Diario del Huila

“Para vivir del día a día hay que sudarla”

Mar 11, 2021

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DIARIO DEL HUILA, CRÓNICA

Por: Hernán Galindo

El calor de la mañana ya se levanta amenazante sobre Neiva y el sol parece reventar el pavimento. Pasan las 10 de la mañana y el microcentro de la ciudad ya siente el agite del día a día. Carros y motos en velocidad y peatones sudorosos en busca de sus destinos. En una esquina del edificio de la Alcaldía se escuchan voces de unas personas que protestan por lo que consideran trato descomedido a la comunidad que vive del reciclaje.

En ese paisaje aparece Rigoberto Carrillo, arrastra una vieja carreta que hace poco llenó de guamas en un local vecino a la avenida Circunvalar, como hace desde hace varios años, después de dejar de lado la pesca en el río Magdalena. Y es que su historia es muy larga. Nació en Rivera y a los 10 años huyó de la casa, “aburrido de la pobreza y el maltrato”, para trabajar en lo que saliera: en cafetales, fue panelero, lavador de carros y hasta ‘escobita’ de Aseo Capital.

“Las traen de Vegalarga. Aquí cerquita. De una zona muy buena para producirla. Se da casi silvestre. Mucha no la pueden traer y se pierde. La cosecha es anual, para esta época del año, por las lluvias. Un familiar me ayuda, es como el mayorista. Me colabora para yo venderlas. Dice, aquí están estos bultos para que se rebusque. También hay buen caimo y badea”.

La guama es el fruto de un árbol de 8 a 15 metros de altura, de climas tropicales, con temperaturas superiores a 20 grados. Crece libremente, poco se cultiva y no cuenta con ningún control. El fruto es una vaina cilíndrica de color verde, de tamaño aproximado a 30 centímetros. Sus semillas son de color negro y vienen cubiertas de una carnosidad blanca, de textura muy suave y sabor dulce, que es la que se consume.

“A uno, con mi edad, hermano, ya no le dan empleo. Ni formal ni informal ni nada. Entonces hay que rebuscarse como sea”, contó el hombre

“A uno, con mi edad, hermano, ya no le dan empleo. Ni formal ni informal ni nada. Entonces hay que rebuscarse como sea”, contó el hombre

Una vida dura

“A uno, con mi edad, hermano, ya no le dan empleo. Ni formal ni informal ni nada. Entonces hay que rebuscarse como sea”, cuenta el hombre, con una cabeza ya en gran parte sometida por las canas, piel tostada por el sol y el viento, de buen sentido del humor, ‘vivo’, que se nota a ‘comido’ calle y se ha curtido en ella, con un buen intelecto que le permite seguir la conversación sin complicaciones.

“También estoy sacando a ofrecer una frutica muy elegante. Que el día de mañana será un éxito, hermano. Ahora pocos las conocen, pero espere y verá. Compre una para que la pruebe y me dice”, afirma convencido, y se apresura a mostrarme una pepa de tamaño regular, parecida a una papaya pequeña. Un injerto de badea con maracuyá. También de Vegalarga.

Vive en un barrio “por allá en el sur” con cuatro personas, su familia, a quienes sostiene con lo que hace en el día de lunes a sábado hasta después de las seis de la tarde. Los domingos descansa. La esposa, Carmenza, a veces lo apoya, “rebuscando el día”, cuenta, mientras mira desconfiado que no haya una batida de la Policía en la recuperación del espacio en la peatonal de la carrera quinta, junto al Parque Santander.

“El fruto es una mota de dulce, es como un algodón de azúcar. Se consume directamente. Venga, probemos. Deme una guama grande y otras para llevar”, manifiesta una señora compradora a otra que la acompaña, que parece visitante o que no conocía la fruta. ¿El precio? “A mil la pequeña y a dos mil la grande”, responde Rigoberto.

Y agrega, hábilmente, para hacer más atractiva la venta, con voz fuerte, alzándola, con malicia, para que cercanos y curiosos escuchen: “Con ella se pueden fabricar jugos, postres, sorbetes, dulces…tiene propiedades medicinales. Ayudar a combatir enfermedades como la tensión, artritis, artrosis y diabetes. También ayuda a la circulación y para limpiar los bronquios…Ah, y lo más importante, hasta se le atribuyen propiedades afrodisiacas…yo sé por qué les digo”.

La guama es el fruto de un árbol de 8 a 15 metros de altura, de climas tropicales, con temperaturas superiores a 20 grados. Crece libremente, poco se cultiva y no cuenta con ningún control.

La guama es el fruto de un árbol de 8 a 15 metros de altura, de climas tropicales, con temperaturas superiores a 20 grados. Crece libremente, poco se cultiva y no cuenta con ningún control.

La muerte

¿Rigoberto, le teme a algo, a una enfermedad, a morir? “Uy, sí, mano, a una enfermedad. Pero la mía es la triste realidad de muchos en Colombia: o morir de hambre en casa o morir de Covid en las calles, porque para vivir el día a día hay que sudarla”, afirma, con una sonrisa amarga, que más parece una mueca.

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