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Asentamiento Bajo Pedregal, 40 años anhelando la legalización

Ene 18, 2022

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Diario del Huila, Comunidad

Por: Hernán Guillermo Galindo

Fotos: José Rodrigo Montalvo

432 familias en 135 viviendas llevan esperando la legalización de su barrio, Bajo pedregal, que comenzaron a construir entre todos de eso hace 40 años. Piden que no los estigmaticen. Diario del Huila los visitó.

El Bajo Pedregal es un asentamiento enclavado en la Comuna Ocho o suroriental de Neiva, es una comuna que presenta un índice de pobreza muy alto y padece grandes problemas sociales, ​ está ubicada entre las cuencas del Río del Oro y la Quebrada Santa Teresa. Limita al norte y occidente con la Comuna 7; al oriente y suroriente con el corregimiento de Río Las Ceibas; y al sur con la Comuna 6. ​

La nueva presidenta de la Junta de Acción Comunal, Johanna Sánchez González, una joven estudiante de administración municipal en la ESAP, es quien lidera a estas familias que luchan cada día por mejorar sus condiciones de vida en medio del olvido y muchas veces de la discriminación en la ciudad.

Johanna se ha ganado el respeto de la comunidad por su trabajo y entrega durante tres periodos, dos como vicepresidenta y uno como presidenta que es el actual.

La quebrada Zanja Honda se ha canalizado en buena parte.

El relevo es generacional con nostalgia por la muerte de quien fuera líder de la zona por espacio de 22 años, don Antonio Mejía, esposo de una tía. “Si claro él fue el líder por muchos años, del barrio que fundaron en 1982, ya son 40 años. Por su gestión se consiguieron los servicios básicos como la energía, agua, alcantarillado y gas”, relata.

En los recuerdos de la evolución del sector, recuerda que el exalcalde Héctor Javier Osorio les llevó la canalización de la quebrada zanja honda y la construcción de la caseta comunal que les sirve para realizar sus reuniones.

La legalización

La presidenta comenta que ya hubo una legalización en la administración del alcalde Luis Alberto Díaz Méndez, en el año 1991, pero en ese tiempo no había POT, por lo que esa legalización que se dio mediante acuerdo se echó para atrás y volvimos a ser asentamiento, dice.

Uno de los propósitos en esta etapa como presidenta es conseguir hacer realidad la legalización, “ya estoy haciendo los trámites, vinieron a hacernos la caracterización en esta administración, que se ha propuesto la legalización de los asentamientos. Nos van a hacer el estudio para que nos legalicen formalmente el barrio”, añade.

Las primeras viviendas se construyeron en la parte alta de la canalización.

Seguimos en la lucha para conseguir terminar de pavimentar la vía, continuar con la canalización y lograr que nos tengan en cuenta para todos los programas de tipo social, indica.

Aunque no son fundadores, los Sánchez González, llegaron un año después de la fundación. Desde entonces tienen sentido de pertenencia por el lugar que habitan. Los primeros años eran más unidos, recuerdan.

Hablan los vecinos

Elsa Mayorga, una de las fundadoras dice que “el barrio nació como una invasión, nos tocaba hacer las necesidades en el monte, se lavaba la ropa en otro sitio donde había unas moyas, había un hilito de energía que logramos mediante guaduas, si se prendía la licuadora, no se podía prender el bombillo, así nos tocaba”, añade.

Lo que si había era más unión, eran más solidarios, los integrantes   de las 56 familias que inicialmente llegaron al bajo pedregal en busca de tener una vivienda propia. No hay que quitarle el dulce a la caña, gracias a don Antonio Mejía que murió el año pasado, se consiguió la energía, el agua y todos los servicios públicos.

Esta mujer adulta mayor se emociona al relatar la historia de este barrio en el que levantó a sus hijos que ya volaron, como necesidad prioritaria pide que les arreglen la vida. Ante todo, pide que los respeten, que no los discriminen. Es muy triste tomar un taxi y cuando uno dice, que es para el bajo pedregal le bajan los corotos y de argumentan yo por allá no voy. Acá vivimos como en cualquier sector de la ciudad personas, trabajadoras, hay profesionales, gente buena, no todos somos iguales, que nos respeten, que no nos discriminen, argumenta.

Luz Celia Vanegas, una de las residentes, hace 30 años, recuerda, muchas situaciones que tuvieron que afrontar. “Esto era una brechita, no había carretera ni nada, era poco lo construido, de mi casa que queda en donde estamos hablando para arriba no había absolutamente nada construido”, aporta.

Cuenta que compró el lote en donde construyó su casa en 11 mil pesos, para poder que le llegara el agua le tocaba ir a cerrar llaves abajo en las horas de la madrugada.

Las viviendas se han levantado por autoconstrucción.

Con don Antonio Mejía presidente por 22 años comenzamos a gestionar la energía, nos tocó con mi marido tender cable, luego construimos la caseta comunal, crie a mis cuatro hijas que se fueron bien casadas, en total fueron siete bien criados a punta de palo, no como ahora.

La prioridad para mi es la carretera y que no nos suben carros por la mala imagen que han creado del barrio, hemos hecho campañas de todo tipo, para no dejar entrar gente extraña. “Aquí ha habido piedra, hasta heridos, es difícil poder controlar, pero en eso estamos, ahí vamos luchándola”, comenta.

Como se ha comentado por la mayoría de los residentes un inconveniente que afrontan es la falta de transporte público, no tienen ruta, la más cercana es la que va a las Américas, el Gaitán, pasaba la 28, pero no ha vuelto a circular. Toca taxi o mototaxi, hay que endulzarlos, decirles si yo lo llevo allá no le va a pasar nada, es una rogadera y bregadera, sostiene.

Son 135 viviendas y 432 familias, las que habitan en el bajo pedregal, perteneciente a la comuna suroriental de Neiva, con muchas necesidades, pero con muchas ganas de salir adelante.

Caseta comunal del Bajo Pedregal.

La presidenta Johanna Sánchez recordó que otros propósitos son conseguir que les lleven programas para los niños, hay muchos menores de edad que estudian en el IPC, la Normal superior o en la institución educativa Santa Teresa que es la más cercana que tienen. La mayoría estudian allí, queda en el Gaitán, tiene hasta grado once y tiene técnicas, dice.

Situación similar viven los adultos mayores que tienen que desplazarse al IPC, Pal común, otros en Las Américas. Les toca desplazarse porque aquí nunca ha llegado el programa para ellos de manera directa, dice.

“Le pedimos a administración que nos tenga en cuenta que no nos deje el barrio olvidado, en tiempo de elecciones si vienen a buscarnos, nos dan contentillo y cuando realmente los necesitamos para soluciones de fondo hay si toca rogar. La legalización es importante y la continuación de la canalización de la quebrada zanja honda están dentro de las prioridades”, concluyen.

La vía de ingreso es amplia y necesita terminar de ser pavimentada.

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