“No abandonen la ruta del incendio,
no mientras arda algo,
no mientras tengan cuerpo”
PALA
Hoy escribo esta columna desde la desesperanza, el dolor, la incertidumbre y el enojo; hoy
somos víctimas de la arrogancia, ineptitud, crueldad y sed de poder de los gobernantes del
país; hoy han puesto al pueblo en contra del mismo pueblo, policías que asesinan jóvenes
manifestantes, jóvenes que incendian y atacan edificios públicos y particulares; el uso
desmedido del aparato militar contra las comunidades de Soacha en Bogotá y Siloe en
Cali, aquellas mismas comunidades que fueron asesinadas con la política de los falsos
positivos de Uribe y Santos, aquellas comunidades sin futuro ni esperanza que en un año
de pandemia han perdido lo último que les quedaba, la esperanza. Por eso se han volcado
a las calles sin importar el contagio del coronavirus, así como muchos otros colombianos
afectados por el hambre, el desempleo y la corrupción estatal.
Hoy Duque sigue siendo sordo y ciego ante la catástrofe que se está viviendo, solo
mantiene sus oídos en dirección a su mentor, aquel que solo piensa en guerra, Castro-
chavismo, terrorismo y ahora en revolución molecular; aquel anciano que solo destila
odio, rencor y muerte.
Hoy Colombia necesita un verdadero líder, sensato, conciliador que conozca
verdaderamente el país, hoy Colombia necesita de un presidente que escuche el sentir de
la desesperanza de la gran mayoría de los colombianos, no alguien que busca asfixiarlos
con una reforma tributaria y con la represión de las fuerzas armadas.
Hoy presidente Duque usted tiene la oportunidad de pasar a la historia como alguien que
le dio un nuevo rumbo a Colombia o ser recordado como un genocida, egocéntrico y
dictador.