Diario del Huila, Crónica
Por: Hernán Guillermo Galindo M
Miguel Ipuz Gutiérrez ha sido deportista, entrenador y hasta presidente de la Liga en el Huila. Cuenta en Diario del Huila de sus alegrías, altas y bajas en la rica trayectoria en la actividad.
Sus logros están representados en medallas de oro, plata y bronce en campeonatos nacionales e internacionales. Lo ganó todo como deportista; luego se quitó la trusa para seguir triunfando entrenando jóvenes prospectos huilenses; y después se puso el traje de presidente de la Liga de Lucha del departamento.
Estamos hablando de Miguel Ipuz Gutiérrez, nacido en Neiva hace 61 años. Recuerda a Diario el Huila que vivió con la familia en el barrio Altico, hasta la edad de seis años. Luego se trasladó a Las Brisas, donde nos recibe.
Sus padres son de origen campesino: Julián Ipuz Chala, de Órganos, en San Luis; y su progenitora, Elvia María Gutiérrez. Tuvieron una familia numerosa, de diez hermanos, 5 varones y 5 mujeres, la mayoría educadores y una monja. Él, siempre deportista.
De niño jugaba fútbol, practicaba atletismo y a los nueve años empezó a entrenar pesas con Orlando Marín y con Pedro Clavijo estuvo como un año.
Fue a los trece años que se encontró con su gran pasión, la lucha, “David Gutiérrez, que comenzaba su carrera como deportista, luego me vinculó en el equipo del colegio Nacional Santa Librada, con la orientación de Jorge Barón. La meta eran los Juegos Nacionales de 1978, pero con el aplazamiento llegamos al 80 donde gané dos medallas de oro”, comenta.
En los Juegos de 1984, Villavicencio, y 1988 en Armenia no pudo participar por la edad, que se limitó hasta 20 años.
“Cuando vuelven a ser abiertos, retorné y participé en Juegos en Cartagena, Ocaña, Pasto, Bogotá y Cali, en donde complete seis participaciones con figuración en el podio de manera permanente”, destaca”, con orgullo.
En 2004, a la par de la competencia, inició su carrera de monitor y entrenador de lucha, actividad que mantiene hasta la fecha, también con resultados positivos.
Por todo lo conseguido, “con esfuerzo, sacrificio y dedicación”, Miguel se declara muy agradecido con Dios “porque es quien siempre me guía. Y con los amigos que me han apoyado como ahora que estoy laborando en espera de mi pensión. Ya tengo el tiempo y el próximo año cumplo la edad”, expresa, con ilusión en el rostro.
Sobre la lucha se queja que es el deporte errante del Huila, pese a todos los éxitos entregados. “Estamos entrenando en el parque metropolitano porque la antigua sede la tumbaron dentro del nuevo proyecto en la Villa Deportiva”.
Aún así, es optimista de los resultados de los Juegos de 2023 en el Eje Cafetero, “por el trabajo que se viene haciendo con las escuelas y con los luchadores en cada una de las participaciones”.
Por eso, añora les construyan un escenario digno para entrenar y para la práctica de esta disciplina que tantos resultados y glorias le ha entregado al Huila.
Deportista, entrenador y presidente
En sus casi 45 años de carrera deportiva ha sido uno de los pocos huilenses que ha cumplido el rol de deportista, entrenador y presidente de la liga, dice.
En su formación, aunque no es licenciado, si tiene los cursos de la Escuela Nacional del Deporte en Cali, que lo acreditan como entrenador.
Recuerda que hubo un momento en que nadie se quería hacer cargo de la disciplina porque la discriminan como un deporte para muchachos de estratos bajos.
“Sin envidias, usted puede observar que disciplinas como natación, el fútbol y en otros los padres de familia llegan en carro a dejar a sus hijos. En la lucha estamos en el proceso de cambiar ese paradigma”, explica.
Entonces le tocó ser presidente de la Liga. Logró recuperar el reconocimiento deportivo. Estuvo en la acción hasta el año 2013.
También recuerda sus participaciones internacionales con la Selección Colombia de Lucha en las que destaca dos medallas de plata en los Bolivarianos de Barquisimeto en Venezuela, 1981.
De sus hijos comenta que Miguel JR sigue sus pasos, es entrenador y le va muy bien. Y el menor, Jean Sebastián, como deportista, está haciendo carrera.
Comparte con sus hijos y su señora María Diva Montaño, sus días. “Tengo cuatro hijos varones y cuatro nietos varones. Le ruego a Dios que me permita conocer y disfrutar la pensión para dedicarme a la familia, a ver deporte y a descansar un poco”.
De no haber sido luchador, tiene claro que de todas maneras su vida estaría ligada al deporte porque siempre le ha gustado el fútbol, las pesas y la lucha, “deportista siempre”, sostiene.
Es así que como entrenador y director de escuela de formación se preocupa por el poco interés de muchos de los actuales prospectos, que tienen la condición, pero no la convicción, lo que dificulta que sigan un plan de trabajo y se motiven a seguir una carrera en la lucha.
“Uno les da consejos, pero si no toman conciencia, no se puede hacer nada y se pierden”, concluye.