El flagelo del desempleo en Colombia venía antes de la pandemia; el problema es que luego de marzo de 2020, las cosas empeoraron al punto que, durante el pico de la situación sanitaria, cerca de cinco millones de personas se quedaron sin trabajo. No se trata de un logro menor. Después de una de las peores crisis económicas en la historia de la humanidad por la pandemia del Covid, que, por supuesto afectó a nuestro país, las expectativas de crecimiento para Colombia en 2021 están por las nubes.
Al cierre de 2021 el desempleo en Neiva registró 17,8%, presentando una variación de -8,9% frente al mismo periodo de 2020. Colombia tuvo un aumento de 5,9% en la ocupación para los hombres y de 6,8% para las mujeres. La capital del Huila muestra una brecha de género de 2,3%, al cierre del año anterior, además, junto a otras nueve ciudades, aportó 1,1 millones de empleos.
En total, si revisamos el promedio de todo el 2021, la tasa de desempleo del 2021 fue de 13,7 por ciento, es decir, 2,2 puntos por debajo de la presentada en el 2020 (15,9 por ciento), pero todavía está 3,2 puntos por encima de la del 2019 (10,5 por ciento). Todavía faltan por recuperar otros 1,2 millones para llegar a la cifra de 22,2 millones de trabajadores del 2019. La población ocupada del país fue de 21,08 millones de personas, lo que significa un aumento de 1,24 millones frente a los datos del 2020 (19,8 millones).
Con la reapertura de la actividad económica, el mercado laboral colombiano siguió su proceso de recuperación el año pasado; sin embargo, los niveles de empleo todavía están lejos de los que se veían antes de la pandemia. Entre abril del 2020, mes en el que la población ocupada cayó por efecto de las restricciones y diciembre del 2021 se recuperaron alrededor de 4,7 millones de puestos de trabajo. Según los cálculos desestacionalizados, aquellos que permiten hacer comparaciones mes por mes, la población ocupada de diciembre del 2021 llegó a 21,2 millones, un dato que ya es muy superior a la cifra mínima de 16,5 millones que se registró en abril del 2020, el peor momento de la pandemia.
Está claro que la industria está muy amenazada, no solo por los altos impuestos y por la carga laboral que representa generar nuevos empleos, sino porque la competitividad de los productos importados entre los producidos localmente. Las importaciones de los países asiáticos, el contrabando y el cambio de industriales a importadores, es una realidad que pesa en las altas tasas de desocupación. El gobierno no puede seguir pensando en la implementación de nuevas reformas tributarias. Sería letal para el crecimiento de la economía.
