DIARIO DEL HUILA, COMUNIDAD
Por: Hernán Galindo
“Hace casi dos meses fue la última vez, que recuerdo, que el parque recibió cuidado y atención. Porque también estaba abandonado, más que ahora. Llegaron unos jóvenes, como una brigada, y con ayuda de trabajadores de Ciudad Limpia hicieron algo por el sitio”, cuenta Deoniso Bautista, quien lleva más de 30 años residiendo en la vecindad del parque junto a la Iglesia San Vicente de Paúl, en el barrio Quebraditas de Neiva.
Efectivamente, en esa ocasión, un concejal de la ciudad llegó con parte de su equipo para hacer limpieza del parque, lavar bancas y recoger basuras y deshechos. También se podaron las copas de los árboles que amenazan poner en riesgo las cuerdas de la energía, aporta Trujillo, secretaria de la Iglesia, también afectada por el mal estado del parque.
“El lugar está en mal estado o en abandono. Desde la parroquia se invita a la gente al cuidado, a mantenerlo bien, a respetar los espacios de las demás personas, a no dañarlo”, dice, detrás de una reja del edificio de administración, lo que supone la inseguridad en el sector, uno de los problemas de los que más se queja la comunidad en la visita de Diario del Huila.
La Iglesia y el parque
En la parte frontal del Templo, en la entrada principal, encontramos, pasadas las 8 de la mañana, mientras en el interior avanza la misa, dos personas en condición de calle durmiendo a placer. “No pierda tiempo con ellos. En un rato se levantan, dan una vuela por los alrededores y por la noche vuelven para dormir”, protesta un transeúnte, que prefiere no detenerse y hacer más comentarios.
Como ya se dijo, el parque está situado frente a la Iglesia de San Vicente de Paúl, más conocida por los fieles como Quebraditas, claro, por el nombre del barrio. Alrededor están la avenida 15 y la Circunvalar, cerca al Río del Oro. Cerca están los barrios Ventilador, Diego de Ospina y El Estadio.
“Está en la Comuna 4, donde se encuentran los barrios más antiguos de Neiva. La Iglesia también atrae feligreses de Altico, Calixto Leyva, Obrero bajo, San Martín, La Isla, Bajo Pedregal, Rafael Uribe y Las Américas”, comenta Paco Rozo, que descansa en una punta de una silla del parque, en medio buen estado.
En general, el parque no está en abandono pleno, aunque en nuestra inspección sí encontramos muchas deficiencias que afean el aspecto y no invitan a frecuentarlo o a quedarse.
“Las personas poco vienen a caminar o a descansar. Menos a jugar. Van de paso”, afirma Lucrecia, que atiende desde temprano un puesto de empanadas y pasteles, en un costado, en un toldo amplio con carpa, que protege del agua y el sol a su compañera, a la masa, el guiso, la paila con aceite y a una mesa con sillas.
Alrededor deambulan dos perros, tal vez los culpables de los rastros de caca que hemos visto. Claro que también se denuncia por vecinos que residentes y forasteros llegan con “sus perritos o mascotas y no llevan bolsas para recoger las deposiciones. No hay sentido de pertenencia y se irrespeta a los demás miembros de la comunidad que usan el parque”.
En general, las pocas bancas están en parte rajadas, dañadas, en mala condición, además de sucias y percudidas. “Por el abandono, porque nadie se hace cargo, porque están al sol y al agua sin recibir mantenimiento. Los que se amañan son los mendigos o indigentes. Poca gente las utiliza”, explica Deoniso, quien nos sigue acompañando. Como fue día de lluvia, debajo de unas hay agua empozada.
Las zonas verdes y las jardineras también tienen mala presentación. Están en parte caídos los ladrillos o dobladas las paredes. Curiosamente, en medio de una de ellas, hay un poste con un letrero que anuncia prohibido votar basuras, pero no importa la advertencia: en la base hay bolsas, vasos plásticos y deshechos de alimentos.
Áreas comunes en mal estado
El área peatonal también muestra deficiencia, que pueden ser trampas para los caminantes, especialmente, adultos mayores que de vez en cuando pasan. Adoquines levantados o quebrados, gravilla deteriorada, son lugar común. “Es muy peligroso, especialmente en la noche, cuando viene la gente a misa, la iluminación de la zona no es la mejor y hay riesgo de accidentes. Yo he visto a señoras tropezar”, asegura la señora Mirna.
El pobre escenario lo complementan plantas, jardín, árboles, malezas y pasos que adueñan de las áreas verdes sin cuidado ni atención. En una esquina, junto a un árbol hay escombros.
En las calles laterales al parque hay variado comercio. Almacenes, restaurantes, ferreterías, misceláneas, talleres e instituciones educaciones como el Colegio Vicentino Santa Catalina Labouré. También casas residenciales, con propietarios e inquilinos. Todos coinciden en que lo más delicado es la inseguridad. Por la aparición de variados delincuentes a pie, en moto o bicicleta.
“Es que es el sector comunica con barrios del sur o de surorientales, que recibe a alguna mala gente, a indeseables. Por aquí pasa porque quieren u obligados muchas personas, por el lugar estratégico de Quebraditas”, asegura Lucrecia.
La situación de consumo de sustancias psicoactivas e inseguridad de la zona, es otra de las constantes. “Yo antes dejaba salir a mis hijos, ahora ya no porque hubo una indigente que se agarró con otro, hubo muchas groserías”, dijo Feliza López.
Además, el espacio cuenta con limitada iluminación y según comentó un celador, “después de la nueve de la por allá va poca gente. Por miedo a un robo”.
Piden los habitantes que se arregle el espacio público y entorno seguro, propicio para la recreación, el deporte y la sana convivencia. Como en los días en que la parroquia organizaba bazares, ferias, celebraba el día de San Vicente de Paúl en paz y seguridad para todos.
Habla la comunidad:
Deoniso Bautista: “En ocasiones he visto en el parque personas que lo visitan pero le dan mal uso a los elementos del gimnasio biosaludable. Pero no digo nada para no meterme en problemas”.
Froilo Guzmán: “La conservación del parque es afectada porque a diario nos encontramos con gramas y jardines maltratados, también plantas muertas”
Fabiola Trujillo: “Son muchos los visitantes que hacen caso omiso de las reglas para el uso de esta zona de convivencia. No les importa”.
Leonel León: “Lo más urgente es la seguridad. Más presencia de la Policía. Así la gente se animaría a salir al parque y a cuidarlo. Estoy seguro”.
Vicente de Paúl y el Templo
San Vicente de Paúl fue un sacerdote francés. Siempre abogó por mejores condiciones para los campesinos y los más pobres. Realizó una labor caritativa notable. “Los pobres son nuestros señores y maestros. Maestros de vida y pensamiento. Junto a ellos la inteligencia se esclarece, el pensamiento se rectifica, la acción se ajusta, la vida se modela desde el interior”, decía.
Y en 1.962 se bendijo la primera piedra de la construcción del Templo. El año próximo cumplirá 60 años, bodas de plata, de funcionamiento.