DIARIO DEL HUILA, CIUDAD
Por: Hernán Galindo
La plaza de San Pedro es lugar histórico de la Neiva, como punto de llegada y salida a la ciudad antes de la construcción del terminal de transportes. Hoy sigue siendo lugar preferencial para quienes desplazan desde la zona rural al centro de la capital del Huila.
El lugar emblemático que visitamos denominado plaza de San Pedro se mantiene como sitio especial de actividad comercial y de transporte en la ciudad de Neiva.
En su zona de influencia se ubican empresas de transporte que dan salida a las llamadas chivas o buses escalera que se desplazan a los corregimientos y sus correspondientes veredas de la zona rural de esta ciudad. Desde allí salen así mismo este tipo de vehículos a los municipios aledaños como Palermo y Santa María.
Son varios los esfuerzos que se han hecho en distintas administraciones para recuperarla y darle una cara amable que le cambie la imagen que ha tomado de ser lugar de inseguridad, vivienda de habitantes de calle, prostitución y consumo de estupefacientes entre otros males.
La plaza toma el nombre del barrio que lleva el mismo nombre, uno de los primeros en fundarse en la capital del departamento, con los precursores, herederos de quienes se establecieron en la ribera del río Magdalena en tiempos que era navegable y era puerto de recibo de productos y gentes que llegaban especialmente del centro del país.
Con el paso del tiempo se unieron desplazados por la violencia o simplemente campesinos que decidieron venirse a la ciudad a buscar otros horizontes. Allí fue el primer lugar de recepción de estos migrantes antes del crecimiento que ha tenido la metrópoli en los últimos años.
Historia
Cuando Neiva apenas se asomaba al siglo XX, el sector del centro fue el primero en marcar la pauta del desarrollo, allí en pleno corazón nació el que sería el primero de muchos barrios, el San Pedro. Los fundadores fueron familias que eran dueños de los terrenos en donde hoy está el monumento a la Gaitana. Siempre de cara al río. Allí se establecieron las primeras residencias u hoteles como el Encanto que aún existe, las primeras bodegas para almacenar los productos que llegaban a través del río y a la vez lo que necesitaba ser enviados desde Neiva a otros destinos.
El principal puerto era el de las damas, lugar en el que llegaban los caballeros de los viajes a buscar compañía o placeres según algunos historiadores. También en otra versión se recoge que su nombre se debe a que era el lugar a donde las mujeres acudían a lavar la ropa.
Había una fuente en donde se albergaba la gente de la calle y se hizo un convenio entre el comercio y la administración del entonces alcalde Héctor Aníbal Ramírez para recuperar el lugar. Se consolidó una alianza entre los comerciantes supermercados, ferreterías para recuperar la malla vial
Puerto Caracolí
Los pescadores son uno de los habitantes habituales del barrio san pedro de Neiva, ahora con asociación de lancheros son así mismo asociación de pescadores artesanales. Son 34 familias que viven de esto y ahora se han integrado al tema turístico.
Los pescadores se han asociado para recibir no solo recursos sino capacitación y poder visibilizarse con su producto con herramientas que les permita una estabilidad económica. Quieren modernizarse y que se les respete el espacio en el puerto Caracolí para ofrecer sus productos de manera directa al consumidor.
El mal estado de las vías es una de las denuncias que hacen los residentes en la zona de influencia de la plaza de san Pedro. Don juan Polanía dice, “la malla vial que lograron arreglar con el esfuerzo de todos se deteriora fácilmente por el paso permanente de carros pesados como los camiones que llegan hasta este lugar central. Las turbos llegan con diferente tipo de carga, comienzan a hacer trasbordo de mercancía en el propio lugar por lo que se deterioran las vías. Adicional la invasión del espacio público. Se parquean durante horas y nadie puede decir algo porque se expone a ser estigmatizado”, comenta.
Para Claudia una ama de casa residente cerca a la plaza otro de los problemas permanentes es la presencia de habitantes de calle que deambulan y en muchos casos deciden quedarse a vivir frente a sus casas. “Nos toca convivir con los habitantes de calle que en muchos casos son agresivos. Al tiempo sostiene que se ha ubicado un hogar de paso por parte de las administraciones, pero el habitante de calle prefiere lo que llama la libertad”, dice. Los habitantes de calle se encuentran de manera especial en el puerto de las damas y se les ve en el malecón del río Magdalena.
Álvaro quien solo suministró su nombre interviene y cuenta que otro de los inconvenientes que enfrentan a diario es el de los talleres improvisados en plena vía. “En cualquier momento y en cualquier lugar de la zona se improvisa un taller para el mantenimiento de camiones. Llaman a los mecánicos y durante horas hacen el trabajo como si estuvieran en su taller. Al igual que con los parqueaderos improvisados no se puede uno quejar”, manifiesta.
La zona de influencia de la plaza de san pedro es amplia, se encuentran además de los terminalitos de los buses escalera, empresas de carga, de remesas, hoteles, restaurantes y supermercados, algunos de ellos organizados como el que lleva el nombre del lugar, el superior, o la canasta que son tradicionales en la zona. Las ferreterías también son negocios que se encuentran en el sector.
Sobre estas se queja don Florencio López, un pensionado que decide contar parte de su sentir como habitante de la plaza de san pedro. “El traslado de las ferreterías que tanto se ha anunciado no se ha finiquitado por lo que llegan las tractomulas con cemento y deben hacer trasbordo a turbos o camiones más pequeños. Esto lo hacen en el propio lugar con deterioro para la malla vial, invasión del espacio público y la consecuente inseguridad que se genera como producto del desorden social que es aprovechado por los delincuentes para hacer de las suyas”, agrega.
Doña Alba, compañera de don Florencio desde hace más de sesenta años, dice que añoran los comienzos del barrio y de la plaza cuando todo era sano. “No había necesidad de desconfiar de nadie, todos eran amigos, todos eran bienvenidos. Todo cambio, hoy día no podemos casi salir, no se puede dejar una puerta o una ventana abiertas porque enseguida lo roban”, se queja.
“La gente es generosa y llega hasta el puerto de las damas a darle comida a los habitantes de calle y a los consumidores habituales, pero lo que nos generan es más desorden. Bueno por la caridad, pero para nosotros es más basura que no se recoge” comenta Clara Rodríguez una vendedora de perecederos en un local aledaño. “Los operativos de las autoridades son permanentes reconocen, pero es tanta la problemática que no los pueden erradicar y cortar de tajo con uno de los más notables problemas que se ha crecido no solo en el san pedro sino en toda la ciudad”, concluyen.