De acuerdo con estadísticas nacionales, aproximadamente el 37 % de niños y adolescentes abandonan la escuela por efectuar otras labores.
DIARIO DEL HUILA, NEIVA
Por: Angélica Andrade
Pese a los esfuerzos locales para garantizar el cabal cumplimiento de los derechos fundamentales de los niños, niñas, jóvenes y adolescentes, las cifras a nivel nacional mantienen encendidas las alarmas debido a la deserción escolar que ha aumentado significativamente en el país, sumado a esto, se estima que casi el 20 % de los menores de edad no tienen acceso a la formación escolar básica por razones geográficas, económicas o sociales.
En cuanto a los conceptos universales el trabajo infantil es reconocido por Unicef como una violación a los derechos de niñas, niños y adolescentes que impide el normal y correcto proceso de desarrollo, llevando a la generación de condiciones físicas, locativas y ambientales, entre otras, que ponen en riesgo el goce efectivo de sus derechos.
En lo que respecta a la normativa nacional, el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar, encargado de fortalecer la familia y proteger al menor de edad en todas sus dimensiones, determina como trabajo infantil el que realizan los menores de 15 años, el que ejercen jóvenes con edades entre los 15 y 18 años, que ejecutan labores calificadas peligrosas o nocivas, según reza la Resolución 1796 del 2018, expedida por el Ministerio de Trabajo “La edad mínima de admisión al trabajo es 15 años, previa autorización del Inspector de Trabajo o el ente territorial local; igualmente, estos adolescentes autorizados a trabajar tienen derecho a la formación y especialización que los habilite para ejercer libremente una ocupación, arte, oficio o profesión y a recibirla durante el ejercicio de su actividad laboral” y/o la realización de acciones laborales asociadas a los quehaceres de la casa que superen las 15 horas por semana.
En este sentido, expertos en legislación infantil explican que si una niña, un niño o un adolescente se encarga de actividades domésticas y labores al interior del hogar de manera cotidiana, sin descanso y durante 60 minutos diarios mientras sus padres, madres o cuidadores se encuentran trabajando, se considera que están en situación de trabajo infantil ampliado, entendido como la inclusión del encierro intramural que reconoce el desarrollo de labores domésticas, asumiendo responsabilidades propias de los adultos entre las que se encuentran el cuidado de los hermanos, adultos mayores, personas con discapacidad u otras actividades.
Sobre esta modalidad de trabajo infantil se ha mencionado en diferentes escenarios, que está custodiada del encierro de las niñas, los niños y adolescentes, mientras sus padres, madres o cuidadores están en jornadas laborales, a estas se suman el adelanto de diligencias o acompañamiento a los adultos en ventas ambulantes, mototaxismo, ventas o cargas en plazas de mercado, tiendas, talleres de mecánica, lavaderos de carro y/o recolección de material con fines de reciclaje.
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Estrategias en el Huila
Ante la evidente situación por la que atraviesa el país en materia de trabajo infantil, Claudia Marcela Maya Perdomo, jefe de la oficina para la Mujer, la Infancia, la Adolescencia y Asuntos Sociales del departamento del Huila hizo referencia a las estrategias que se vienen desarrollando a fin de mitigar el impacto que genera dicha problemática.
“Partiendo del hecho de que el trabajo infantil es una de las formas de violencia que enfrentan los niños, niñas y algunos adolescentes, la gobernación del Huila viene desarrollando a través de la oficina de asuntos sociales unas estrategias específicas para trabajar de mano de los comerciantes, denominada ´No robes mis sueños con trabajo infantil´ que está encaminada precisamente a darle a conocer a los comerciantes y a quienes empleen menores de edad cuáles son esas faltas en las que están incurriendo en caso de hacerlo. También es necesario aclarar que, de acuerdo con la normativa legal vigente en Colombia, existe la posibilidad de que los adolescentes mayores de 15 años puedan también ejercer esta labor, pero lo que nosotros procuramos es precisamente que se den las garantías que establece la norma para que estos jóvenes puedan trabajar”.
A su vez, la funcionaria indicó que ha sido una necesidad analizar con mayor profundidad el tema, ya que han evidenciado casos en los que algunos niños, niñas o adolescentes son obligados a tener trabajos en razón, posiblemente, de la situación que viven las familias y lo relacionado con los ingresos.
