DIARIO DEL HUILA, REFLEXIONES
Frente a la creciente moda de ser una “bruja moderna”, tres sacerdotes exorcistas explicaron los peligros de abrir las puertas a la hechicería y cómo alejarse de sus consecuencias.
En un artículo en National Catholic Register, se compartió una entrevista a tres sacerdotes exorcistas que explican por qué invocar a espíritus y lanzar hechizos son un peligro para el alma, y qué hacer si se incurre en estas u otras prácticas de la brujería moderna.
En la actualidad existe la moda entre algunos jóvenes, sobre todo mujeres, de afirmar que practican la brujería, que implica el uso de cristales con fines curativos o espirituales e incluso lanzar hechizos con la esperanza de que se cumplan sus deseos.
El National Catholic Register recordó el caso particular de Gala Darling, una escritora que se identifica como bruja, que organizó un supuesto “ritual público” virtual para lanzar hechizos sobre Donald Trump, que admitió eran para “hacerle daño”, y afirmó que 120 mil personas participaron.
Además, dio un taller sobre magia, poder femenino y sexualidad para The Wing, un grupo que se autodenomina “un aquelarre con 650 miembros femeninos políticamente progresistas”. Este tipo de noticias revelan que autodenominarse “bruja” es una moda de nuestro tiempo.
“Lanzar hechizos es malicioso”
Frente a esta preocupante realidad, Register entrevistó a un párroco que sirvió como exorcista diocesano por 7 años, cuyo nombre se mantiene en reserva, sobre este fenómeno.
El sacerdote respondió que “lanzar hechizos es malicioso”, porque al hacerlo “estás tratando de controlar algo ¿Y cuáles son los poderes a los que se recurre? No es el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo. Todo lo que se llame va a estar contaminado”, señaló.
Explicó que la idea de lanzar hechizos es una seducción del diablo que usa para atraer a las personas a él, y que “invocar un poder que no es de Dios y establecer una relación con ese poder” es inútil y solo trae consecuencias negativas para quien lo realiza.
“Si pides un favor, estos ‘espíritus’ no querrán ayudarte a largo plazo. Si crees que lo hacen, te estás engañando a ti mismo”, afirmó.
Además advirtió que “una vez que estos poderes demoníacos están en una relación contigo, tienes que pasar por un gran nivel de batalla espiritual para ser libre. No te van a dejar ir”.
El diablo es un acosador, porque “el mal no se preocupa por tu libertad; quiere control” y “es Dios quien quiere que tengas la verdadera libertad”, dijo el sacerdote.
A los que se ven tentados a recurrir a la brujería, el sacerdote les advirtió que se detengan, porque “crees que puedes controlarlo, pero no puedes”.
A los que quieren salir de este control, el sacerdote les dijo que deben tener una relación con Dios, sino “el mal seguirá diciendo que somos dueños de esta persona”, dijo.
Por su parte, Mons. John Esseff, exorcista de la diócesis de Scranton, Pensilvania, por más de 40 años, dijo en una entrevista a Register que “la guerra espiritual no es una lucha entre iguales”, que “el diablo nos odia”, pero animó a recordar que “lo más importante es que Dios nos ama”.
Para hacer frente a las consecuencias de la brujería, el exorcista alentó a recurrir al Sacramento de la Reconciliación, pues “una confesión vale más que cien exorcismos”.
El sacerdote explicó que un exorcismo es “una bendición que predispone a una persona a recibir los sacramentos nuevamente” y que “los sacramentos cuidan y hacen bien al alma”.
En lugar de lanzar hechizos, el exorcista animó a tener una vida sacramental, y rezar a Dios para que cuide y proteja nuestra alma, en especial, la oración a San Miguel Arcángel y la oración de la Coraza de San Patricio.
Por su parte, el P. Vincent Lampert, un exorcista de la Arquidiócesis de Indianápolis que ayudó en más de 40 exorcismos al exorcista italiano P. Carmine De Filippis, advirtió que en el servicio del exorcista “no hay magia involucrada”.
“Traigo el poder y la gloria de Jesucristo, pero la mayoría de las veces, las personas nos tratan como magos”, señaló y dijo que para alejarse del mal hay que “estar dispuestos a rezar y acercarse a Dios. El poder de Dios es mayor que el poder del mal”.
“El diablo ya anda huyendo si vas a la iglesia y sobre todo si vas a comulgar”, concluyó.