DIARIO DEL HUILA, ANÁLISIS
Por: Rolando Monje Gómez
La crisis sanitaria originada por el Covid-19 produjo una caída importante en la demanda de nuevos puestos de trabajo, como lo sugieren las vacantes publicadas en el Servicio Público de Empleo (SPE), las cuales se contrajeron alrededor del 70% entre enero y abril de 2020.
A partir de mayo dicho indicador se ha venido recuperando; sin embargo, sigue aún lejos de alcanzar los registros anteriores a la pandemia.
Además del menor dinamismo de la actividad económica producto de la pandemia, la demanda por nuevos puestos de trabajo ha estado afectada por las diferentes restricciones de bioseguridad que muchas empresas han tenido que implementar para el control de la enfermedad.
De ahí que estrategias como la automatización de algunas ocupaciones podrían influir en la evolución de la creación de empleo durante la actual crisis sanitaria.
La estrategia de teletrabajo no implica una destrucción directa de los actuales puestos de trabajo, pero si permite un cambio en la estructura de las empresas que, dadas las restricciones de bioseguridad durante la pandemia, ha inclinado a las empresas hacia una mayor demanda por ocupaciones teletrabajables.
Por tal razón ha surgido un creciente interés de analizar los efectos de la crisis sanitaria en el mercado laboral con énfasis en fenómenos como la automatización de oficios o el trabajo remoto para el caso de Colombia.
Diferentes estudios, enfocados principalmente en economías desarrolladas, señalan que la pandemia habría generado una automatización forzada, encuentran que ocupaciones que presentan una mayor probabilidad de ser automatizadas son las mismas que mostraron una mayor caída en el empleo a raíz de la llegada del Covid-19. Como por ejemplo los oficios de pesadores, medidores, verificadores, muestreadores, y los relacionados con la recepción de hoteles, moteles y centros turísticos, vendedores de repuestos, trabajadores de servicios de juego, cobradores de cuentas y facturas, empleados de archivo, entre otras.
Al mismo tiempo, encuentran que, tras varios meses de reactivación económica, los trabajos automatizables se han recuperado a una velocidad menor a la esperada, lo que podría dar lugar a una pérdida permanente de dichos puestos de trabajo, especialmente aquellas ocupaciones no relacionadas con la educación y la salud.
Demanda de teletrabajo
Según un informe del Banco de la República, titulado ‘Moderada recuperación del empleo en 2021 y dinámica de las vacantes en oficios automatizables durante la pandemia’, la recuperación de trabajos en los primeros meses del 2021 ha «mermado su ritmo». En este reporte se estudia la dinámica reciente de la demanda por nuevos puestos de trabajo en Colombia, utilizando como fuente de información el registro de vacantes recopilado por el SPE.
Los resultados indican que durante la pandemia se ha presentado una menor demanda por trabajos en ocupaciones con mayor potencial de automatización frente aquellos menos automatizables. Estos resultados son significativos y persisten hasta diciembre de 2020.
De mantenerse esta tendencia, a futuro esto podría reflejar una reducción en la demanda relativa de ocupaciones automatizables en Colombia.
En cuanto al teletrabajo, los resultados también muestran una demanda mayor por aquellos puestos de trabajo más teletrabajables; sin embargo, esta demanda diferencial deja de ser significativa a partir de septiembre de 2020, con un leve repunte en diciembre de 2020. Los resultados por distanciamiento físico entre trabajadores no resultaron significativos.
Para evaluar los efectos potenciales de este cambio en la demanda relativa de nuevos puestos de trabajo en el proceso de emparejamiento del mercado laboral, se evaluó si el proceso de emparejamiento entre las vacantes disponibles y las personas en búsqueda de empleo varía por ocupaciones.
Los resultados indican que en ocupaciones que requieren tareas con mayor nivel de complejidad (por ejemplo, para técnicos y profesionales) el emparejamiento es más difícil, lo que indicaría la presencia de mayores fricciones en dichas ocupaciones, es decir, un mercado laboral más ineficiente.
Lo anterior, sumado a la reducción en la creación de nuevos puestos de trabajo en profesiones más automatizables durante la pandemia, implicaría hacia el futuro que los emparejamientos en promedio en la economía serían más ineficientes.
