Por fin ha terminado una etapa crucial para la democracia colombiana, por la absurda polarización política, a que se vio sometida la sociedad colombiana, producto de la aplicación incoherente de los instrumentos de la política macroeconómica del actual gobierno nacional y que le ha pasado factura de cobro al candidato Federico Gutiérrez Zuluaga, quien quedó por fuera de la posibilidad de disputar la presidencia de la República el próximo 19 de junio. Los ganadores de estas justas electorales fueron Gustavo Petro Urrego y el ingeniero Rodolfo Hernández Suárez. Esta casa editorial lo planteó con antelación hace 15 días, cuando empezaron a visualizar el crecimiento exponencial que tuvo en los diferentes sondeos de opinión, al ubicarlo de tercero en las encuestas.
Inclusive afirmábamos que el liderazgo permanente de Gustavo Petro implicaba necesariamente que tenía asegurado el triunfo de esta primera vuelta, pero que al Ingeniero Hernández no lo podíamos sacar del radar político, dado el respaldo popular que se mostraba en los diferentes escenarios de la vida pública nacional. En el último boletín 31 promulgado por la Registraduría Nacional del Estado Civil, el candidato ganador obtuvo una votación de 8.520.444 votos (40,34%), Rodolfo Hernández Suárez tuvo 5.950.301 sufragios (28,17%), Federico Gutiérrez Zuluaga obtuvo 5.043.940 votos (23,887%), Sergio Fajardo con 887.267 votos (4,20%), Jhon Milton Rodríguez obtuvo 274.081 votos (1,29%) y Enrique Gómez Martínez obtuvo 50.464 votos (0,23%), para un total de 21.392.423 votantes. Se presentó una obtención del 45,16%.
De acuerdo con los guarismos anteriores, se puede inferir que Rodolfo Hernández Suárez, podría convertirse en el nuevo primer mandatario de los colombianos si todos los demás candidatos perdedores se llegasen a unir a la candidatura de Hernández. Esto está para alquilar balcones. Serán tres semanas de intensas reuniones para lograr con su objetivo. Nada está escrito.
El candidato que gane tendrá grandes retos. Deberá ocuparse a partir del próximo 7 de agosto, para liderar cambios estructurales que conduzcan a mejorar el bienestar general de los colombianos. Los partidos deben contribuir para que se puedan implementar reformas estructurales con el fin de ser más competitivos, garantizar una mejor educación para los colombianos, poner al servicio una mejor salud pública, diseñar un mejoramiento integral del sector agropecuario, reformar el sistema de pensiones para que las finanzas públicas descansen de su presión fiscal, modernizar el sistema de pagos del sector financiero, medidas de fondo para contrarrestar el abultado déficit fiscal de la Nación, diseñar una política de seguridad alimentaria que le ponga oficio al campo, armar una nueva oferta exportable, atraer o seducir inversionistas locales y extranjeros y garantizarles seguridad jurídica, mejorar la conectividad, desarrollar la infraestructura tecnológica, lograr una menor dependencia del petróleo, entre otros temas tendientes a mejorar la calidad de vida de toda la sociedad colombiana.
