Rayos y centellas han caído sobre el Técnico y jugadores de la Selección Colombiana por las dos últimas dos derrotas ante los oncenos del Perú y Argentina y por la que la tienen al borde de la eliminación de la clasificación al campeonato mundial de futbol que se desarrollará a mediados del presente año en Catar. Todos los colombianos han vivido del futbol con la participación de las eliminatorias que se han venido desarrollando desde el año anterior. Hay que reconocer y destacar la magia y el talento de estos aguerridos jugadores, que no han contado con la suerte de meter goles durante los últimos siete partidos que ha sostenido.
Pero no todo está acabado. Estamos sujetos a los dos partidos que hacen faltan con los seleccionados de Bolivia en Barraquilla y con Venezuela en el vecino país. Si las condiciones se dan y con las matemáticas que se logren en los resultados de los demás encuentros que nos hacen faltan, podremos disputar a través del repechaje, la posibilidad para acceder a un cupo al máximo certamen orbital del futbol. Está demostrado que cuando sucede un desastre y juega la selección Colombia, todos los compatriotas nos unimos sin interesar la condición económica, credo, raza o cualquier otro factor humano, que impida que la alegría nos contamine por la pasión frenética, cuando juegan en las canchas de futbol.
Decir que la Selección de fútbol convoca y une a la inmensa mayoría de los colombianos es descubrir que el agua moja. Lo vimos el martes anterior, cuando la nuestra perdió ante la selección Argentina, en las eliminatorias al mundial de Catar, dirigido por el colombiano Reinaldo Rueda. Millones de personas vestían la camiseta nacional. La bandera ondeaba arriba, pues veníamos de no ganar en los anteriores encuentros, pero contábamos con la esperanza de obtener un triunfo y tener la posibilidad de llegar a este sueño. Pero esta vez, los dos últimos encuentros nos quitaron éste. Por este motivo, no pudimos cumplir con esta meta. Pero no todo está perdido. Sigamos siendo optimistas. Y, como la derrota de la Selección es de todos, los ánimos decaen o se alteran. Y es ahí cuando empieza a rodar el balón de las culpabilidades, muchas veces con injusticia.
Es claro, que este torneo focaliza la atención de todos los aficionados al balompié por las características especiales que se presentan en la actual coyuntura deportiva del país. La participación de la selección colombiana de fútbol seguirá haciendo vibrar todos los corazones de nuestra sufrida y amada patria, por las expectativas de triunfo que están en manos de ese puñado de jugadores que han sido escogidos por la altura y calidad futbolística que han demostrado.
