DIARIO DEL HUILA, HISTORIA
Por: Brayan Smith Sánchez
Con aproximadamente 32 años de trayectoria artística Julio Cesar Silva, ha llevado el nombre del departamento del Huila como el de Colombia a nivel internacional. Expresa que el arte puede cambiar vidas así como sensibilizar, y agrega que en la región se debe promover los grandes talentos que existen.
Julio César Silva nació el 20 de agosto de 1979, actualmente tiene 42 años y según él, “muy bien vividos”, expresa que viene de una familia muy hermosa y pujante quien desde los 10 años ha estado apoyándolo en este proceso artístico y cultural que lo llena de orgullo y pasión.
“Desde los 10 años mi mamá ha sido la que toda mi vida ha estado apoyándome desde que inicié el proceso cultural, ya llevo 32 años dedicado a ser bailarín gracias al apoyo de ella y mis hermanos. De mi familia soy el único artista al igual que una hermana por parte de papá que fue Reina Popular del Bambuco”, dijo.
Manifiesta sentirse feliz de haber nacido en la tierra de promisión, de todo lo que ha logrado y lo que tiene por aportar al departamento del Huila, debido a que en estos momentos trabaja como formador de escuelas artísticas y culturales y es director de La Academia Estudio de Arte donde enseña tanto a niños, jóvenes y adultos su amor por esta pasión llamada arte.
La Academia
Desde sus 10 años Julio Cesar Silva ha estado interactuando en escenarios, creando coreografías, asistiendo a ensayos, formando personas y demás, indica que la idea de crear La Academia Estudio de Arte surgió gracias a la impresión que tuvo en su momento el grupo de danzas a nivel nacional como departamental.
“Gracias al impacto cultural que tuvo BDX a nivel nacional, se nos abrieron puertas debido a que estábamos en un canal privado, siendo el grupo base de un programa nacional, ahí participamos y hacíamos parte de los bailarines oficiales, entonces los bailarines que para esa época eran bases los contrataron para hacer comerciales, para grabar programas, etc. Entonces nos dimos cuenta que los artistas del Huila teníamos una muy buena formación artística pero que acá en Neiva no teníamos ese sitio donde pudiéramos encontrar una formación complementaria”, mencionó Julio Silva.
Por ello, parte la idea de crear un sitio donde existan espacios para niños, jóvenes y adultos de la ciudad y puedan ver en las artes, según él, una manera de trabajar profesionalmente y de utilizar de una buena manera su tiempo libre.
El arte cambia vidas
En diálogo con Diario del Huila, sostuvo que pese a todas las circunstancias él era una prueba viviente de que el arte puede cambiar vidas, pensamientos y actitudes, ya que este sensibiliza, favorece el desarrollo a la imaginación y en relación a esto, la capacidad de reflexión y de comunicación.
“Creo que realmente el arte transforma vidas, yo soy una prueba de eso y yo puedo dar fe de ello, este espacio cambió mi vida, actualmente estudio Comunicación Social, pero gracias al ser artista he podido trascender fronteras y viajar con el nombre de mi departamento y de mi país en el pecho y en lo alto”, planteo.
Por otro lado, se refiere a que ha cumplido de una u otra forma sus sueños, y acumulando experiencias en el transcurso de sus aventuras, generando esto ampliar su panorama profesional que nunca pensó poder abarcar, “por eso doy fe que sí, que el arte cambia vidas”.
En la época de pandemia
Durante la pandemia derivada del Covid-19 que azotó al país, las diferentes entidades públicas para contener esta problemática emitieron para salvaguardar vidas varias medidas, esto llevó a que los diferentes sectores especialmente el de entretenimiento se viera afectado.
Concreta Julio Cesar Silva que esta fue una prueba donde resultaron batallas victoriosas como otras no, y donde afectó considerablemente las empresas que viven del arte.
“La época de pandemia yo creo que ha sido una crisis no sólo económica sino también psicológica, para nosotros los artistas ese momento nos afectó muchísimo nuestras empresas en el ámbito económico ya que no generamos recursos para vivir”, dijo.
Como todo hombre de fe, agradece de una u otra forma este tiempo debido a que aprendió, creció espiritual y académicamente, “Dios nos abrió el espacio para mirar de pronto lo que en otros momentos no teníamos como prioridad y era el entablar una conversación con él, darle gracias por lo mucho o poco que teníamos. Yo en esos momentos me capacité virtualmente y conocí otros profesionales que manejan las mismas áreas de La Academia para fortalecerme y así ahora enseñar todo lo que adquirí”.
La virtualidad cada día se volvió aún más cotidiana y así como a Julio muchas personas les tocó emigrar a dicho entorno, “esto generó manejar los sistemas y las redes sociales que no eran de mi gusto, pero que por la pandemia tuve que aprender a manejar. Definitivamente tuvimos que aprender a convivir y adaptarnos a estos cambios que el mundo nos está poniendo frente a nuestra cara, frente a nuestra vida y frente a nuestros retos profesionales”, dijo.
Como director, en épocas de pandemia expresó que se sintió impotente al saber que los procesos en un momento a otro cuando menos lo pensaba y cuando estaba en el ‘top’ de las oportunidades se pausó, viéndose totalmente cerradas para él y su artista cualquier oportunidad de trabajo.
“Se vieron cerradas para mis artistas todas las oportunidades, y yo creo que esto fue lo que me llenó de tristeza al saber que no podía abrir las puertas de La Academia, pues por cuidar la salud de mis estudiantes, si no el dejar a medio camino todas las metas que se venían dando para todo el talento de nuestros artistas. Estas oportunidades que estaban pendientes antes de la pandemia y no se podían realizar eso me llenó bastante de impotencia como director”, pronunció Julio Silva.
Pensó cerrar las puertas
En la ciudad de Neiva, por la crisis que se vivió en la pandemia lamentablemente muchas escuelas de artes cerraron sus puertas, se estima que 4 fueron las que no pudieron soportar esta intemperie que se vivió en ese momento. Julio, ante la crisis fue uno de los muchos directores que pensaron también realizar esta acción, sin embargo, esto no fue así.
“Obvio si pensé en cerrar, porque el arriendo y los servicios no se detenían, y no había movimiento económico en pandemia todo quedó congelado, afortunadamente la dueña del local que tengo fue una señora muy amable y consciente de la situación, me colaboró muchísimo. Pero si conozco que muchos compañeros cerraron sus academias y tengo el dato de 4 academias cerradas”, postuló.
Mensaje
Por último, expresó que sin importar el rango de edad, las personas deben arriesgarse a vivir, “el arte en estos momentos nos llena de felicidad y de satisfacción, hay un enorme espacio por explorar en campos donde tal vez nunca pensamos poder estar, interactuar con gente profesional que nos va abrir el camino más adelante en el área que queramos escoger y yo sé que tenemos una larga lista de artistas opitas que han pasado por nuestra casa estudio que son esa prueba de que estamos haciendo las cosas bien y que vale la pena apostarle al arte en Neiva”.
“Vale la pena ser artista, porque vale la pena ser feliz y el artista le sonríe a la vida y sonríe todo el tiempo y está feliz. Soy un enamorado de la vida y soy una persona muy feliz y agradecida con todo lo que me ha ofrecido el arte”.