POR: Aníbal Charry González
Sin duda el discurso pronunciado por el presidente Petro ante la Asamblea General de las Naciones Unidas, fue un discurso de antología cargado de lirismo y de frases realistas y de fondo sobre el accionar de las potencias mundiales frente a la lucha contra las drogas y el tema ambiental que calificó de hipócritas haciendo un llamado a un genuino cambio, afirmando categóricamente que si querían proteger de verdad la selva amazónica, había que acabar la guerra contra las drogas que le echa la culpa a la mata de la hoja de coca excusando sus propias culpas, porque la adicción grave no es a la droga, que ha dejado un millón de latinoamericanos asesinados y dos millones de afroamericanos presos, sino a la codicia por el dinero y el petróleo.
Escuchando el discurso de estadista de nuestro presidente, que llenó de orgullo a millones de colombianos por la contundencia de sus palabras pronunciadas en el gran país del norte, confirmando que la belleza natural de Colombia estaba ensangrentada por la violencia sistemática aupada por una guerra fracasada contra las drogas que había que cambiar, las más duras pero realistas que haya articulado gobernante alguno en un escenario de esta índole, pidiendo con carácter apoyo de verdad a las potencias mundiales para librarnos de esta tragedia y de la destrucción del medio ambiente, se me vino a la cabeza en ese momento: qué tal que la intervención ante ese importante foro del mundo la hubiese hecho como presidente el imputado por corrupción Rodolfo Hernández, sin una brizna de estadista, ignorante y carente de proyecto político alguno, a quien casi eligen más de 10 millones de colombianos con doble moral solo por odio a Petro, quien hoy está demostrando ante el mundo que bien merecía con todos los honores ser presidente de la República.
Y es que esos mismos personajes de la infectada politiquería como Andrés Pastrana, que trataron de vendernos pérfidamente la idea de que para salvar la democracia había que elegir a Hernández, hoy salen a cuestionar con mala leche el histórico discurso del presidente Petro tergiversándolo en forma infame, sindicándolo de vergüenza por defender el narcotráfico frente al petróleo y al carbón, cuando en manera alguna el imponente discurso que por supuesto iba a generar controversia mundial por la forma y el sitio donde fue pronunciado defendía el narcotráfico, y que solo en la incendiaria y marrullera cabeza de Pastrana y de la oposición de jauría podía caber semejante infundio por una erguida posición que nadie puede refutar, como la que asumió el presidente Petro ante el concierto de las naciones.
Vergüenza la que hubiera hecho pasar al país Pastrana y todo el establecimiento que pretendió elegir al imputado Rodolfo como presidente para manipularlo y seguir depredando este descaecido y violento país en su beneficio, que hoy confirma con su renuncia como senador lo que estaba cantado para no tener que comparecer en juicio ante la Corte Suprema por corrupción, con el pretexto de que va a aspirar a la gobernación de Santander.
