Diario del Huila, Comunidad
Por: Hernán Guillermo Galindo
Avanza en el Congreso un proyecto que crea el Servicio Social para la Paz, una opción para que los jóvenes no sean reclutados para ir a la fuerza pública. Los neivanos se suman al debate.
Avanza en el Congreso de la Republica un proyecto de ley que constituye una opción distinta a la del servicio militar obligatorio para los jóvenes, como ha sido casi que tradicional en Colombia.
De acuerdo con el senador Iván Cepeda (Polo), uno de los defensores de esta iniciativa, la contribución social de los jóvenes no debe limitarse al uso de las armas, sino que puede expresarse de múltiples formas en los territorios y con las comunidades étnicas, diversas, rurales y urbanas.
Habla la comunidad
Diario del Huila consultó a jóvenes neivanos su opinión sobre el tema que los toca, encontrando comentarios interesantes a favor y en contra.
“En un país con tantas desigualdades como Colombia son los jóvenes de estratos 0, 1, 2, y 3 quienes principalmente prestan el servicio militar”, dijo Celiano Pérez, de la institución Santa Librada, de grado 10.
Y tiene la razón pues estudios muestran que el 99% de los conscriptos pertenece a la población más pobre del país, convirtiéndose el reclutamiento en un factor de fomento de la inequidad social.
Claudio Sánchez, estudiante de contaduría, de 23 años, que prestó servicio militar, afirma que le sirvió para enderezar su vida, le dio responsabilidad y disciplina.
Por eso, no extraña que destaque que “los jóvenes puedan escoger si prefieren ingresar a prestar el servicio en las Fuerzas Militares, la Policía, los servicios penitenciarios o en las áreas de servicio social”.
La idea del proyecto de ley en mención es darles a los jóvenes colombianos la posibilidad de prestar un servicio alternativo al militar e implementar el servicio social para la paz, en temas tales como servicios sanitarios, sociales o educativos, conservación del medio ambiente, derechos humanos, mejora del medio rural, protección de la naturaleza, entre otros.
“Lo importante es permitir que los jóvenes puedan escoger entre distintas opciones de vida y con ello se fortalece el sentido de pertenencia nacional y se promueve la construcción de la paz nacional”, manifestó Pancracio Rojas, pensionado de la Caja Agraria, que prestó servicio en la escuela Miguel Antonio Caro, en Bogotá.
En la misma orilla está Lucila Ospina, madre de familia, con cuatro hijos, dos de los cuales han sido reclutado y regresado a casa sin problemas.
Responde que lo importante, “y lo digo por experiencia”, es que los colombianos no estén obligados a ir a la guerra, “que puedan prestar un servicio social para promover la construcción de paz, los derechos humanos y la profundización del respeto, del civismo y la urbanidad, que ya se ha perdido en la juventud”.
Mario Cifuentes, estudiante de grado 11 del colegio Salesiano, dijo que “por ningún motivo se debería permitir a la fuerza pública realizar detenciones ni operativos sorpresa para coger a muchachos desprevenidos que por una u otra razón válida no se hubieran presentado o prestado el servicio militar. Se de amigos que ese tema les da mucho miedo. No quiere la violencia ni ir al monte”.
Y agrega el futuro abogado que la idea sería conciliar la mejor opción para los jóvenes, ampliando la participación juvenil y diversificar las opciones para que cumplan con sus deberes ciudadanos.
Actualmente, en cerca de 50 países el servicio militar obligatorio no existe, y en otros 30 establecieron el servicio militar alternativo, con entrenamiento sin armas, o por periodos de tiempo menores a un año, como es el caso de Estonia, Finlandia, Austria y Dinamarca, entre otros.
La otra opinión
También hay personas que no ven adecuado el cambio y consideran que el servicio militar obligatorio debe quedarse tal como está.
Luis Eduardo Díaz, padre de familia de tres hombres, advirtió es inconveniente hacer modificaciones, cuando el país necesita de sus jóvenes y muchos maduran en la milicia.
“Me parece que que se desconocen no solo los objetivos superiores que guían el servicio militar y la necesidad imperiosa para Colombia de seguir contando con sus soldados, sino que subestima todas las actividades complementarias de índole social, ambiental y otras que resultan valiosas para las comunidades y que son realizadas por los soldados”, destacó el hombre de 47 años, que estuvo en el Ejército en Tolemaida, mientras descansa en una banca en el Parque Santander.
Celso Morón respondió que llevaría al abandono paulatino de las filas de la Fuerza Pública, poniendo en serias dificultades a las instituciones encargadas de garantizar la seguridad, la soberanía e instituciones de Colombia. Y también a quedar a manos de la guerrilla y de los delincuentes.
Miguel Paleta, egresado de la Academia José María Anzoátegui, opinó que “el problema no es que se cree un servicio social, sino que a través de ese servicio social pretenda debilitarse directamente el servicio militar obligatorio, equiparando a quienes realicen un servicio social con quienes asumen los rigores y sacrificios propios del servicio militar, a través del reconocimiento de iguales derechos. Eso no está bien. No me parece”.
La conclusión que queda es que en lugar de plantear servicio social versus servicio militar es considerar que no se debe propender la eliminación del servicio militar. Se debe es buscar su fortalecimiento y especialización.
La idea es acabar los cuestionamientos que han caído sobre la figura del servicio militar con la necesidad de mantener jóvenes en sus filas y diversificar las opciones para que los jóvenes cumplan con sus deberes ciudadanos, armonizando y dando coherencia a los servicios sociales actualmente existentes.
Opines
Alfredo León –Para este enfermero en una de las clínicas de la ciudad la nueva posibilidad le parece positiva ya que deja de un lado la obligación de prestar el servicio militar y de otro los jóvenes pueden optar por lo social que harta falta hace en el país.
Briden Mendoza- Es trabajador de la salud y piensa que la decisión debe ser de los jóvenes y con esta ley podrán tener una opción distinta a la que tener que irse a las guarniciones militares, en muchos casos no por propia voluntad, sino por que toca.
Fernando Perdúz- Por el contrario, Fernando si piensa que lo mejor es que los jóvenes paguen servicio militar obligatorio, eso los forma para la vida, les da carácter y determinación. Aunque no prestó servicio, dice que le gustaría haberlo hecho.
Diego Soto- Este estudiante de Educación física cree que muchos hombres se sienten mal que sea obligatorio y con la ley del servicio social como alternativa les brinda la posibilidad de no sentir esa presión y decidirse por lo social.