Hablar del sector agropecuario, es reconocerle la importancia protagónica que tiene este importante renglón de la economía, que les brinda la supervivencia a las familias colombianas, por la seguridad alimentaria porque les permite a las familias colombianas, mejorar su bienestar. Desafortunadamente todos los agricultores del país se encuentran atravesando una profunda crisis social y económica, por la aplicación errada de los instrumentos de la política económica por parte del gobierno nacional, que no se compadece con la irracional importación de alimentos que superan los 16 millones de toneladas anuales, manteniendo una competencia agresiva y desleal en materia de precios. Los costos de producción se encuentran muy elevados, la alta carga tributaria, un precio del dólar que supera los cuatro mil quinientos pesos, servicios públicos muy altos, entre otros factores, que, junto con el cambio climático y la inseguridad rural, están permeando negativamente la rentabilidad de los hombres del campo.
El sector agropecuario debe considerarse el más importante dentro de las estrategias del nuevo accionar gubernamental, porque se garantiza la seguridad alimentaria de todas las familias colombianas. Todos los anteriores gobiernos nacionales, han buscado fortalecerlo a través de las metas que se encuentran estructuradas en sus respectivos Planes Nacionales de Desarrollo. Pero los resultados son adversos porque tienen empobrecido a los campesinos. En sus discursos ventijulieros los gobernantes de turno, siempre han expresado que buscan promover y consolidar la economía campesina y la agricultura familiar, y fortalecer el desarrollo rural integral. Han sido ineficaces tales intenciones. Pero sus resultados se reflejan en la pauperización de las familias campesinas. A pesar de que se han promulgado leyes y normas para fortalecer al sector agropecuario, no se ha logrado tales propósitos.
Dentro del accionar gubernamental del presidente electo Gustavo Petro Urrego, se aspira que la economía agropecuaria, debe entenderse como un sistema económico, social y territorial ambientalmente sostenible, gestionado y operado por el campesinado desde los núcleos familiares, comunitarios y organizativos, para quienes la principal fuente de ingresos proviene de los sistemas de producción agrícola, forestal, pesquera artesanal, acuícola, pastoril, pecuario, silvícola y artesanal, por lo cual debe constituirse en una prioridad de su plan de trabajo.
Es indispensable que el nuevo gobierno nacional, estructure programas agropecuarios alternativos que conduzcan mejorar los ingresos de los campesinos que se han dedicado a ejercer estas actividades que han sido más rentables, por la utilización de prácticas agrícolas saludables. Es necesario que exista un acompañamiento permanente de entidades y de la academia para desarrollar proyectos de carácter biorgánicos que son más rentables que los cultivos tradicionales. Hoy se propone que se hagan todos los esfuerzos necesarios para invertir en investigación y desarrollo el 1,5 % del PIB Sectorial en un horizonte no mayor a cinco años.
