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La extorsión sexual que terminó en cárcel

Dic 9, 2022

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La extorsión sexual que terminó en cárcel 

DIARIO DEL HUILA, INVESTIGACIÓN 

Por: Carlos Andrés Pérez Trujillo 

Por  una ‘sextorsión’ de $50 mil fue condenado Francescoli Galindo, quien le pedía dinero a Cristhian Camilo Argote, luego de sostener encuentros íntimos en Neiva. Revelamos conversaciones comprometedoras de WhatsApp. 

La historia de ‘amor’ de seis meses entre Francescoli Galindo y Cristhian Camilo Argote, ocupa un lugar inédito en los anaqueles de los procesos penales de Neiva. 

Hace unos días Galindo fue condenado por pretender extorsionar a la pareja con la que sostuvo relaciones, Cristian Camilo Argote. El hecho ocurrió en 2017: al parecer los dos protagonistas de esta historia se habían conocido en la red social de Facebook. Se dice que ambos por allí hablaron de sus inclinaciones sexuales, “así, por Whatsapp sostuvieron conversaciones comprometedoras, intercambiaron fotos donde mostraban su desnudez. Además, Argote en forma voluntaria le dio dinero en dos oportunidades. Sin embargo, poco tiempo después Galindo amenaza con revelar el contenido de los sexting o mensajes eróticos enviados y exige la suma de $40.000 para impedir su divulgación a sus compañeros de trabajo”. 

Al parecer la cosa había quedado ahí, sin embargo, tiempo después, el 9 de abril de 2017  Argote accede a la “sextorsión” y conviene en entregar el dinero exigido en la carrera 8A con calle 7A esquina de la “Concha Acústica” de Neiva, donde fue capturado en flagrancia Francescoli Galindo con el botín exigido.

La decisión judicial condenó a Francescoli a pagar $200 millones. 

 

Sin sexo, comienzan las amenazas

 Través de Facebook pactaron “dos” encuentros de carácter “sexual”.  Los testimonios indican que Galindo le comentó que estaba en una difícil situación económica y por eso le entregó $30.000.oo y $20.000.oo. de manera voluntaria. 

Sin embargo, luego aquella persona manifestó que necesitaba más dinero y le solicitó colaboración, requerimiento que le hizo a Cristian. Afirma la víctima que Francescoli comenzó a amenazarlo, indicándole “que si yo no le daba una plata, (…) [que] inicialmente (…) era de $30.000.oo, (…) iba a (…) imprimir los pantallazos de las conversaciones que habíamos tenido por Facebook y las iba a publicar en mi restaurante (…) conversaciones en que cuadrábamos la cita para el encuentro sexual, pues hablamos cosas referentes a la situación sexual homosexual”. Además, señala que luego de negarse a continuar con los encuentros sexuales, “empezaron las amenazas, todo fue vía Facebook”.

Lo que le preocupaba a Cristian es que él trabajaba en el restaurante con su mamá, y ella no sabía de su orientación sexual, por esta razón previno a Francescoli de que su exigencia era delictiva: “en medio de la desesperación le decía eso para que me dejara en paz, no lo bloqueé (sic) por temor a que (…) cumpliera la amenaza”. Empero, ante la insistencia de su victimario acudió al Gaula y le aconsejaron “que le siguiera el juego, que accediera a darle $50.000.oo”, por esta razón pactaron un encuentro en la esquina de la “Concha Acústica”, donde fue capturado. 

¿Testimonios poco creíbles? 

En septiembre de 2018, luego de más de un año de audiencias, Galindo fue absuelto. Entre las razones que sostuvo entonces el juez es que efectivamente había una relación íntima, y producto de esa relación se entregaba dinero de manera voluntaria. 

Para la defensa del acusado, la valoración probatoria fue adecuada, y de la relación con Cristian Camilo afirmó que los gendarmes capturaron a Galindo sin verificar la veracidad aportada por Cristian en relación con los ‘pantallazos’ de Facebook, “el origen de la conversación y el perfil, para descartar una eventual suplantación o prueba falseada”, dijo, a través de su apoderado. 

Con todas las aproximaciones probatorias a lo que ocurrió ese día, el juez de primera instancia valoró las supuestas ‘desavenencias’ entre el acusado y el denunciante, que “en absoluto pueden ser el fundamento de una condena”, indica. 

El elemento material probatorio giró en torno a un billete de $50 mil  que para el acusado no implicaba una prueba para condenarlo. “Que el ofendido depuso, conforme a los “pantallazos” del chat de Facebook, que la primera exigencia fue por $ 20.000,oo para que en su lugar omitiera difundir en su sitio de trabajo las conversaciones relacionadas con la intimidad que sostuvieron los dos. Empero, luego la víctima accede a darle $ 40.000,oo y, por último, entrega un billete de $ 50.000,oo. Esta disparidad de valores, que encuentra inadmisible, le generó duda sobre la exigencia arbitraria. Si la coacción era determinada y concretada, y de ningún modo estaba dispuesto a la exacción, lo lógico era que desembolsara el menor valor, pero en absoluto más allá de lo exigido”, indicó el enjuiciado.

La decisión del Tribunal 

Como en primera instancia absolvieron al enjuiciado, el recurso de apelación entró a decidirlo la Sala Penal del Tribunal Superior de Neiva. En ese sentido, aunque las copias de los chat no ameritan una certeza y no son una prueba electrónica, el togado decidió darle valor a las palabras de la víctima y condenó a  Francescoli al pago de $200 millones y una sanción de cuatro años de prisión. 

