DIARIO DEL HUILA, HISTORIA
Por: Hernán Galindo
Luz Marina Aldana García, se define como giganteña de pura cepa. Estudió en la Escuela Normal de Gigante hasta noveno grado y terminó en la Normal Nacional de Pitalito.
Su padre era un hombre del campo, José Vicente Aldana y su madre una educadora, Teresa García. Es licenciada en lingüística y literatura de la Universidad Surcolombiana y es maestra desde muy joven, a los 17 años ya estaba en el sector educativo. Hace una especialización en pedagogía de la creación literaria y maestría en ciencias sociales en el programa de conflicto territorio y cultura.
El camino a la rectoría
El primer trabajo para la profesora Luz Marina es en una vereda del municipio de Colombia; El Playón, donde duró ocho días. Su papá casi se infarta al pensar que su hija estaba tan lejos, tenía apenas 17 años.
Llega a San Joaquín en Tello donde labora un año, pasa a Fortalecillas. “Allí trabajé siete años. “Pude cursar la licenciatura en la Universidad Surcolombiana donde adquiero el título de licenciada en Lingüística y Literatura”, cuenta.
Pasa al Departamental Femenino y luego al ‘José Eustasio Rivera’, donde estuvo 14 años. Fue docente, coordinadora y rectora en encargó. “Ahí empecé ya a hacer mis primeros pinitos en la parte administrativa”, dice.
Sigue por el Santa Librada, como coordinadora académica. Concursa para ser rectora, pasa el concurso y le toca ir a trabajar a San Alfonso Villavieja. “Es mi primer cargo como rectora en propiedad. Otra experiencia muy bella en un colegio agrícola, es una experiencia inolvidable”, agrega.
En el ‘Rodrigo Lara Bonilla’ está hace 13 años. Estaba a punto de cerrarse o fusionarse por la pérdida de alumnos. En un plazo de tres meses para cerrar, logra salvar la institución que quedaba entonces en el barrio San Martín, zona difícil en la ciudad.
“Poco a poco fuimos trabajando, mejorando el entorno, los aspectos pedagógicos, la infraestructura, el número de personal docente y el colegio fue cambiando.
“Fuimos creciendo y poco a poco pasamos de 28 profesores a 50, llegamos a mil alumnos, luego 1.400, 1.600. Ahora tenemos 1.784, solo en la sede principal, con retos mayores. Atendemos 120 maestros y 2.400 estudiantes, más de 2.000 familias que se deben atender y las dificultades y retos son diarios. Ser directivo implica tener coraje, decisión, pero también ser humano, trabajar con el otro, sentir el dolor, las dificultades del otro”, relata.
Comunidad estudiantil
“Cuando la institución es pequeña la relación con los estudiantes es más directa, pero cuando el colegio es grande, esa relación se da a través de los organismos del gobierno escolar como el consejo, contralor, y personero estudiantil”, argumenta.
El diálogo, como principal estrategia con los muchachos y, ante todo, preocuparse por mejorar los ambientes para que ellos se sientan siempre bien e incluidos en los procesos, es otra de las herramientas que utiliza la rectora Luz Marina.
“Invitarlos a participar de las decisiones a través de todos los estamentos en donde ellos tienen la oportunidad, pero, sobre todo, crearles un ambiente de formación crítica, que tengan herramientas para enfrentar la vida más asertiva, en especial en este presente tan complejo que estamos viviendo”, añade.
Los problemas del día a día
Lo que más le conmueve es el maltrato intrafamiliar, ver que un niño llega golpeado o una niña maltratada muchas veces violada, ese dolor que infringen a los niños “a mí particularmente me conmueve y me duele muchísimo, pero a la par de la violencia intrafamiliar, el desempleo, la descomposición familiar, los padres que abandonan el hogar, los padres desaparecidos. La mayoría de familias de la comuna 6 son de carácter vulnerable”, indica.
“Hay problemas de drogadicción, delitos, ocurre toda suerte de situaciones y eso afecta a los niños y lógicamente al proyecto educativo. Tenemos que lidiar con el dolor diario de esas familias. El hambre es un tema difícil, por eso luchamos por la jornada única, porque haya comedor y nos hemos dado una pelea enorme para que los niños los podamos alimentar en el colegio. En ese proceso también hemos tenido muchas dificultades, pero hay gente querida, solidaria, que se conmueve con el dolor de esa comunidad y nos apoya”, comenta.
“Son muchos los egresados del colegio en más de 60 años de tradición, pero en la última etapa desde que se pasaron al megacolegio, han salido unos 200, en estos últimos tres años en especialidades como venta de bienes y servicios, diseño e integración de multimedia, entre otros servicios, articulados con el Sena.
“Muchos de ellos ya están en la universidad Surcolombiana, otros continúan su formación en el Sena y otros se han dedicado al trabajo independiente o no han podido conseguir trabajo, es otro problema, una realidad de los jóvenes en Colombia”, sostiene.
El Covid 19 y los nuevos retos
Uno de los retos inmensos que hemos tenido ha sido pasar de la noche a la mañana a la virtualidad. El ‘Rodrigo Lara Bonilla’ fue el primer colegio en donde se tuvo el primer caso positivo. “Una de las secretarias se contagia y cuando nos dimos cuenta ya estaba enferma, la señora estaba trabajando enferma y le confirmaron el 13 de marzo de 2020, fuimos el primer colegio que nos toca evacuar y entrar a la virtualidad, complementa.
“Fue una situación inesperada; primero que los niños se adaptaran, segundo que los padres fueran conscientes que necesitaban internet, equipos, luego los maestros que también se concientizaran, aprendieran a manejar eficientemente el computador, adecuar el tema de la alimentación. Para las familias ha sido uno de los golpes más duros por todo lo que implica”, expresa.
Esta experiencia la llevará a participar del Panel Latinoamericano de Actores de la Educación, que van a narrar las experiencias de cómo les fue en el año de la pandemia, qué actividades e innovaciones implementaron, cómo organizaron el estudio durante el año de pandemia. Representará a Colombia en este panel internacional que será virtual, con centro de coordinación en México y habrá delegados de toda Latinoamérica.
La rectora, Luz Marina Aldana, envía un mensaje especial a las mujeres: “las niñas, las mujeres tenemos que enfrentar muchos retos ligados todavía con la cultura del machismo, la cultura de la segregación en Colombia, hay que estudiar mucho, hay que prepararse, mantenerse integral, no abandonar los sueños cuando uno tiene una meta, cuando uno sabe para dónde va, uno no se sube en cualquier bus. Si uno sabe cuál es la meta, si la tenemos clara, llegamos”, argumenta.
A los jóvenes: “todas las personas, los seres humanos fuimos dotados con cantidad de dones y talentos que hay que descubrir, de la mano de Dios seguramente lograremos nuestros propósitos. Si nos lo proponemos lo lograremos”, concluye.