Diario del Huila

Trabajador, empresario pero sobre todo, rebuscador

Dic 20, 2021

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Diario del Huila, Crónica

Por: Hernán Guillermo Galindo M

Juan Carlos Peñuela ha sido un batallador en la vida, siguiendo el ejemplo de sus padres. Hoy, como chef, tiene su propio negocio de comida en El Altico de Neiva.

Juan Carlos Peñuela Rojas nació en Bogotá en 1966 y a los cuatro años de edad se radicó en Neiva. Sus hermanos son: Liliana, Luis Eduardo, Gilberto, Fernando y Andrea.

“Aquí están las raíces. Aunque nací en Bogotá es en Neiva en donde me crie, pasé mi infancia, está la familia y además están los amigos. Aquí me casé y está mi hogar, donde monté mis negocios de los que he vivido”, cuenta, dentro de su establecimiento de comidas en la antigua Zona Rosa, a un costado donde hace muchos años funcionó el famoso asadero Súper Pollo.

Recuerda con cariño que sus papás siempre les inculcaron buscar la independencia, no tener jefes.

“Tuvieron fábrica de muebles, Trama Limitada y luego Muebles Luber. Posteriormente fundaron uno de los mejores restaurantes que hubo en Neiva, Los Cerros que derivó en la discoteca del mismo nombre” cuenta con nostalgia, mientras toma un cuchillo para preparar un adobo para las carnes.

Fueron unos 20 años con ese tipo de negocios de donde le nació la inclinación por hacer empresa con vocación de la cocina que es a lo que se dedica ahora.

Estudio administración hotelera en Coruniversitec y a eso le sumó varios cursos de cortes de carne y cocina, por eso, comenta, casi que especializado en esta especialidad de la gastronomía.

Juan Carlos estudió bachillerato en el Salesiano San Medardo y en el Cooperativo Campestre, “me fui después a estudiar mi profesión a Bogotá y retorné para quedarme en la tierra”.

Su esposa, Johana Díaz Rubiano, es administradora financiera y trabaja en una empresa de material quirúrgico. “Mi hijo, Juan Manuel, tiene nueve años. Ahí vamos despacio y con buena letra”, dice de buena gana, para agregar que “los nietos de mis hermanos son mayores que mi hijo” y ríe con picardía.

Chicharrón cochinillo

Confiesa que no ha sido fácil salir adelante, hacer empresa, empoderar negocios, pese a los esfuerzos realizados. “Hoy, la gente cada día aprende más, se prepara y se vuelve exigente”, señala.

Pero tiene un producto que le ha dado la mano, “que es exclusivo”, asevera, y aunque han querido imitarlo “sólo yo tengo la fórmula” y con eso ha posicionado el local: el chicharrón cochinillo.

“Eso ha sido básico para el éxito de esta empresa. Nos ha servido para poderme sostener a pesar de la pandemia, de la crisis y poder cumplir los compromisos, de la mano de Dios, porque él es el que me sostiene y me da la fuerza para avanzar”, señala.

La jornada diaria inicia a las siete de la mañana, para comprar los insumos y preparar los productos de la carta, de comidas rápidas y criollas.

“En el caso del cochinillo, le preparación dura entre seis y siete horas de cocción para dar el punto”, cuenta, sin dar más detalles de su secreto.

Preparan también otras viandas que son básicamente parte de una picada, con carnes, chorizo, morcilla, papa, etc.

“Abrimos todos los días desde las 2 y 30 de la tarde a nueve de la noche, Los sábados un poco más temprano para que quienes quieran almorzar algo típico y tradicional. Viene gente, no me quejo”, afirma.

Peñuela tiene claro que ha ido cultivando y cautivando una clientela que es muy fiel desde el tiempo de Los Cerros y lo ha seguido en cada uno de los puntos en los que se ha establecido, en el sector del Altico.

“Aquí ya llevamos tres años y la gente llega, sigue siendo fiel, nos busca, aunque falta que amigos y clientes informe donde estamos, porque unos andan por ahí buscándonos”, destaca, mientras sigue la faena en la cocina preparando un domicilio.

Por eso, ha contemplado la posibilidad de comprar el local para quedarse definitivamente en este lugar. Eso influye, la estabilidad, enfatiza, a la vez que saluda unos compañeros del colegio.

“Lo importante es el producto, la atención y la amistad para tener clientes fieles y constantes”, asegura.

En el caso del corte de cochinillo y otras carnes las compra principalmente en las Brisas, Éxito o en Olímpica “porque no siempre hay el corte que necesita y toca buscar hasta encontrar lo mejor”.

Cuenta que, de no haber sido chef, le hubiera gustado tener una orquesta, porque le apasiona la música, como a sus padres. Eran de los que abrían las fiestas en el Club Social y nosotros hacíamos igual. De ahí mi gusto por el baile, aclara.

“Me encanta la música y el baile y siempre he soñado con tener un grupo. No sé si canto y bailo bien, no toco ningún instrumento, pero ese es un sueño que me gustaría cumplir”, sostiene con evidente entusiasmo.

Aclara que “eso sí de música de la época, de las buenas orquestas, no eso de ahora”.

Confiesa que tuvo errores y un tiempo se alejó de Dios. Por eso, invita a que no se alejen de Él, “por experiencia lo digo”. Cuando se fue le iba mal y una vez retornó a Dios todo va bien y mejora.

“Soy creyente, pero no de los de misa. Eso sí oro mucho y ante todo procura obrar y hacer el bien. Obremos y hagamos el bien, nadie es perfecto, pero si podemos cada día tratar de ser mejores”, concluye este huilense emprendedor, berraco rebuscador y chef.

Trabajador, empresario pero sobre todo, rebuscador

Espera poder comprar el local para estabilizar el negocio.

 

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