DIARIO DEL HUILA, EL BOTALÓN
Por: Martha Cecilia Andrade Calderón
Alexander Pastrana, con su labor musical y reconocimiento a varios autores y música ancestral, ha escrito Huilensidad en Colombia y el mundo.
El pasado primero de marzo el recinto virtual de la Tertulia de El Botalón se engalanó con la presencia del artista invitado, Alexander Pastrana Sotto. Músico huilense, pianista con énfasis en jazz, arreglista, compositor, director y productor musical e intérprete. Entre música y narrativa su exposición se hizo amena, didáctica y muy artística. Cinco interpretaciones acompañaron la voz del invitado que nos sirven como toques emotivos de esta reseña.
Nos cautiva su composición e interpretación “Renacer”
La presentación inicial del joven maestro fueron los acordes de su piano en su pieza “Renacer” interpretada con la maestría de quien se ha formado como profesional pero que no olvida y reconoce la valía de los ancestros musicales con que se formó para llegar donde está.
El conversatorio-musical, se inició relatando sus orígenes musicales y nos ubicó en aquel niño de nueve años que acompañaba a su padre, Alexander Pastrana Monje, quien con otros amigos rajaleñeros como Misael Duran, Ulises Charry, Amín Vargas, Gustavo Córdoba y Rumichaca, le acompasaron su oído infantil y le permitieron desde muy chico integrar grupos infantiles como Tierra Mestiza; con ellos se presenta en encuentros y concursos regionales. Por aquella época se cantaba coplas en sus diferentes tonadas de rajaleña y canciones de Jorge Villamil, explica.
Del chucho, la esterilla, la puerca y la tambora pasaron a tocar el requinto que lo había aprendido de su padre; y en uno de esos concursos en los cuales participaba llegó a destacarse en la ejecución del requinto, y a su corta edad fue proclamado rey infantil de este instrumento.
A sus 11 años y rodeado de una familia musical que oscilaba entre la música tradicional y popular colombiana llegó al piano, o mejor, como lo afirma, “el piano lo encontró a él” en una de las reuniones familiares en donde fue cautivado por este instrumento italiano, creado por Bartolomeo Cristofori (1700), allí lo sentenció cuando vio interpretar a su primo, quien tocaba música popular, salsas, porros, cumbias y merengues”, pensó: “quiero ser pianista”.
Fue así, ya joven de trece años cuando comienza a recibir sus primeras clases de piano en el conservatorio de Neiva, por dos años tuvo una formación básica. Inclinado por la música popular, decidió tomar clases particulares con el maestro Jorge Guarín, quien fue uno de los pioneros del jazz en Colombia; reafirma que “el jazz para mí ha sido un vehículo para expresarme de donde soy y para donde voy, es un medio de integración para llegar a la creación”.
La emoción llega cuando suena Matambo, homenaje a Jorge Villamil
Hacia 2010 llega a Bogotá, estudia música y reconoce el fascinante mundo del jazz, le nace la inquietud de articularlo con la música de su tierra. Por eso años más tarde nace la idea de “Villamil en jazz: Una interpretación creativa” un concierto que hizo hacia el 2012 en el Museo Nacional de Colombia como homenaje al maestro, allí articula el jazz e improvisaciones.
Al estar fuera de la tierra, estudia conoce y re-interpreta otros autores huilenses como Luis Alberto Osorio; con esta música manifiesta y cultiva la necesidad de volver al terruño, al lugar de procedencia con orgullo y respeto. Paralelamente participa como integrante en grupos y orquestas huilense y de talla nacional.
Fue así como al final de sus estudios universitarios tuvo la oportunidad de presentar su tesis de grado en la Javeriana, con el tema del rajaleña. Una investigación minuciosa que hizo como un estudio de la música raizal. Con esto, manifiesta, no pretendí cambiar y ni siquiera aportarle nada al rajaleña, sino que fuera un resultado sonoro de la convergencia entre éste y la música de New Orleans.
