DIARIO DEL HUILA, COMUNIDAD
Por: Hernán Galindo
La quebrada La Cucaracha se encuentra ubicada en la Comuna Uno de Neiva, específicamente en el parque “El Zancudo”. Esta cuenca hidrográfica pasa por debajo de la pista del aeropuerto Benito Salas, en el norte de la ciudad, y atraviesa en su totalidad al barrio Cándido Leguizamo entre las calles 41 y 43 respectiva, cruzando por el colegio Claretiano, la parroquia Antonio María Claret, el barrio Acrópolis y desembocando en el río Magdalena.
Mediante registros fotográficos y otros documentos relacionados con el canal, más el análisis realizado por el Instituto Agustín Codazzi, se reconoce la quebrada La Cucaracha. Su génesis se configura como una acequia de recolección de drenajes de cultivos de las áreas de la zona norte del casco urbano del municipio de Neiva.
“Fue entregada oficialmente al Municipio en el año 2016 para que se encargara de su cuidado y mantenimiento. La idea era garantizar el embellecimiento, recuperando el canal y conservarlo como lugar atractivo para propios y visitantes”, cuenta Filomeno Bautista, vecino de la zona, una de las más tradicionales de la capital huilense.
El problema
En ese propósito ambiental y de protección de la naturaleza, en la actualidad, en el sector de la carrera 1b con 1, calle 41 del barrio Cándido, está ubicado el parque que lleva el nombre de esta quebrada, más concretamente frente al colegio de los hermanos claretianos. En realidad, no es un parque, es el anuncio de un parque que se quedó a medias en su remodelación.
Los residentes junto a la Cucaracha se quejan de que con ilusión inició la puesta en marcha de unos trabajos de readecuación de las zonas verdes y adecuación de sectores de esparcimiento, recreación, áreas libres.
“Las labores iniciaron a principio del mes de enero y deberían finalizar a más tardar en febrero, según conocimos porque nadie ha venido a responder o a contar qué está pasando”, señala Karla, de una tienda cercana, que se lamenta.
Efectivamente, para sorpresa de todos, como comprobó en su visita Diario del Huila, la obra de rehabilitación quedó a medias “y a todos nos dejaron ilusionados y después aburridos, especialmente los niños que tenían la expectativa de un lugar remodelado donde jugar”.
“El contratista dejó arena, tierra negra y matas sin sembrar” cuenta Carlos Bustos, uno de los habitantes, quien nos contactó para la denuncia. Y manifiesta que “la comunidad tomo acción y sembraron las matas, le echaron la tierra y las adecuaron, mientras que la arena se la llevaron para hacer algunos trabajos y andenes locales”.
El objetivo de la queja es que la Administración Municipal, la Secretaría de Medio Ambiente o alguna autoridad tome cartas en el asunto y busque o contribuya a una solución. El contratista no regresó, necesitamos poder tener claridad sobre qué era lo que realmente se pretendía con este contrato y sus alcances, dicen.
Adicional a la problemática planteada, está que dentro de las adecuaciones se construyeron unas mesas con sus respectivos bancos de sentarse, que tienen como materia prima llantas rellenas de cemento.
“Lo grave es que con las lluvias y el invierno se llenan de agua son focos de animales e infecciones. Tenemos que estar pendientes de vaciar el líquido para evitar que se conviertan en estanque de criaderos de zancudos con consecuencias en dengues”, señala Maruja Losada.
Por favor, claman, que haya una verificación del trabajo como tal y que haya una solución definitiva, parece que no es solo en este parque en donde se presentó este tipo de irregularidades, concuerdan.
La administración responde
Diario del Huila consultó al secretario de Medio Ambiente de Neiva, Octavio Cabrera Cante, quien respondió que “tocaría mirar de fondo cuál de las secretarías del Municipio fue la que participó en la realización de este contrato, ya que son varias las dependencias que se han comprometido en brigadas de mejoramiento y embellecimiento del ornato en las comunas de Neiva”.
Para el funcionario, está claro y así lo anticipa que el sentido es que la comunidad vecina sea la que se apropie los arreglos de sus parques, zonas verdes y quebradas, con el apoyo de la Administración, que les suministra los elementos para la realización de los trabajos correspondientes.
“Deben ser los vecinos quienes se adueñen de la labor prevista para garantizar que quede bien hecha y, sobre todo, se mantenga en buen estado. También es justo y necesario que haya sentido de pertenencia por parte de la comunidad. Porque en ocasiones más nos demoramos en sembrar árboles, limpiar quebradas o recuperar parques que en dañarse o quedar abandona”, señala Cabrera Cante.