DIARIO DEL HUILA, EL BOTALÓN
Por: Yorman Daniel Liscano Galindo
Estudiante de Teología del Seminario Mayor San Esteban de Neiva
Una ciencia sin ética es inhumana. El científico de la vida humana, debe respetar la ley natural y el proceso propio de la gestación. La ciencia debe buscar la calidad de vida y en ese sentido ayudar a la madre gestante para que esté rodeada de todos los cuidados médicos y la creatura que está creciendo en su vientre, pueda tener un desarrollo óptimo, para que se dé un parto saludable.
El pasado martes 05 de abril, se vivió un momento de encuentro en la tertulia el Botalón. Monseñor Froilán Casas Ortiz, Obispo de Neiva y contertulio, fue el encargado de desarrollar la temática propuesta sobre “la Bioética”. Este término fue acuñado en 1970 por Van Rensselaer Potter (1911-2001), que fue un bioquímico dedicado a la investigación oncológica. Este investigador publicó en aquel año un artículo titulado: “Bioethics: The science of survival” (Bioética, la ciencia de la sobrevivencia) y un año más tarde su libro: “Bioethics: Bridge to the Future” (Bioética, Puente al futuro). En estas obras argumentaba la necesidad de crear una nueva disciplina que uniera la biología, la medicina y la ecología con el estudio de los valores, para contribuir al futuro de la especie humana.
En la conferencia se hizo mención a la reciente decisión tomada por la Corte Constitucional sobre la despenalización del aborto o la llamada por la misma “interrupción voluntaria del embarazo” hasta la semana veinticuatro de gestación (sexto mes). Declaró que las personas gestantes podrán acceder a la interrupción voluntaria del embarazo de acuerdo con las causales ya dispuestas en el año 2006, a saber: cuando existe peligro para la salud física o mental de la mujer; cuando exista grave malformación del feto que haga inviable su vida extrauterina y en caso de acceso carnal violento, transferencia de óvulo fecundado o inseminación artificial no consentida). Es relevante resaltar que en el sexto mes de gestación el bebé ya podrá percibir sabores por medio del líquido amniótico, sus órganos sensoriales ya estarán desarrollados, llega a pesar más de medio kilo y midiendo aproximadamente 32 centímetros, reflejando el avance biológico en el proceso de gestación.
También se hizo mención a algunos principios de la moral cristiana. La vida humana comienza desde el momento mismo de la concepción, es decir, desde el cigoto; es entonces cuando se da inicio a la vida humana; el espermatozoide fecundó al óvulo y a partir de este momento ya cuenta con un estatuto biológico propio, independiente de la madre.
Hay una tendencia cultural a buscar “el hijo perfecto”. En esta búsqueda de una “humanidad perfecta”, el ser humano puede caer en malformaciones que pueden anular el proceso natural de gestación. Teniendo en cuenta que el embrión humano tiene identidad propia, experimentar con el mismo es llevar a muchos de ellos al “cadalso”. El embrión es ya vida humana. Manipular su proceso, es jugar con la vida y por ende, con el Creador. Una ciencia sin ética es inhumana. El científico de la vida humana, debe respetar la ley natural y el proceso propio de la gestación. La ciencia debe buscar la calidad de vida y en ese sentido ayudar a la madre gestante para que esté rodeada de todos los cuidados médicos y la creatura que está creciendo en su vientre, pueda tener un desarrollo óptimo, para que se dé un parto saludable. El cuidado con la madre gestante y el niño es una obligación del Estado y de toda la sociedad. La ciencia médica tiene como cometido, siguiendo el juramento hipocrático, defender la vida. No se puede caer en una “purificación de la raza humana”, matando al niño por alguna malformación. Infortunadamente esto no es nada nuevo en la historia de la humanidad. Ya los espartanos despeñaban a los niños en el conocido monte Taigeto. El Nacional Socialismo de Hitler buscaba de una manera soberbia una raza aria pura y las excentricidades del poder llevaron a cometer el peor genocidio que conozca la historia. La ciencia debe luchar contra las malformaciones que haya en el proceso de gestación y, además, debe prevenirlas pero no matar al malformado. Toda vida humana es digna de respeto, el hombre no es dueño de la vida humana, el único dueño de la vida es Dios. No cabe duda que la ciencia ha dado avances en términos de calidad de vida y es loable la investigación que haga el científico, para que tengamos una humanidad cada día con mejor calidad de vida. La ciencia y la investigación sobre la vida humana, deben centrarse dentro de un marco ético, defendiendo principios fundamentales, como el respeto a la vida humana desde el momento mismo de la fecundación, e incluso antes de ella para que tengamos una humanidad con menos enfermedades y menos secuelas patológicas.
Conviene anotar que las intervenciones desarrolladas durante la tertulia, mostraron un sano pluralismo y un gran respeto por la vida en gestación. El tema no se agotó y se buscarán otros momentos para profundizar interesantes aspectos de Bioética, que apunten a responder distintos cuestionamientos de la vida humana en gestación.
Otro tema expuesto por Monseñor Froilán Casas Ortiz fue el de la Eutanasia que cae en el mismo concepto de la Bioética. Nadie es dueño de la vida excepto el Señor. Esa es la posición de la iglesia y el expositor fue muy claro en respetar todos los argumentos apuntando que los principios no se negocian.