DIARIO DEL HUILA, ANÁLISIS
Por: Hernán Galindo
La lucha contra la obesidad infantil se ha convertido en una preocupación mundial y Colombia no se ha quedado atrás. En los últimos 40 años el número de niños con sobrepeso se ha multiplicado por diez y cada año causa miles de muertes en el país por enfermedades asociadas, indica la médica dietista neivana, Lucila Parra.
Por eso, ella es una de quienes destaca que el Congreso de la República haya aprobado el proyecto de ley que regula el consumo de ciertos artículos clasificados como comida chatarra. “Con esta iniciativa se busca que los comensales tengan claridad en la información suministrada de los productos, protegiendo la salud de los mismos”, explicó.
Las restricciones
Significa que cereales, gaseosas, sopas en cajas, jamones y salchichas serán sólo algunos de los productos que de ahora en adelante tendrán en la parte frontal de su empaque la advertencia de exceso de azúcar, sodio o grasas, nutrientes nocivos para la salud, en altos porcentajes.
“El objetivo es reducir la ingesta de alimentos ultraprocesados y dar información al consumidor sobre lo que se lleva a la boca cada vez que come o bebe”, explica la especialista.
Y agrega que debido a su labor de años puede dar constancia de que los niños son los principales destinatarios de los contenidos publicitarios de productos de consumo masivo, con una exposición que duplica la de los adultos.
Según la perspectiva de la nutricionista, es “urgente que se promueva la información veraz acerca del contenido de este tipo de comidas”. A su vez, dijo que mediante la aprobación de esta ley se logrará que los consumidores puedan “tomar una decisión” sobre los alimentos que ingieren.
Carlos Torres, repartidor de una de las marcas de empaque de fritos que hay en el mercado de Neiva, dice estar de acuerdo con la medida, pero destaca que existe un error de fondo al asumir que la causa del sobrepeso radica principalmente en el consumo de alimentos industrializados.
“Se olvida y no se tiene en cuenta que son más los orígenes de la obesidad, de la gordura, de la mala condición física de las personas. Debemos aceptar que los neivanos poco hacemos deporte, dieta, nos come el sedentarismo, también tiene que ver el nivel socioeconómico para comprar comida conveniente”.
Sobre el tema le preguntamos a Marta Ordóñez, con un puesto de venta de ‘ricuras’ junto al Teatro Pigoanza, por qué cree la gente consume productos que sabe o le han informado tiene pocos valores nutricionales o son muy bajos, como dulces, chocolatinas, papas, chitos…
“Porque el deleite y la explosión de sabores que experimentan los comensales están en estas comidas. Les llama la atención el dulce, la sal, lo práctico del empaque y comer rápido el contenido. Yo creo que el problema es exceder su consumo. Yo a mis hijos los dejo comer papas fritas, pero medido, muy medido”, responde, convencida, mientras atiende unos clientes.
De acuerdo con el médico Fabián Vanegas, un gran porcentaje de la población mundial padece obesidad. También pueden desencadenarse otras alteraciones como problemas cardiacos, de circulación, hipertensión, envejecimiento prematuro, e incluso puede llegar a asociarse con algunos tipos de cáncer.
“Por eso, esta es una medida a la que ya se han adaptado en otros países como Chile, México, Uruguay, Perú, y Argentina. Bienvenida a Colombia”, manifestó.
Frente a este panorama también se pronuncian otros profesionales de la salud consultados, quienes están de acuerdo con la medida y celebran que en los últimos tiempos en casas y colegios ha aumentado la preocupación por el “desmedido” consumo de la comida chatarra, lo que a mediano o largo plazo, según manifiestan, podría representar un riesgo para la salud pública.
“Mire usted la gordura de mucha gente en Estados Unidos, país del que copiamos todo, hasta los malos hábitos alimenticios, basado en comidas rápidas, chatarra, gaseosas, bebidas y comidas azucaradas”, señala Ligia Arévalo.
“La comida chatarra es un tipo de comida que contiene un elevado concentrado de grasas, calorías, azúcares agregados altos en colesterol. A su vez tienen una gran cantidad de aditivos, cuya función es mejorar ya sea el aspecto, textura, color o sabor de los alimentos”, explicó la nutricionista Ibón Berbesí.
Los alimentos ultraprocesados contienen conservantes artificiales, por tanto, su estado original está modificado.
“Son los alimentos aptos para el consumo inmediato que deben someterse a un alto nivel de procesamiento. Son muy comunes los refrescos, gaseosas, galletas, sopas instantáneas, Nuggets, salchichas, salsas”, indicó la profesional.
Y es que estas sustancias de alguna manera alteran el sistema metabólico si se ingieren en unas cantidades elevadas, porque “todo en exceso puede perjudicar directamente la salud”, dice un aparte del texto del proyecto aprobado por el Legislativo.
Las excepciones
La buena noticia para el Huila es que hay alimentos locales, tradicionales que son exentos. Por ejemplo, bocadillos, queso de hoja, achiras, rosquillas, tamales, almojábanas.
Y otros que no son locales como el perro caliente y la hamburguesa “porque no tienen exceso de estos componentes, no son alimentos ultraprocesados y no tienen añadidos, por tanto, no requieren estas observaciones en sus presentaciones”, se explica en la iniciativa legislativa.
“Un alimento es lo que viene de la tierra, que está mínimamente procesado. Un comestible ya es químico cuando en este prevalecen azúcares, aditamentos y grasas”, afirmó Carlos Portela, preparador físico de un gimnasio en el barrio Altico.
En conclusión, la nueva ley que está por entrar en vigencia no prohíbe la venta, comercialización y publicidad de absolutamente ningún producto. Lo único que este proyecto exige es que se informe a los consumidores de una
forma clara, concreta y sencilla, cuando un producto está excedido en azúcares, sodio y grasas.
Opina la comunidad
Tania Ávila, señala que sí come de vez en cuando comida chatarra. Me gusta el proyecto porque estas nuevas etiquetas facilitarán la comprensión de los componentes de cada producto.
Linda Perdomo: “Cuando uno lee la tabla nutricional de los productos ve una lista grandísima de ingredientes que uno no tiene en la cocina.
Pilar Hernández: “Yo ya no tomo gaseosa. El consumo frecuente de productos ultraprocesados, sean bebidas o comestibles puede tener hasta impactos en la salud mental”.
Angélica María Claro: “Falta promover una vida más saludable dentro de la sociedad. No solamente con prohibiciones se dan las soluciones”.
Simón Godoy: El problema es grande de solucionar. Hoy, nos ofrecen en colegios universidades y cines es comida chatarra mayoritariamente. Mientras tengamos fácil acceso a estos productos dañinos será muy difícil inculcar hábitos saludables en niños”.