“Para esta problemática lo que hacemos es tratar de vincular a estos padres que de alguna u otra manera han manifestado no tener alguna oportunidad con estas redes de trabajo que ofrecen en el municipio de Neiva, como lo es a través de otras instituciones como la alcaldía y su centro de empleabilidad. Así mismo, hemos visto casos en los cuales la presencia de los niños en labores de trabajo que requiere un significativo esfuerzo físico”.
Las cifras
En concordancia con las cifras presentadas por el Departamento Administrativo Nacional de Estadística, DANE, entre octubre y diciembre de 2022 a nivel nacional, el total de personas pertenecientes al rango de edad entre los 5 y 17 años representó el 21,2% de la población total, del cual, el 51,1% correspondió a hombres y el 48,9% a mujeres.
Para el caso de la población que trabaja se estableció que, de los niños, niñas y jóvenes con edades entre los 5 y 17 años, 369 mil trabajan en diferentes labores que incluyen oficios domésticos y ventas. En lo que confiere a la localización, el 55,6 % de la mencionada población se halla localizada en centros poblados y rural disperso (206 mil personas) y el 44,4% en cabeceras (164 mil personas).
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En el referenciado periodo objeto de estudio, “el 69,5% de la población de 5 a 17 años que se encontraba trabajando eran hombres (257 mil personas) y el 30,5% eran mujeres (113 mil personas). Por rangos de edad, la mayor concentración de niños, niñas y adolescentes que trabajan, se presentó en el rango de 15 a 17 años con 70,1%, mientras que la población de 5 a 14 años fue el 29,9%”, dio a conocer el DANE.
Finalmente, la dependencia indica que les hace seguimiento periódico a los indicadores de trabajo infantil, a través de un módulo específico que hace parte de la Gran Encuesta Integrada de Hogares, cuyo fin es “Informar sobre las características de la población entre los 5 y los 17 años, su situación
escolar y la magnitud del trabajo infantil, presentando resultados para el total nacional correspondientes al trimestre octubre – diciembre de cada año a partir de 2012”.
Derecho al “no trabajo infantil
La agencia de la Organización de las Naciones Unidas con sede en Nueva York, denominada Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia, Unicef, por sus siglas en inglés, declara en el derecho 32 que todos los niños, niñas y adolescentes del mundo, tienen derecho a “estar protegidos contra la explotación económica por parte de otra persona” y que cualquier labor que pueda representar peligro, perjudicar la salud mental, física y emocional o impedir la educación es considerada una violación del mandato.
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“No puedes trabajar hasta que no cumplas una edad mínima. En Colombia sólo están autorizados para trabajar los adolescentes mayores de 15 años, bajo reglas claras sobre horario y otras condiciones de trabajo”, menciona Unicef Colombia, reiterando que en Colombia el trabajo infantil es una situación heterogénea, persistente, consistente y compleja que repercute en la generación de consecuencias a nivel social, educativo y económico: “Los NNA obligados a realizar diferentes actividades productivas ven obstaculizado su proceso educativo y por lo tanto su desarrollo normal a nivel físico, emocional y social”, concluye en su comunicado.
Caso
Con el fin de conocer acerca de los motivos por los que algunos menores trabajan y cuánto pueden recibir por sus labores, se indagó sobre el caso de Nataly, una joven de 16 años que trabaja como mesera y oficios varios en una reconocida venta de empanadas, quien comentó que: “Yo trabajo el martes y miércoles de 5 p.m. a 10 p.m. y los domingos de 11 a.m. a 5 p.m. porque en las mañanas estudio. Lo que me pagan en este trabajo es para ayudar con mis gastos y yo sigo estudiando para salir adelante, estoy haciendo décimo. Acá me pagan 40 mil pesos por el turno más lo que la gente quiera dar de propinas. Yo misma escogí esos días y esos horarios porque me queda más fácil para ir a estudiar y poder hacer las tareas o trabajos que me dejan, pero sí, pienso seguir adelante y me va bien en el colegio. También ayudo a mi mamá los sábados por la mañana con la venta de pollos que tiene, yo hago las cuentas y despacho según van a comprar”.
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