Diario del Huila, Historia
Por: Juan Manuel Macías Medina
Al llegar a su vivienda en el barrio Los Mártires, de inmediato se percibe la abnegada tradición sampedrina de don Ambrosio Hueje, un hombre de 90 años de edad al que solo le basta recostarse en su silla mecedora y cerrar los ojos por un instante, para recordar a detalle cómo iniciaron las festividades del San Pedro en el Huila.
Los Hueje son tradición, no existe miembro de la familia que no haya cantado, interpretado o bailado las notas del Sanjuanero Huilense en algún momento de sus vidas. Todos tienen algo que ver con las festividades huilenses, tanto así, que ni la pandemia los detuvo, pues se las ingeniaron para no perder la costumbre y poder realizar el ‘sampedrito’ en la casa, mientras el covid azotaba fuertemente al país.
Las tradiciones en el campo
Hace cerca de 70 años, antes de iniciar las fiestas oficiales del San Pedro en el Huila, el campo ya había se había adelantado. En las recónditas fincas del departamento, se celebraban parrandones que indicaban el inicio de la temporada sampedrina. Nadie mejor que don Ambrosio Hueje, para detallar lo que ocurría en el campo huilense hace más de siete décadas.
“Cuando se terminaban las labores del campo, siempre en la finca donde yo estaba se destapaba una botella de aguardiente y se armaba una parranda con la murga de tiple, bandola y guitarra. El día de San Juan iniciaba con el almuerzo, si se había matado marrano mucho mejor, pero lo que no podía faltar era el traguito. Mientras todo eso pasaba, los que estaban reunidos iban hablando sobre el trabajo en la finca”, contó.
Las fiestas continuaban, mientras en la ciudad no era común la celebración de los días previos al de San Pedro, en las fincas del departamento don Ambrosio seguía interpretando la bandola, misma que años después lo llevó a participar en importantes concursos con personalidades reconocidas de la música folclórica local.
“Ya el 25 era el día de San Juanito, el 26 San Eloy, el 27 San Eloicito y hasta que llegara el 29 que era el día de San Pedro. Los bailes y la parranda eran de todos los días, todo era muy familiar, se invitaban las personas allegadas, todos estaban como a la espera de la llegada del San Pedro”, recordó el conservado adulto mayor
Cuando a don Ambrosio se le escapa un detalle, su hijo Carlos le tira una pista. Fácil es llegar a la conclusión que además de ser su hijo, es su biógrafo personal. Don Ambrosio vuelve a recostarse en la mecedora, cierra los ojos, y detalla nuevamente con habilidad impresionante la fecha de la oficialización del San Pedro y el nombre completo de la primera reina del bambuco.
“En 1961 se oficializaron las fiestas del San Pedro y comenzaron a haber desfiles y la coronación de las reinas, la primera reina que hubo se llamó Luz Cucalón García. Para ese tiempo las comparsas y las agrupaciones que participaban se organizaban con varias semanas de anterioridad, se organizaban por barrios, cada grupo representaba un barrio”, agregó.
El tren de la alegría
“Esto lo recuerdo mucho”, dice don Ambrosio antes de comenzar a contar la pintoresca escena de cuando arribaba el ‘Tren de la Alegría’ a Neiva, como le habían denominado al viaje lleno de huilenses y personas de otras regiones, que no querían perderse el día de San Pedro. Esta vez no tuvo necesidad ni de recostarse ni de cerrar los ojos, comentó como si hubiese estado hace un mes en la Estación del Ferrocarril presenciando tan particular evento.
“Algo que era muy famoso era la llegada del tren de la alegría, yo me acuerdo mucho porque llegaba unos días antes de San Pedro, más o menos el 27 o 28 de junio. En ese tiempo todavía existía el ferrocarril de Bogotá – Neiva y a ese viaje lo bautizaron como el tren de la alegría porque venían turistas y huilenses que vivían en Bogotá y se armaba la fiesta con la llegada de ese viaje. Había parrandas muy grandes por la llegada del tren de la alegría, era el recibimiento de los huilenses a los turistas.
