Muy controvertidas han sido algunas iniciativas del gobierno nacional, que buscan debilitar el accionar de las Fuerzas Militares y de la Fuerza Pública, que han generado preocupación entre los diferentes actores de la opinión pública, dado el incremento de actos delincuenciales en algunas regiones del país. Así quieran enfocar, tales iniciales gubernamentales, para propiciar las condiciones de buscar la paz total, los eventos sucedidos recientemente como el aumento de las invasiones de tierra, masacres, descuartizados, inseguridad ciudadana, aumento del narcotráfico, entre otros, que están generando un proceso de incertidumbre en las familias colombianas. Hay que reconocer la buena intencionalidad del presidente Petro en la búsqueda de soluciones definitivas a la paz en Colombia. Pero respetuosamente, consideramos que esa no es la vía correcta, dados los niveles agresivos y la violencia que han venido acentuándose desde periodos presidenciales anteriores cuyo accionar ha sido ineficaz para buscar la tranquilidad y el bienestar que merecen las familias colombianas. No se puede debilitar el accionar de estas instituciones. No se puede bajar la guardia.
Con estos hechos, la historia nos dará la razón durante los próximos años. No queremos con estas expresiones, generar pánico. Pero la realidad social, económica y política nos genera desconfianza. Mientras no acabemos el hambre y disminuyamos las inequidades sociales, es muy difícil encontrar la paz nacional. Las alteraciones del orden público están reflejando dicho panorama violento. No es en contra de las políticas gubernamentales, ni estamos en oposición. Debemos rodear al presidente Petro para que vaya bien, porque así le va bien al país.
Igualmente, el proyecto de Ley que recientemente presentara a consideración del Congreso de la República, para la creación del servicio social para la paz como alternativa al servicio militar obligatorio. La idea, en caso de que el Congreso lo apruebe, es que se implemente de manera gradual, que tenga una duración de 12 meses y una remuneración. Y se podría prestar mediante un servicio social en aspectos como alfabetización digital en zonas rurales o urbanas, trabajo con víctimas del conflicto armado, refrendación y cumplimiento de acuerdos de paz, promoción de la política pública de paz, o protección de la naturaleza y la biodiversidad.
Lo anterior, puede generar una disminución para que las nuevas generaciones puedan ingresar a pagar el servicio militar obligatorio a las Fuerzas Militares del país, en medio del mayor conflicto armado que viven algunas regiones del país. No podemos tapar con un dedo, la luz del sol. Es la realidad latente que vivimos. No se puede promover el desmonte progresivo del servicio militar obligatorio. En ningún país del mundo ocurre esto. Estas labores, ya las están realizando estos contingentes, que permanente apoyan con su seguridad a las comunidades, y que paralelamente desarrollan las actividades que plantea la iniciativa del ejecutivo.
