Diario del Huila, Contexto
Por Hernán Guillermo Galindo M
Fotos José Rodrigo Montalvo
No es un secreto que la canasta familiar está saliendo más cara últimamente. Los precios andan por las nubes: la papa encareció 111% de 2020 a 2021; la carne 33%; el plátano 21,06% y las frutas frescas 24,3%, solo por mencionar algunos productos. Por eso la canasta familiar es cada día más flaca.
YanHaas, firma de investigación de mercados, reveló en un reciente informe que casi siete de cada diez colombianos aseguraron haber limitado el consumo de alguna variedad de alimentos. Consultados sobre cuáles, 20% dijo que la carne de res; 14,4%, azúcares procesados; 11,9%, comida chatarra y el 5,8%, carne de cerdo, entre otros.
En efecto, noticias inquietantes como las más de 2.000 carnicerías en riesgo de quiebra en Antioquia –según Fenalco Antioquia– muestran la difícil situación tanto para consumidores como para comerciantes. Así lo analizó el experto en temas comerciales Ignacio Franco, quien adhiere que los alimentos procesados también se ven afectados.
“Un problema adicional es que en estas circunstancias la gente tiende a explorar alternativas con tal de obtener el precio más cómodo posible, eso quiere decir que las tiendas pueden estar perdiendo clientela con la que tradicionalmente contaban”,
Diario del Huila, consultó a consumidores, a comerciantes, pequeños tenderos y vendedores de perecederos entre otros para conocer ¿Qué tanto estamos dejando de comprar o compramos en menor proporción de los productos de la canasta familiar?
“Los precios están por las nubes, toca apretarse el cinturón, uno tiene que hacer milagros para poder comer toda la semana. La carne se volvió artículo de lujo, o toca volver al chimbito, al hueso ya no se puede consumir carne de primera calidad, fácilmente una libra cuesta $18.000 pesos y eso que le estoy hablando de carne normal, no la madurada”, dice Claudia Soler una ama de casa en un mini Fruver de barrio.
“De los huevos ni hablar cuando comenzó la pandemia hace dos años, el precio de un huevo oscilaba entre $150 y $200 pesos, actualmente rebuscándose se consigue huevo a $400, pero llega a $600 y en algunos casos hasta los $800 pesos, aporta Marina López, ni medio parecido a cuando nosotros nos criamos hace 60 años, que la comida abundaba y no tocaba recatear con los precios”, añade esta señora de la tercera edad.
La ley del rebusque
Justamente, YanHaas dijo que la fidelidad de los compradores está afectada y adicionalmente la tendencia por precios cómodos va al alza. De hecho, 41% de los consumidores consultados se definió como “cazador”, es decir, tiene el precio como lo primordial y busca promociones para pagar menos.
Esa proporción supera al 31% de quienes se autopercibían como “cazadores” de precios en junio del año pasado y es la única que crece, pues los clientes “fieles” bajaron de 28% a 22%; los “prácticos” (que satisfacen su necesidad sin importar la marca que adquieran) pasaron de ser 9% a 8%; los “maximizadores” (compran varios productos en busca de calidad y precio) de 16% a 13%, mientras que los “exploradores” se mantuvieron en 16%.
Estos cambios de tendencias están derivando en una tormenta perfecta que golpea a los comercios más pequeños. “En este momento, la confianza se la están ganando las grandes superficies de cadena como los supermercados e hipermercados, en detrimento de los canales de barrio que se ven afectados posiblemente por la fluctuación constante de los precios”, describió YanHaas.
La situación se está reflejando en las perspectivas de los comerciantes. La más reciente Bitácora de Fenalco (correspondiente a enero de este año) dice que el 44% cree que la situación seguirá mejorando en los próximos meses, mientras 47% plantea que seguirá igual y un 9% que empeorará.
Este último porcentaje es el más alto desde mayo del año anterior y está motivado por las presiones inflacionarias, el precio del dólar y la incertidumbre política, entre otros.
“El alto nivel de optimismo que se respiró en el país, tanto por parte de los empresarios como de consumidores, hasta octubre, no parece sostenible el día de hoy”, expresó Fenalco
A los consumidores colombianos les está tocando convertirse en malabaristas para surtir la canasta básica de sus hogares. Por estos días, algo tienen en común las tiendas de abarrotes y las carnicerías: clientes inconformes con el precio de los víveres básicos que parecieran haberse convertido en bienes de lujo.
Ante los reproches del consumidor, el comerciante trata de explicar que a ellos también les han subido los precios, pero no valen mucho los argumentos.
El comprador mira los billetes en su mano, vuelve a preguntar a cómo queda lo que está necesitando y toma decisiones. “Hagamos una cosa —dice doña Cecilia Londoño en un local de la Plaza Minorista—, no me despache el kilo de tomates, deme una libra nada más”. Esa misma petición se replica con las papas, la cebolla, el plátano y, en general, con toda la legumbre.
Y no es un tema de percepción, la pérdida de poder adquisitivo a la que se están enfrentando los jefes de hogar en todo el país es muy real.
La consultora Raddar ya había indicado que el salario mínimo, hasta noviembre de 2021, había perdido un 2 % de su capacidad adquisitiva. Poniéndolo en términos simples, el pago rinde menos porque los comestibles vienen en una racha de aumento desde el año pasado.
Los neivanos nos contaron sobre sus experiencias en el recorte de la canasta familiar debido a los costos.
Julián Herrera- estudiante: “Los costos de la canasta familiar están por las nubes, uno no entiende el porqué de los costos tan altos, toca apoyar más al campesino, la producción interna para que se nivelen los precios”.
Foto 1 opines- Julián Herrera
Octavio Garrido-Comerciante: “La verdad es que se está notando un costo desproporcionado en los productos no solo de la canasta básica, sino que todo está al alza. Se pone uno que no sabe qué hacer, si compra arroz, no le alcanza para la carne, un huevo cuesta $600, además muchos abusan, toca apretar”.
Foto 2 opines- Octavio Garrido
Nohora Janeth – Ama de casa: “La verdad estoy inconforme, el gobierno aumento a 1 Millón de pesos el salario mínimo, pero la inflación está por encima del diez por ciento que aumentaron, entonces no sirve de nada el aumento del salario. Ya lo que se gana uno no le alcanza para subsistir, la gente está optando por consumir una comida al día”.
Foto 3- opines- Nohora Janeth
Alejandra-Estudiante de Ciencias Políticas: “Los precios de la canasta familiar se han desbordado de una manera desproporcionada desfavoreciendo a las clases más necesitadas, una libra de papa que se conseguía en $200 o $300 pesos está hasta en $800, es una situación bien difícil teniendo en cuenta que Colombia es un país con vocación agrícola”.