Actuaciones procesales 

El señor Francescoli Galindo fue capturado en flagrancia el 9 de abril de 2017. Al día siguiente ante el Juzgado Segundo Penal Municipal con función de control de garantías le fue legalizada la captura. Al otro día, la Fiscalía le comunicó que lo investigaría como autor de la conducta punible de extorsión en la modalidad de tentativa; posteriormente fue dejado en libertad. 

Más adelante, el 29 de septiembre del mismo año la Fiscalía presentó escrito de acusación ante el Juzgado Primero Penal Municipal de Neiva. Al año siguiente, el tres de abril, evacuan la audiencia preparatoria, y el 11 de septiembre de ese año se inició el juicio oral, y concluyó el 25 del mismo  mes con una absolución. 

Tentativa de extorsión

La extorsión en modalidad de tentativa está consagrado en el Artículo 244 y 27 del Código Penal, de la siguiente manera: “El que constriña a otro a hacer, tolerar u omitir alguna cosa, con el propósito de obtener provecho ilícito o cualquier utilidad o beneficio ilícitos, para sí o para un tercero, incurrirá en prisión …” (…) “El que iniciare la ejecución de una conducta punible mediante actos idóneos e inequívocamente dirigidos a su consumación, y ésta no se produjere por circunstancias ajenas a su voluntad, incurrirá en pena no menor de la mitad del mínimo ni mayor de las tres cuartas partes del máximo de la señalada para la conducta punible consumada.”

Los chat delictivos 

El expediente de Francescoli Galindo y Cristhian Camilo Argote, tiene varias sorpresas, entre ellas, el informe ejecutivo “fpj-3”, y sus anexos, corresponde a los “pantallazos” de sus conversaciones: 

Cristhian Camilo: “yo solo fiel a mi mujer loco eso pasa”. 

Francescoli: “pues voy a ir a su restaurante con todos los pantallazos y se los voto (sic) hay (sic) ese datico todo lo q (sic) hemos hablado (sic) vale” 

Cristhian Camilo: “sabe que lo puedo demandar porque eso se llama soborno y es delito mijo déjeme en paz”. 

Francescoli: “noo (sic) me asusta lo voy a hacer mijo demándeme (sic) normal papá (sic)” Cristhian Camilo: “jejeje”. 

Francescoli: “eso no tiene cárcel (sic) como usted me pagaba por culiar con usted y me pedía (sic) fotos desnudo se acuerda”. 

Cristhian: “que le he hecho para que me salga con esas”. 

Francescoli: “necesito 30 mil pesos para ahora en media hora”. 

Cristhian: “no sea así (sic) mk (sic)”. 

Francescoli: “a donde (sic) paso por ellos”. 

Cristhian: “no los tengo”.

Francescoli: “yo tengo los pantallazos cogidos no me interesa, a donde (sic) paso por eso” Cristhian Camilo: “haga lo que quiera”. 

Francescoli: “30 mil 20 mil usted decide listo tranquilo chaooo (sic) voy a sacarle copia a los pantallazos”. 

Cristhian: “Francisco yo no tengo plata ahora”. 

Francescoli: “no me importa son 20 mil y los necesito ya y no me bloqueé (sic) que nada ganas (sic) con eso porq (sic) me termino (sic) de arreglar y cojo para su restaurante”.

Cristhian: “yo se los puedo conseguir para mañana”. 

Francescoli: “nooo (sic) necesito es ahora, tengo donde (sic) me dice eso mijo”.

Cristhian: “hermano mañana por amor de Dios hoy no tengo (sic) y no puedo”.

Francescoli: “consígaselos mijo ya voy saliendo de mi casa”. 

Cristhian: “yo he sido bien con usted”.

Francescoli: “noo (sic) palias vemos y así (sic) me eche la policía hay pedazos (sic) de donde me pide fotos de mi verga bueno vemos ya voy de salida para yap (sic) cuanto me va a dar diga cuanto me va a dar porq (sic) llego a yap (sic) es haciendo escandalo si me dice cuanto (sic) llego calmado”. 

Cristhian: “mañana le doy 40 mil por favor colabóreme”. 

Francescoli: “bueno a q (sic) horas me da esos 40 mil pero me los da hay (sic) en el restaurante y acuérdese donde (sic) no me los de usted abre el lunes martes cualquier día (sic) mijo”. 

Cristhian: “si se los doy, pero con la condición de que borre todas esas conversaciones y me deje en paz de una vez por todas yo se los doy pero no en el restaurante”. 

Francescoli: “si en el restaurante yo llego normal y usted me los pasa y si yo borro eso soy muy serio a q (sic) horas paso por eso mañana ?”. 

Cristhian: “pero al restaurante nooo (sic) Veámonos por la tarde”. 

Francescoli: “bueno en la tarde donde (sic) parcero y dígame (sic) lugar y hora”.

Cristhian: “mañana en la mañana le digo”.

Francescoli: “de una vez mijo porq (sic) mañana en la mañana no me puedo conectar eso es de una dígame (sic) la hora y lugar. Usted no dice nada arranco para su restaurante ya mano”. 

Cristhian Camilo: “mañana en la concha acústica a las 5 de la tarde”.

Cristian buscaba evitar que su mamá se enterara de su condición sexual. 

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