Como magia, se tañe “Rajaleña al piano” y una Tonada en Jazz
Desde los compases interpretativos, explica cómo el álbum que grabó “Rajando Leña” se encuentra el repentismo del rajaleña con la improvisación del jazz; allí participa entre otros, el maestro Gustavo Córdoba, reconocido por su copla improvisada. Se presentan las tonadas reinterpretadas, arregladas y adaptadas en ensamble de jazz. Todo fue hecho con amor y respeto, explicita. Esta propuesta ya ha recorrido parte de Colombia y se ha presentado en el exterior, como hace poco en Sao Pablo donde tuvo la oportunidad de estar en el Blue Note.
Hay que señalar que dentro del recorrido como pianista, el maestro ha participado en certámenes de talla nacional e internacional, entre ellos el Festival Internacional de Música de Cartagena, El Festival “NeivaJazz”, el Festival internacional del Teatro Libre, Mompox Jazz Festival, entre otros. Ha tocado con la Orquesta Filarmónica de Bogotá bajo la dirección del maestro Eduardo Carrizosa. Y ganador dos veces de la serie de Jóvenes Intérpretes del Banco de la República y en el 2017 recibió la Orden Cacique Timanco en Neiva.
Su presencia ha sido valiosa en grupos como la Billo’s Caracas Boys, Johnny Rivera, los Alfa Ocho, la Orquesta de Lucho Bermúdez. Ha acompañado a Fanny Lu, Hansel Camacho, Yolanda Rayo, Toño Barrio, Maria Escobar, Wilfrido Vargas, Oro Solido, Adriana Lucia, Chabuco y Yuri Buenaventura.
Un homenaje a José Eustasio Rivera
Para finalizar, el maestro Alexander se refirió al concierto ofrecido en el Teatro Pigoanza, “Tierra de Promisión, Emprendiendo un viaje a través del jazz”. Aquí se interpretaron los 55 sonetos del poemario centenario de José Eustasio Rivera en sus tres partes. Con este proyecto quiso hacerle un homenaje al gran poeta, desde la misma sonoridad de sus versos sumado a la improvisación e interactuando musicalmente bajo las sensaciones del intérprete del jazz. Considera que, con su labor musical y reconocimiento a varios autores y música ancestral, ha escrito Huilensidad en Colombia y el mundo.
Así se fue acallando la música y la palabra de nuestro invitado, para dar paso a las voces de los contertulios quienes expresaron, admiración, gratitud y felicitaciones al artista. Hubo un reconocimiento a su juventud, a la perseverancia, dedicación, pasión y respeto hacia la música autóctona del Huila, en procura de una valoración que permite encontrar en sus proyectos un enfoque cultural identitario que no raya con el chauvinismo, sino con una pertinente valoración muy razonada de nuestro folclor.
Se reconoce el valor del conservatorio del departamento del Huila, Alexander es una prueba de ello, pero aún falta mucho para generar una sólida cultura musical en los jóvenes huilenses quienes lo reclaman en estos tiempos, quizás ello contribuiría a que fuéramos otros y quizás una mejor sociedad. Se le reconoció su sencillez y la necesidad de seguirla. Se valora e impulsa para que siga estudiando otros autores, proyectos que ya tiene en sus partituras. Se le impulsa a continuar representándonos, pues su presencia es orgullo para todos los huilenses. Se anhela que, con apoyo de los gobiernos municipal o departamental, prosiga siendo embajador de nuestra música en grandes escenarios.
Lo cierto es que el maestro Pastrana, no solo nos deleitó, sino que nos puso a soñar, como bien lo dijo un contertulio, con esa carrera tan vertiginosa prontamente alcanzará un Grammy. “Alex, es sencillamente extraordinario. Su futuro en la música es promisorio, incuestionablemente”, escribió para finalizar otra voz en el chat.