Por: Harold Salamanca
En la medida que se van decantando las aspiraciones presidenciales y los posibles nombres de los candidatos que se enfrentarán en una segunda vuelta, también vamos conociendo las propuestas en temas económicos, sociales, tributarios, de cada uno de ellos, por cierto, muy poco soportados con estudios que muestren su alcance, su impacto y mucho menos sus fuentes de financiación. Propuestas que son lanzadas al aire, para que los colombianos escuchen lo que “quieren oír” y así captar votos.
Quien sea elegido presidente tendrá que enfrentar retos monumentales, por la realidad económica, política y social que vive el país, que indudablemente es el resultado de la acumulación de decisiones mal tomadas, tomadas tarde o nunca tomadas, por décadas y por muchos presidentes. Como si lo anterior fuera poco, agravado de manera significativa y muy profunda, por los efectos directos que todavía estamos padeciendo por cuenta del COVID 19.
Uno de los retos mas grandes a enfrentar definitivamente es la pobreza, según un estudio revelado en la presente semana por la OCDE, Colombia es uno de los países mas desiguales de América latina, desde el año 2018, la pobreza se hereda hasta por 11 generaciones, cifra que nos pone a ocupar el penoso primer lugar en el continente, seguidos de Brasil (9) y Argentina (6). El empleo es otro tema grueso, según el DANE, de 22 millones compatriotas ocupados en marzo pasado, el 48,5% lo hacen desde la informalidad, lo que no les permite tener acceso a la seguridad social.
El sistema pensional también requiere especial atención, si tenemos en cuenta que más del 50% de la población mayor de 65 años no recibe ningún tipo de compensación, lo que en el muy corto plazo generará graves problemas sociales. El sistema tributario, requiere poner a tributar a los grandes capitales, y por último y no menos importante la educación, fuertemente marcada por la deserción, el acceso desigual y la baja calidad. Como vemos el panorama es un círculo vicioso, por que cada variable afecta de forma negativa y colateral a las demás. No hay otro camino, el nuevo presidente debe atender los retos estructurales soportado en un plan de desarrollo de mediano y largo plazo. Tomar decisiones soportado en información y en las mejores prácticas mundiales. También, debe incentivar la inversión privada, la inversión extranjera para consolidar una fuerte base empresarial y formalizar el empleo. No hay que olvidar, es urgente ajustar la nómina del estado.
