de mejor manera estas dificultades que ya estamos soportando:
Primero, no tome decisiones si tiene pánico pues este, siempre es mal consejero.
Segundo, ajústese a su presupuesto. En tiempos de incertidumbre los excesos cuestan dinero y complican la vida.
Tercero, si tiene inversiones revise su portafolio. Puede vender aquellas inversiones que, por la pandemia, están expuestas a pérdidas de valor. Invierta en sectores favorecidos por la incertidumbre.
Cuarto, renegocie sus deudas. La banca está dispuesta, ahora más que nunca, a facilitar mayores plazos para el pago, menores tasas de interés (es mejor bajar unos puntos a perder toda la cartera en problemas).
Quinto, si su deuda está en dólares, páguela. Las tasas de cambio en época de crisis se encarecen para los deudores de países en crisis. Y la diferencia cambiaria siempre será negativa para el deudor residente en países emergentes.
Sexto: Aunque parezca contradictorio, hay que pensar en tomar seguros que protejan su salud y sus ingresos.
Séptimo: Ante el auge del teletrabajo, hay que aprovechar la reducción de gastos fijos como transporte, alimentación fuera de casa, etc.
Octavo: No atesorar demasiado. Nada se obtiene con liquidez en situación de oferta deficitaria.
Noveno: negocie al milímetro. Controles sus costos cuidando los gramos, centímetros, en general costos unitarios
Décimo: GRAN CONSEJO: MANTÉNGASE BIEN INFORMADO. SIEMPRE PAGA.
Lo más importante: La economía es para todos y con todos. No se requiere esperar una crisis para pensar en el bolsillo. Es importante siempre.