“Era muy chévere porque se montaban en la Estación de la Sabana y llegaban a la Estación del Ferrocarril y ese tren era un festival completo. Recuerdo mucho que las personas que llegaban de Bogotá vestían muy bien y los huilenses los recibíamos como si vinieran de otro país, pero no, venían de Bogotá y uno era feliz allá en la Estación del tren”, dice mientras él, su hijo y otra reconocida persona que los acompañaba, se reían a carcajadas.
Los desfiles hace 60 años
Con destreza inigualable, don Ambrosio Hueje comenzó a nombrar y señalar con exactitud una a una las calles por donde solían pasar los desfiles de San Pedro hace 60 años.
“Los desfiles iniciaban en donde quedaba el aeropuerto, hoy está el round point de la Cruz Roja, se venían las carrosas y las reinas por toda la carrera Quinta y volteaban por la carrera Séptima pasando por el frente de la Catedral hasta llegar al Parque Infantil, hoy se llama Parque de la Música. Uno salía a la calle y sabía que había llegado el día de San Pedro, era impresionante”, relató.
Un homenaje al Magdalena
El río Magdalena era navegable y se había convertido en una de las principales fuentes económicas de la región, por tal motivo, los pobladores de la época decidieron homenajearlo haciendo que las reinas transitaran por él, por eso se programó el desfile acuático. Don Ambrosio también recuerda el tema y no tuvo dificultad para recordarlo.
“Casi siempre desde que se oficializaron las fiestas de San Pedro, estaba programado el desfile acuático. Ese desfile arrancaba en la zona de Carpeta, cerca de Bavaria, y llegaba al puerto Las Damas o a otros puntos que quedaban ya acá cerca al centro. Las reinas llegaban ahí, se bajaban y se montaban en unos Willis hasta llegar al Hotel Plaza”, señaló con cautivante lucidez.
Concursos musicales
Aunque es un amplio conocedor de las fiestas sampedrinas, su especialidad es la música, pues interpretaba la bandola y se subía a las tarimas con personalidades que marcaron un hito en la música de la región. Esta vez, si fue necesario que su hijo sacara una arrugada fotografía de su álbum y le señalara con el dedo cada uno de los personajes que lo acompañaban en aquella época. Con dificultad, don Ambrosio recordó a sus viejos compañeros.
“Los concursos se organizaron también con el inicio oficial del San Pedro en el 61, eran concursos de composición e interpretación. Yo participé en concursos de interpretación con grupos como Brisas del Magdalena, Cantares del Huila, y demás, esos concursos se realizaban en el Teatro Bolívar, que fue donde iniciaron, con personajes como Jesús Reina, el ‘Papi’ Tovar, Vicente Romero, Fabio Echeverry, Fidel Lavao y otros. Era música buena y los que iban eran personas con reconocimiento. La tradición del San Pedro se basaba en la música, le poníamos mucho sentimiento a interpretar la música campesina”, sostuvo.
Se desvanece el folclor
Las carcajadas y los buenos recuerdos se fueron desvaneciendo cuando pregunté por las fiestas de ahora. Aunque dice que es normal que las tradiciones cambien, reconoce que es necesario que se conserve la cultura. Hoy, don Ambrosio ya no sale a los desfiles y sabe muy bien que nada es como antes.
“En ese tiempo era común ver personalidades del departamento del Huila involucrarse con el pueblo que asistía a los eventos. Hoy hay muchas cosas que no permiten que uno salga a los desfiles, se expone uno mucho a que lo roben a uno y además lo transmiten por televisión, no es que no quiera asistir, es que hay muchas cosas que no lo dejan a uno. El folclor debe conservarse, desafortunadamente hay tradiciones que se están perdiendo poco a poco. Se debe inculcar la tradición por medio de programas en los colegios, en las escuelas y los mismos padres deben enseñarle el folclor huilense para que no se pierda”, concluyó.
Su casa por la carrera 12 en el tradicional barrio Los Mártires, es quizá, uno de los pocos sitios donde se puede devolver el tiempo para volver a escuchar las rajaleñas, las buenas historias y la música campesina que desde hace 80 años interpreta don Ambrosio. Ya pasan las reinas, mucho menos las comparsas, ni las canoas por el rio.
Lo que anhela la familia Hueje y muchos otros huilenses de cepa, es que el Covid y las nuevas tradiciones, no se conviertan la excusa perfecta para erradicar la cultura que durante décadas, los abuelos trataron de inculcar.