Diario del Huila, Emprendimiento
Por: Juan Manuel Macías Medina
Otilia Sepulveda ha dejado en manos de las manualidades el futuro de su hijo, un joven de 19 años que sufre discapacidad auditiva, del habla y retraso leve. Según la madre, este emprendimiento se ha convertido en la única alternativa de Emanuel, su hijo, para salir adelante, pues el rechazo ha marcado su vida y no hubo de otra.
Emanuel Zabaleta es un joven de 19 años que ha dedicado la mitad de su vida a ayudarle a su mamá en labores de bisutería y, sin saberlo, hace unos años se convirtió en el socio de la señora que le dio la vida. Su mamá, doña Otilia, contó cómo fue iniciar la titanica labor de rescatar a su pequeño de la normalidad que embarga la discapacidad.
“Nosotros trabajamos en este emprendimiento con mi hijo, él tiene discapacidad auditiva, del habla y retraso leve en el desarrollo. Todo comenzó a partir de que, como soy madre cuidadora, me tocaba dejar a los hijos mucho tiempo solos, entonces tocó la manera de buscar un trabajo que se hiciera desde casa”, detalló.
La misma vida se encargó de que Otilia dedicara sus manos a la elaboración de manillas y manualidades, eso sí, nunca pensó que llegara a ser un emprendimiento.
“Después de buscar qué hacer para poder trabajar desde mi casa para poder estar con mi hijo, se me presentó la oportunidad de que una sobrina, que trabaja en un local de manualidades, me enseñará a trabajar haciendo manillas y costas así. A raíz de eso, yo conseguí mis pepitas para comenzar a trabajar y hacer mis propios diseños”, contó.
El Covid una oportunidad
Para muchas personas, la desgracia los alcanzó con la llegada del Covid a Colombia, sin embargo, no todas las historias son iguales, pues el Coronavirus le propuso una tarea a doña Otilia, aunque más que tarea, fue una oportunidad.
“Luego de que yo iniciara, llegó la pandemia. En ese tiempo, yo trabajaba en bisutería y globos, pero por el Covid me quedé sin trabajo, entonces decidí dedicarme solo a eso y enseñarle a mi hijo porque como ya estaba con él, podía hacer que dejara de sentirse solo y se sintiera útil, algo que fue muy difícil por su discapacidad”, indicó.
La empresa como terapia
Como la mayoría de niños que sufren alguna discapacidad, Emanuel era inquieto y ansioso, sus amigos y hasta “profesores” lo llamaban cansón, sin embargo, el amor de madre y las ganas de emprender, se convirtieron en la mejor terapia para tratar la discapacidad del joven.
“Luego de que le enseñé a tejer en mostacilla y todo lo que hacemos, la respuesta fue muy buena porque mi hijo, debido a la discapacidad, sufría de hiperactividad, gracias a Dios eso le ha ayudado demasiado, en estos momentos él es muy calmado y todo ha mejorado mucho. Me di cuenta que él necesitaba era algo en qué ocuparse”, señaló.
La inocencia de un joven que no escucha, no habla y no se comporta de manera común, fue para Otilia la gran preocupación y el propulsor para emprender.
“Mi hijo ya quería coger la calle y tener malos vicios, pero gracias a Dios y a las manualidades que hacemos, pude ponerlo a hacer algo y evitar que la calle se lo llevara como se ha llevado a los amigos que tiene”, aseveró.
Sentirse útil era quizá, lo único que Emanuel necesitaba, pues desde que aprendió a hacer manillas y accesorios al lado de su madre no ha dejado de hacerlo. Nadie está más orgullosa de él que su mamá, quien cuenta la forma en que logró sobrepasar las barreras de lo cotidiano.
“Yo le pongo metas a él y a él le gusta, yo le digo que se haga una o dos manillas en la mañana y ahí si juega y se divierte, a raíz de eso, él ya ha madurado mucho, se ha enfocado y le ha servido mucho. Le tengo una alcancía y así como trabaja así mismo gana, entonces él ya ha conseguido sus cositas, ya tiene su celular y ahorra para que diciembre compre cosas, cosas que lo hacen sentir útil”, manifestó.
Emanuel se convirtió en socio de su mamá desde muy pequeño.
Emanuel se superó
Pero no todo se detuvo el día que Emanuel aprendió a hacer accesorios, él mismo sabía que tenía que superarse, y así fue. Hoy, Emanuel se convirtió en el asesor comercial de Variedades Otis.
“Ya llevamos 11 años trabajando juntos porque desde que tenía 8 años el me ayudaba con las pepitas, me ayudaba con todo lo que era mi trabajo, pero ahora, él ya vende y publica todo lo que ofrecemos y cada nada le encargan cosas. Mi hijo ha superado el temor que tenía antes a socializar con personas, cuando vamos a las ferias él es muy feliz porque es un artista y se siente útil”, añadió.
El rechazo, otro obstáculo
Superando obstáculos, así se la ha pasado durante toda su vida Emanuel y, por qué no, Otilia, quién ha sido su “lazarilla” durante los 19 años de vida.
“Hoy en día no hay tolerancia y no hay conciencia, no hay ninguna entidad que respalde a las madres cabeza de hogar y menos a las que vivimos con alguien con discapacidad. Nosotras nos toca defendernos solas y somos miles, yo lo hice porque no quería que mi hijo, así esté en situación de discapacidad, no estuviera en la calle como muchos niños”, manifestó.
La educación como problema
Otro reto que la vida y la situación del país le impusieron a Otilia y Emanuel, fue la educación, pues entrar a la escuela, Emanuel no la tuvo tan fácil como cualquier otra persona.
“Mi hijo también ha sufrido rechazo en el tema escolar, lo sacaron del colegio y lo enviaron donde los sabatinos que porque hablaba duro y porque no se comportaba, y ahora, acabaron con la jornada de los sabatinos. A mí me ha tocado muy difícil porque la situación ha sido difícil”, sostuvo la madre.
Al escuchar a doña Otilia, no hay otra cosa que pensar que nada es imposible, pues si logró sacar a su hijo con discapacidad adelante, en un país donde pareciera que serlo fuera un “delito”, nadie tiene excusas para no hacerlo.
“El trabajo que hacemos es una buena ventana para él porque puede devengar dinero, puede estar en la casa, puede trabajar y no tiene por qué estar corriendo riesgos por allá en la calle. Tampoco hemos tenido opciones de empleo ni nada, Variedades Otis es la única opción que tiene mi hijo para vivir. Trabajamos y nos ayudamos juntos”, concluyó.
