¿Es la Inteligencia artificial una amenaza o una herramienta de impulso para la profesión legal? ¿Seremos los abogados reemplazados por robots inteligentes?
DIARIO DEL HUILA, TECNOLOGIA
Mucho se dice que los abogados serán reemplazados por la inteligencia artificial y que el derecho es una de las carreras que más cambios tendrá que asumir ante la llegada de las nuevas tecnologías. Quizás no sería una mala noticia para todo el mundo, pero ¿qué tan cierta puede resultar esta aproximación?
Alan Turing, uno de los pioneros en el campo de la informática y de lo que hoy conocemos como Inteligencia Artificial (IA), planteó desde sus investigaciones la idea de que una máquina podría exhibir un comportamiento inteligente tan convincente como el de un ser humano. Sus innovaciones en este campo quedaron evidenciadas cuando logró entrenar una máquina para detectar códigos militares durante la Segunda Guerra Mundial, lo que resultó en una contribución crucial para los países aliados.
Hoy en día, la presencia de robots y tecnologías basadas en IA es abundante y abarca desde aplicaciones simples a las que muchos tenemos acceso aun sin saberlo hasta sistemas altamente complejos. Al igual que en su momento ayudaron a los Aliados en la segunda guerra mundial, las nuevas tecnologías se comprometen a emancipar a las compañías y expertos de las restricciones que experimentaban en épocas pasadas.
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¿Por qué no entonces impulsar los cambios que trae la tecnología para hacer de la profesión del abogado un camino más sencillo y sobre todo más accesible para la sociedad? Lo cierto es que en el derecho, como en otras áreas, existe algo de ignorancia sobre las nuevas tecnologías, y más aún, mucho miedo. Casos adversos han elevado el nivel de preocupación, pues ejemplos de malos entrenamientos han provocado situaciones vergonzosas, como cuando algunos abogados usaron ChatGPT para sustentar actuaciones judiciales ante cortes de Estados Unidos y los precedentes citados resultaron inexistentes.
Lo cierto es que las nuevas herramientas bien utilizadas representan un avance maravilloso para la profesión. He aquí el verdadero reto: un entrenamiento adecuado y completo.
En un panorama optimista del futuro, las funciones otorgadas a diferentes herramientas de IA en derecho estarán presentes en la sociedad y posiblemente serán accesibles a más ciudadanos. Funciones como liquidaciones laborales, declaraciones tributarias, elaboración de contratos básicos, revisión de documentos masivos, y otorgamiento de créditos, podrán ser automatizadas; de hecho existen varios modelos e intentos de lo anterior que ojalá, muy pronto, sean masivos. Quizás algún día no muy lejano, la I.A permita incluso fallar casos judiciales o administrativos en ciertas instancias.
Ahora bien, ¿debemos los abogados sentirnos amenazados por estos avances? Por el contrario, no todas las labores pueden ser automatizadas, ya que las relaciones y conexiones entre personas continúan siendo fundamentales, pero incluso frente a las labores que sí sean automatizadas, los abogados aún tenemos una función crucial en el desarrollo e impulso no solo de las nuevas tecnologías sino de los insumos que las mismas necesitan para nutrir sus sistemas y avanzar.
La IA es un complemento fundamental para traer mejoras en la productividad de los servicios que prestan los abogados, pero ojalá algún día también sirvan para hacer más homogéneos los productos, y más fácil y económico el acceso al derecho para la sociedad.
¿Nos quedaremos entonces sin trabajo los abogados? Por supuesto que no, tendremos la responsabilidad de ofrecer servicios donde el valor agregado sea superior. Las grandes firmas tendremos la obligación de ofrecer a nuestros clientes servicios más rápidos, más eficientes en términos de horas y sobre todo mejores y más acertados. Este cambio de realidad es una certeza, debemos aprovecharla, empoderarnos de la misma, usarla para nuestro beneficio y ojalá permita que el desempeño de nuestra profesión sólo sea mejor, más acertada y con mayor acceso para todos los ciudadanos.
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