Las profesiones menos proclives a la automatización, y cuya demanda sufrió menos durante la pandemia, requieren habilidades más complejas y mayores niveles educativos; esto aumenta la posibilidad de descalce entre las habilidades del trabajador promedio y la demanda de habilidades de la vacante promedio. Lo que podría implicar en el futuro un aumento de la duración promedio del desempleo y de la tasa de desempleo estructural o de largo plazo.
Estos cambios estructurales en el mercado laboral colombiano, pueden resultar en un mayor descalce de habilidades entre la nueva demanda de mano de obra y su oferta. Esto puede requerir de políticas públicas de largo plazo entre las que se pueden incluir una mayor capacitación y entrenamiento de la mano de obra. Adicionalmente, se necesitan mayores esfuerzos encaminados a fortalecer los servicios de intermediación ofrecidos por el SPE, que permitan una reducción en las fricciones por información incompleta y un aumento en la eficiencia en el proceso de emparejamiento entre vacantes y desempleados.
Vacantes y ocupaciones
En general, se puede suponer que las vacantes registradas corresponden al segmento asalariado del mercado laboral, dado que los canales de reporte de las vacantes se hacen con mecanismos formales, como por ejemplo las cajas de compensación familiar.
En general, las vacantes se concentran en las ocupaciones de comercio, apoyo administrativo y profesionales. Además, se evidencia que en el último año las vacantes para oficios profesionales y técnicos aumentaron su participación, mientras que los oficios de comerciantes, personal de apoyo administrativo y ocupaciones elementales disminuyeron.
En promedio, las ocupaciones con mayor índice de automatización, es decir, con mayores probabilidades de ser automatizadas, son aquellas con menores niveles de competencias. Entre estos oficios se encuentran las ocupaciones elementales y los operarios de maquinaria.
A diferencia de lo que ocurre con el índice de automatización, el índice de teletrabajo es más alto para aquellas ocupaciones con una escala de mayores competencias, como es el caso de los profesionales y científicos, y de directores y gerentes.
En efecto, ocupaciones que requieren mayores competencias tienden a tener menores probabilidades de automatización y mayor probabilidad de ser teletrabajables; sin embargo, esta relación no es uno a uno. Los resultados econométricos entre los dos índices difieren de manera significativa. Ocupaciones más operativas, como los operarios de maquinaria, las ocupaciones elementales y los artesanos, realizan actividades para las que se requiere un contacto más cercano.
El comportamiento de las vacantes por ocupaciones entre abril y diciembre de 2020 para el agregado de ciudades, según el grado de automatización, teletrabajo y proximidad física de las distintas ocupaciones.
Se observa que las ocupaciones caracterizadas por tener un alto potencial de ser automatizables presentan una menor recuperación de su demanda laboral frente a aquellas con un bajo índice de automatización, una menor recuperación en aquellas ocupaciones que se caracterizan por no ser teletrabajables, como en el caso de los operarios, artesanos y ocupaciones elementales; mientras que ocupaciones en las que es posible el teletrabajo se observa una recuperación más rápida. Sin embargo, la relación positiva no es muy clara.
Al analizar el comportamiento de las vacantes según su grado de proximidad física, se encuentra que ocupaciones con alta proximidad presentan menores crecimientos; no obstante, también se observa una dispersión importante, incluso entre esas mismas ocupaciones.
Efectos heterogéneos
La brecha entre ocupaciones con alto y bajo potencial de automatización era pequeña y no significativa hasta finales de 2019, y comienza a ampliarse en favor de aquellas con una desviación estándar por debajo de la media del potencial de automatización desde enero de 2020.
El coeficiente estimado entre enero y marzo es significativo y oscila entre -0,10% y -0,13%, lo cual sugiere que las empresas comenzaron a reaccionar incluso antes de que la crisis sanitaria tocara directamente al país.
A partir de abril, cuando se declara la emergencia en Colombia y se imponen las restricciones de control sanitario, el efecto crece considerablemente, alcanzando valores cercanos a -0,35% en junio. Desde septiembre, y en la medida en que se levantan las restricciones y pasa la primera ola de contagios, se observa una reducción paulatina en la brecha estimada por potencial de automatización. Sin embargo, esta brecha estimada continúa teniendo efectos significativos hasta el final del período de estudio.
