La caída de las redes sociales durante 8 horas el lunes anterior, generó el más grande tsunami digital en el mundo, porque se creó una parálisis en las comunicaciones de 3,5 millones de usuarios, generando un caos en el dinamismo empresarial y en las personas adictas que no pueden vivir sin ellas. Era tal el desespero de éstas, que pareciera que se fuera acabar el mundo. Facebook, Instagram y WhatsApp se han convertido en las principales herramientas tecnológicas que son utilizadas por todas las organizaciones empresariales y por los ciudadanos del mundo, que las utilizan a diario, para desarrollar los negocios y las comunicaciones interpersonales.
Actualmente todos los agentes económicos están viviendo un nuevo mundo caracterizado por un desarrollo tecnológico, que están transformando de manera acelerada, todas las costumbres y hábitos que tenemos en el quehacer diario. Hemos entrado a la nueva era de la inteligencia artificial, que está mejorando la producción de bienes y servicios. Y todo esto sucede porque este nuevo desarrollo digital está contribuyendo a fortalecer sus procesos de comercialización y consumo.
Paralelo a lo anterior, estamos viviendo en un mundo digital de supra estados autoritarios que se imponen sus propias reglas y deciden qué puede decirse y qué no. Tales decisiones demuestran cómo las redes sociales se han convertido en árbitros poco democráticos de la libertad de expresión y de lo que las personas pueden ver en el ecosistema digital. Independientemente de si las decisiones tomadas son razonables o no, lo que produce angustia es que estas plataformas, todopoderosas y con prácticas anticompetitivas que las han ayudado a posicionarse, están tomando decisiones que vulneran los derechos de sus usuarios.
Por este motivo, la interrupción por más de siete horas en los servicios de estas redes sociales de propiedad del estadounidense Mark Zuckerberg, no solo le costaron a él, una pérdida multimillonaria en su fortuna, sino que tuvo un efecto colateral en millones de negocios que hoy en día utilizan estas plataformas para comercializar productos y servicios. La bolsa de Nueva York en el mercado tecnológico Nasdaq, bajó cerca del 5 por ciento, lo que se suma a una caída de alrededor de 15 % desde mediados de septiembre.
Entre tanto, en el plano nacional miles de negocios, de todos los tamaños, y que han venido consolidándose a través de la interacción que pueden tener con los clientes a través de las redes sociales, tuvieron afectación en sus operaciones productivas y comerciales.
