A medida que se empieza a presentar la recuperación lenta de la economía, se conocen los resultados promulgados por el Dane recientemente sobre el buen desempeño de la economía en el país, que muestran un significativo repunte del dinamismo empresarial. Procurar que la economía colombiana crezca por encima de 7,5% al final de este año no solo es un propósito y pronóstico de las autoridades y de los empresarios, sino que empieza a verse con más claridad, a la luz de lo que dictan las cifras de la demanda de energía, el despacho de cemento, la venta de carros y casas y, lo que no es menor, la actividad casi normal que están experimentando los centros comerciales en todo el país.
El consumo de los hogares se ha reactivado a niveles casi de prepandemia y el sector financiero prevé que el uso de las tarjetas de crédito se reactive y llegue a picos históricos durante los próximos tres días sin IVA, que se llevarán a cabo entre octubre y diciembre. El nivel de producción de la industria manufacturera está 16,9 puntos porcentuales por encima de un mes promedio del año 2018, así lo ha ratificado el Dane.
Así, han empezado a soplar buenos vientos para la recuperación económica en todo el territorio nacional, una vez que el gobierno nacional empezara la reapertura de todas las actividades productivas, que se encontraban semiparalizadas por la cruda pandemia del Covid, que hemos tenido desde el mes de marzo del año anterior. De acuerdo con los gremios de la producción, las ventas superaron los pronósticos que se tenían a principios del año.
La variación de los precios entre septiembre de 2020 y el mismo mes de este año, va en 4,51%, medio punto por encima de la meta techo fijada por el Banco de le República, que tuvo que elevar las tasas de interés 0,25 puntos hasta 2% para salirle al paso al costo de vida que está creciendo de manera sorpresiva, máxime cuando todos los ojos estaban puestos en la buena recuperación del consumo, la dinámica industrial y el alza de las exportaciones.
Pero existen unos factores detonantes, que pueden impedir este optimismo gubernamental para tener un resultado óptimo al finalizar la presente vigencia. La moneda estadounidense inició la presente semana con la tasa de cambio de $3.755,29, un indicio de que las cosas no van tan bien como se creía en términos de recuperación y estabilidad fiscal. Con un precio de $3.768,09 el valor del dólar en el día anterior se convierte en una amenaza para las importaciones de bienes y servicios y para el aumento de la deuda externa, colocando en un serio riesgo al equilibrio futuro de las finanzas públicas.
