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El ‘Jinete del Caquetá’ que se quedó en el Huila

Dic 28, 2021

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Diario del Huila, Crónica

Por: Hernán Guillermo Galindo M

La vida de Fabio Acevedo ha estado ligada al ciclismo. Después de triunfar en competencias nacionales e internacionales se radicó en Neiva hace 40 años y montó un exitoso negocio de bicicletas.

A Fabio Acevedo le surgió la fiebre por el ciclismo a los 14 años de edad en su natal Resinas, límites del Huila y Caquetá, en la antigua vía a Florencia.

La idea de aplicar a este deporte le surgió por un hermano que vino a estudiar a Neiva y regresó a la tierrita hablando de la Vuelta a Colombia, competencia que era todo un acontecimiento por allá en los años sesenta.

A Fabio le quedó sonando la idea de participar en ese evento que escuchaba por radio, aunque entonces se desplazaba y corría en una bicicleta de turismo que compró con ahorros, pero dejó volar la imaginación y se propuso llegar a correrla algún día.

Lo consiguió y fue más allá. El llamado Jinete del Caquetá estuvo en siete Vueltas a Colombia, representó al país en los Juegos Olímpicos de Múnich en 1972 y en varias Vueltas al Táchira en Venezuela, la Vuelta a Méjico, en la que en una oportunidad terminó segundo en la general.

Apoyo familiar

Su padre, Jorge Enrique Acevedo, no lo animó mucho, le decía que en las condiciones y en la región en que vivían era muy difícil conseguir patrocinio para llegar a ser ciclista de competencia.

“Le respondía que seguiría trabajando en las labores de la finca y en mi tiempo libre me dedicaría al ciclismo, que era mi pasión y mi sueño”, comenta, con emoción.

Con la esposa, Amelia Córdoba, sacaron adelante a 16 hijos, a punta de esfuerzo y trabajo de todos, por eso, Fabio sólo estudió hasta cuarto de primaria.

Fabio Acevedo segundo de izquierda a derecha junto a Miguel Samacá, ultimo a la derecha. Formaron parte del equipo a los Olímpicos del 72

Cuenta que con la bicicleta de turismo ganó dos carreras locales, lo que lo animó a competir en Neiva. Su primera carrera fue una Doble a Aipe, no le fue bien, pero no se desanimó:

“Al contrario, me compre una bicicleta de carreras. Fueron cuatro años luchando por la Liga del Huila, pero nunca nos llevaron a un evento de relevancia, por eso me devolví para el Caquetá”.

Estando al borde del retiro total de la actividad, lo llamaron de Florencia. Había llegado a la Liga de ese departamento un dirigente costeño que lo había visto y le propuso integrar el equipo que iría a la Vuelta a la Costa.

“Don José Zapata me lleva, tras lograr liberarme del club de Ricardo Matta, que por ese entonces luchaba por el ciclismo en el Huila. Fue mi primer viaje en avión, siendo para mí, una gran satisfacción personal”, recuerda con cierta sonrisa.

Al tiempo y por las buenas actuaciones fue fichado por el equipo Telepostal que tenía como líder a Pedro Jota Sánchez, el León del Tolima, al quien ayudó a ganar la Vuelta sobre Severo Hernández, que era el favorito. En consecuencia se trasladó a vivir y a trabajar en Ibagué.

Señala que su mejor ubicación en una Vuelta a Colombia fue un sexto lugar, ganando con Sánchez, fueron los mejores por equipos y Fabio fue segundo en la tabla de los novatos.

Olímpicos de Múnich 72

Por ser un gran gregario posteriormente pasó al equipo de Álvaro Pachón, el Cóndor Colombiano, uno de los mejores pedalistas colombianos de la época.

Estuvo a punto de perder el cupo en la primera salida a Méjico con el gran Cochise, que acababa de batir el récord de la hora en Italia, pero el propio Martín Emilio le cedió el cupo:

“Me dijo, no le voy a quitar el cupo a nadie, más bien me voy para Colombia a celebrar mi actuación mundial”.

Alcanzó a ser líder durante cinco etapas y por no rodearlo el equipo terminaron perdiendo con Agustín Alcántara, quien había perdido 18 minutos en la primera etapa. “Todos corrían para Pachón”, comenta con algo de amargura.

Corre la Vuelta al Táchira en donde termina tercero y le llega la fortuna de ser selección Colombia a los Olímpicos de Múnich.

En la contrarreloj fueron 14 entre 34 equipos y en ruta, en donde pensaron hacer un mejor papel, en una caída en la que no se vio involucrado, le causó un pinchazo y eso lo dejó al margen de cualquier figuración y se retiró de la prueba.

Al regreso de Alemania corren en la Vuelta al Sur en el Huila, donde se sentía local. Después retornan a Méjico y, como ya se sentía bueno para la contrarreloj, tiene la anécdota de por calentar llegó tarde a la salida.

“El técnico me decía: ya se fueron todos, y así se perdieron las posibilidades. Me tocó trabajar de nuevo para Pachón. Lograron el título y él fue segundo en la general. La etapa la ganó el Cóndor y eso es en resumen lo más grande que me pasó en el ciclismo”, concluye.

Fabio Acevedo vive con su familia, de cuatro hijos, sólo la menor se ha interesado por el ciclismo de manera recreativa, y está dedicado a su almacén de bicicletas junto a la Plaza de San Pedro, en Neiva, donde vive hace 40 años.

El negocio lo empezó de a poco primero con un tallercito por los lados de Cándido y posteriormente se trasladó al centro que es donde debía estar. Desde entonces recibe el reconocimiento de su clientela y la gente del ciclismo que lo visita habitualmente.

Fabio Acevedo atiende su negocio de bicicletas en el centro de Neiva.

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