En diciembre de 2020 la brecha estimada aumenta, terminando el año con un coeficiente cercano a -0,23%. De mantenerse esta diferencia, los resultados sugerirían que la pandemia podría haber generado una reducción permanente en la demanda relativa de ocupaciones automatizables.
Cuando se mide la heterogeneidad por potencial de teletrabajo, el resultado es el opuesto. En efecto, desde el inicio de la pandemia se observa un mayor crecimiento de las vacantes en aquellas ocupaciones con una desviación estándar por encima de la media en el índice de teletrabajo. Los efectos son también pequeños y significativos entre enero y marzo, crecen entre abril y agosto y caen a partir de septiembre.
La mayor diferencia se observa en abril y mayo, con un efecto estimado cercano a -0,34%. Sin embargo, en este caso los coeficientes estimados sí dejan de ser estadísticamente significativos en los últimos meses. Lo anterior sugiere que los efectos heterogéneos por la capacidad de teletrabajo son menos persistentes que aquellos relacionados con la automatización.
La distancia física explica en menor medida las diferentes dinámicas de la demanda laboral entre ocupaciones durante la crisis sanitaria. Estos resultados pueden obedecer a que la distancia física no necesariamente refleja el potencial de teletrabajo (o de automatización) de algunas ocupaciones, dificultando una demanda relativa diferencial por parte de las firmas durante el periodo de pandemia.
Descalce estructural
Las fricciones de tipo “estructural” en los mercados laborales reflejan el “descalce” entre trabajadores y las vacantes disponibles; en otras palabras, los trabajadores no tienen las habilidades requeridas por las vacantes postuladas.
Esto explica la dificultad en lograr emparejamientos en situaciones donde hay puestos de trabajo disponibles. Aunque no es el objetivo del informe cuantificar la magnitud de dicho descalce estructural, la heterogeneidad de las curvas ofrece evidencia parcial y descriptiva de que la posibilidad de descalce se incrementa con la complejidad de la ocupación.
En la medida en que la demanda de nuevos puestos de trabajo durante la recuperación pospandemia se concentre en ocupaciones no automatizables, es posible que una recomposición del empleo hacia ocupaciones más complejas incremente el descalce estructural en dichos mercados laborales, y por esta vía se aumente la ineficiencia en el emparejamiento promedio y el desempleo friccional.
Lo anterior demanda políticas públicas de largo plazo, en la medida en que se requieren incrementos en la productividad del trabajador promedio con formación en capital humano. Estas complementarían las políticas que tienen por objetivo reducir las fricciones por información incompleta, que están basadas primordialmente en el desarrollo de instituciones de intermediación laboral.
Si bien la automatización puede traer consigo efectos negativos de corto plazo, en el largo plazo esta brinda enormes beneficios, con aumentos significativos en productividad. Por lo que se sugiere promover políticas de reentrenamiento de la mano de obra que permitan la reasignación de los trabajadores hacia sectores con mejores perspectivas y con mayor demanda laboral; aunadas a estrategias que permitan la retención de trabajadores con un alto capital humano específico de la empresa, entendido como el conjunto de conocimientos y habilidades pertinentes para cada puesto de trabajo, además de la existencia de un vínculo estrecho del trabajador con el funcionamiento de la empresa y sus colegas, dada una experiencia previa.
Por último, recomiendan que para el diseño de las políticas encaminadas a la recuperación económica y, especialmente, al mejoramiento de los resultados del mercado laboral, es pertinente comprender la composición y la heterogeneidad del desempleo; es decir, si este es de carácter temporal o permanente.
La entidad encontró que el desempleo sigue afectando más a las mujeres, las personas no jefes de hogar, los jóvenes y los trabajadores con menor escolaridad y los ingresos se han mantenido estables en el segmento asalariado. Los del segmento no asalariado, por su parte, continúan muy por debajo de los observados un año atrás, a pesar de registrar alguna mejoría en los últimos meses».
Finalmente, se estima que las tasas de desempleo para lo que queda del 2021 se ubicarían entre el 12,8% y 15%, y que el promedio del año sería de 13,9%.