Diario del Huila, Crónica
Por: Hernán Guillermo Galindo M
Con 70 años, se mantiene activo en la profesión y en la actividad deportiva, su otra pasión. Fue director de Caminos Vecinales y presidente de la Asociación de Ingenieros y la Liga de Voleibol del Huila.
Julio César Pascuas Cachaya, ingeniero civil de profesión, es neivano con formación salesiana. Trabajó en los sectores público y privado.
“Nací hace 70 años y los estudios de primaria y bachillerato los cursé en el colegio Salesiano San Medardo. Tengo los mejores recuerdos de compañeros y maestros”, dice, con alegría en el rostro.
El padre Escobar, el padre Miller, Andrés Rosas, entre otros. Y amigos que han sido líderes en distintos campos en la región como los ex alcaldes Edgar Luna, Jorge Enrique Muñoz Guzmán, Luis Alberto Díaz Méndez y Jairo Morera Lizcano, y muchos otros más en diversos escenarios profesionales y técnicos como Esteban Rojas Montealegre.
Los padres no eran ricos, pero tenían cómo sostenerse en medio de algunas limitaciones. “Eran otros tiempos. Se podía vivir del trabajo como en el caso de mi papá, Julio César, que era transportador, un taxista muy responsable”, señala.
De su niñez también recuerda que la mamá, Rosa Virginia, se dedicaba al hogar. La hermana de toda la vida fue una prima, Cecilia Silva, adoptada por la mamá y quien con el tiempo le ayudó a hacerse profesional, dice, con agradecimiento y tristeza porque ya falleció.
Siempre fue buen deportista. Jugaba fútbol, baloncesto y voleibol. Fue, precisamente, gracias a su buena práctica y afición que logró pagar parte de sus estudios universitarios. “Como deportista tenía descuento en el costo de los semestres. Casi que me pagaban por jugar”, destaca, orgulloso.
Es ingeniero civil de La Gran Colombia, después de haber pasado por la Santo Tomás y la Nacional, en Bogotá.
Vida laboral
El primer trabajo fue en la capital en una empresa privada, pero luego, por cosas de la vida, retornó a Neiva a “continuar adelante, buscando oportunidades”.
Por una invitación de las hermanas Sastoque, de las que era amigo, conoció al senador Roberto Liévano Perdomo con quien trabó un buen aprecio y lo ayudó a nombrar en la Oficina de Valorización Municipal.
Posteriormente, su excompañero salesiano Jairo Morera, también político, lo hizo nombrar en el Instituto Nacional de Salud, que hoy es Aguas del Huila. “Renuncié después y me dediqué a la contratación, a trabajar independiente, pero, como ahora, era muy difícil”, afirma.
En la actividad y relacionado con la política le propusieron ser alcalde de Algeciras. Aceptó y estuvo cerca de 9 meses porque lo sacaron por presunta participación en política. Pasa los siguientes dos años como jefe técnico del Instituto de Salud.
De 1986 al 1991 fue director de Caminos Vecinales, en la regional del Huila. “Se trabajó de buena manera ayudándole a todos los sectores sociales, con atención especial al campo y la red vial. Se cumplía con los cronogramas de labores”, expresa.
También destaca que fue miembro activo fundador de la Sociedad Huilense de Ingenieros, siempre con el propósito de mejorar las condiciones de los profesionales del sector y de la comunidad en general.
El primer presidente fue Jorge Pacheco Dussán, siguió Antonio José Puentes y después yo, con un poco más de cuatro años. “Logramos figuración nacional pero hubo desacuerdos internos por lo que tocó renunciar”, manifiesta.
Sobre la profesión, comenta que como muchas otras en el país están en un momento bien difícil, “todos, especialmente los antiguos, en una u otra proporción están quebrados o estamos fracasados”, se queja.
Al preguntarle la afectación por la pandemia responde que la peor enfermedad es la corrupción que llegó primero y parece que para quedarse por siempre. “Todos los días uno se entera de grandes contratistas involucrados en denuncias de corrupción. Se llevan todo, los demandan y no pasa nada”, señala con preocupación.
El deporte en su vida
Otra faceta de vida de Julio César fue en la presidencia de la Liga de Voleibol del Huila durante 9 años. “Ser dirigente es muy difícil, los recursos para el deporte son muy escasos y tocaba a veces del bolsillo completar para mandar una delegación o participar en algún evento. Todo eso desgasta y desmotiva por eso decidí dar un paso al costado”, confiesa.
Pascuas Cachaya reconoce que está en el cierre de su vida laboral, cerca del retiro. Sólo aspira a poder pagar lo que debe y no dejar ningún tipo de deudas o pleitos a los hijos. Que puedan disfrutar su vida con tranquilidad, expresa.
Comparte con su señora, Nohora Natalia Araujo. Llevan más de cuarenta años de matrimonio, con tres hijos, ya profesionales:
“Alejandra, la mayor, de profesión abogada; Nicolás, ingeniero mecánico y trabaja en Estados unidos, le tocó irse porque aquí todo es politiquería y no conseguía nada. La menor, Natalia, que es ingeniera eléctrica, trabaja con la Electrificadora del Huila.
Termina manifestando que espera que lo recuerden como una persona que siempre quiso aportar al departamento y al municipio como le enseñaron sus padres, igual que ser una buena persona, y cree haberlo sido:
“Tengo cara de bravo o de mal genio, pero quien habla conmigo y me conoce entenderá que soy es tímido”, concluye, con una gran risa.