Diario del Huila

Semana de reflexión

Abr 6, 2023

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El Rincón de Diana

Por Diana Montes

Para quienes profesamos la religión católica, la Semana Santa es un periodo que aprovechamos para reflexionar sobre la vida y pasión de Nuestro Señor Jesucristo.

Siguiendo las enseñanzas del Antiguo Testamento, una vez al año el pueblo hebreo sacrificaba un toro en el Yom hakkippurim (Levítico 16). Éste era un sacrificio expiatorio para pedir absolución de los pecados cometidos a lo largo del año.

Basados en esta tradición, pero al mismo tiempo rompiendo con ella, para nosotros los católicos el sacrificio de Nuestro Señor Jesús en la cruz, fue el último sacrificio necesario para pedir perdón por nuestros pecados, ya que se trataba del Hijo de Dios. Dios Padre envió a la tierra a su hijo para ser sacrificado y así perdonar nuestros pecados.

Lo que nos hace cristianos es la creencia de que podemos recibir absolución divina de nuestros pecados a través de Nuestro Señor Jesucristo, siempre y cuando haya constricción y arrepentimiento de corazón. Esta ética del perdón enseñada a través del Padre Nuestro, es la columna vertebral de nuestras creencias. Reflexionar sobre estas importantes enseñanzas es el primer deber de todo buen cristiano, y más en Semana Santa.

Aparte de Dios Padre y Dios Hijo, nuestra Santísima Trinidad se completa con el Espíritu Santo, que en muchas ocasiones es dejado de lado. El Espíritu Santo es la comunidad espiritual universal que une los cristianos, tanto en la práctica como en la creencia de esta ética del perdón.

Y acá es donde quiero hacer mi pregunta central: ¿por qué Colombia es un país tan violento, si somos un país cristiano? Más del 90% del país profesa la religión cristiana (católica o no católica), y aun así somos un país que a lo largo de casi toda su historia ha estado en guerra. ¿Cómo es esto posible? En mi opinión, es porque no hemos sido buenos cristianos; solamente nos gusta el rito de la eucaristía y decir que somos cristianos para quedar bien en sociedad, pero no somos capaces de practicar las enseñanzas de nuestra religión. Si fuéramos buenos cristianos, los conflictos cotidianos no escalarían a tanta violencia; si fuéramos buenos cristianos, no seríamos indolentes ante el sufrimiento de los pobres; si fuéramos buenos cristianos, nuestra comunidad espiritual se traduciría nítidamente en una comunidad política basada en el respeto, la tolerancia y el perdón.

Por eso, ante la escalada de la violencia en Garzón (Capital Diocesana del Huila), es importante que fomentemos una cultura ciudadana basada justamente en las enseñanzas de Nuestro Señor Jesús. El buen cristiano es un magnífico modelo de buen ciudadano, y necesitamos que todos aportemos nuestro granito de arena.

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