Diario del Huila, Crónica
Por: Hernán Guillermo Galindo M
Ingrid Daniela Zúñiga Llanté a sus quince años ofrece en una carreta por el centro de Neiva, mangostinos, fruta exótica de origen asiático que se considera medicinal y afrodisiaca. La fruta se ha convertido en municipios como San Sebastián de Mariquita (Tolima), en una fuente importante de ingresos para las familias de la región.
Ingrid Daniela Zúñiga, es una niña de escasos quince años que empuja una carreta por el microcentro de Neiva para ofrecer mangostinos, una fruta considerada exótica y medicinal.
Nos recibe con mucha amabilidad y nos ofrece los frutos que parecen una remolacha, pero al abrirlos se ven dos pepas con pulpa parecidos al fruto del cacao y su sabor es similar, nos cuenta esta joven vendedora que trabaja todos los días desde las siete de la mañana hasta las cinco o seis de la tarde.
Sus padres de origen campesino son los que han implementado el negocio en Neiva, nos cuenta con la inocencia que refleja en un rostro casi de niña, que debe apoyar la economía familiar al tiempo que estudia.
“Soy de Neiva, soy opita nos cuenta en medio del barullo que produce un pequeño parlante instalado en la carreta en el que se escucha con una voz ronca, `Mangostino, oiga llegó el mangostino, si hay mangostino`, vivo en brisas del venado con mis padres y mis hermanos. “Sobre el trabajo relata que es suave, le va bien gracias a Dios y casi no se asolea”
“La mamá se llama Sandra Llantè Guevara y el Papá Manuel Ernesto Chacón, continua Ingrid en su relato de vida, ellos son los de la iniciativa del negocio y ella les trabaja”, dice
El mangostino lo traen de Mariquita, norte del departamento del Tolima, en donde es muy apetecido por su poder nutricional y por ser la zona de Colombia en donde históricamente llegaron las primeras plantaciones de esta fruta que ahora se ha convertido en eje central de emprendimientos, artesanías y festivales que se desarrollan alrededor de ‘la reina de las frutas’, como la llaman.
El fruto considerado exótico es muy apetecido por sus propiedades.
“Mi papá es el que hace los viajes para traer los mangostinos que luego comercializamos aquí, según Ingrid Daniela la fruta es parecida a un zapote, aunque de otro color y su sabor es el del cacao, usted lo abre y se come la pulpa que está adentro”, agrega
Ingrid hace quinto y sexto los fines de semana en uno de los institutos que ofrecen dos cursos por año, “Mi meta una vez termine el bachillerato es ingresar a la Policía”, para hacer carrera de oficial, comenta con seguridad. “La venta sigue siendo buena a pesar de los costos, es una fruta que se ha disparado en cuento a su precio. En un día bueno puede vender hasta $300 Mil pesos y cuando no está tan buena la venta se hace unos $100 Mil pesos”, agrega.
Aunque no existía aun si recuerda que le cuentan sus padres de la novela Pedro el Escamoso, que popularizó la fruta con el reinado del mangostino y que de acuerdo a la misma se hizo millonario cultivando y comercializando esta fruta de origen asiático.
“Es que esta fruta es más bien carita dice, mi papá va y la coge, luego la transporta, tiene que pagar ese transporte, por eso vendemos la libra a $10.000 pesos que son unos tres mangostinos, hay quienes se quejan del precio, pero después de comprobar la calidad del producto que les ofrecemos lo llevan”, dice.
Mientras va a atender a una pareja que pregunta por la fruta, sigo escuchando… ¡si hay mangostino, llegó el mangostino, a la orden el mangostino!… Ingrid regresa a atendernos, “nosotros siempre salimos a las siete de la mañana y guardamos la carreta a las seis de la tarde, porque esto se pone muy solo, sobre todo los viernes y los sábados se pone muy solo. Descansamos los domingos. El almuerzo es a la hora que lo coja a uno por acá”, añade.
El mangostino en Colombia
Según la cultura popular, en el Tolima fue allí donde técnicos e ingenieros hicieron las primeras plantaciones, ya que cumplía las mismas condiciones climáticas a las del continente asiático, entre unos 600 y 900 metros sobre el nivel del mar. Tierras ligeramente ácidas y con la misma condición climática que le dan la calidad de exportación al mangostino, estos árboles tardan siete años en dar fruto, una condición tan presente entre los habitantes de la región, que en algunas zonas se recomienda que “cada vez que una madre da a luz un hijo, se siembre un árbol de mangostino”, como precedente de buen augurio para la prosperidad de la planta.
Mientras llega la época de recolección, se puede apreciar uno de los encuentros musicales más importantes del país. Tanto ha inspirado este fruto en esta región, que también se creó el Festival Nacional de Música Mangostino de Oro, considerado patrimonio cultural del Tolima. Se trata de una fiesta musical que agrupa a solistas, duetos y tríos, acompañados de guitarras, tiples y tamboras para representar la música andina colombiana.
En época de octubre, los árboles de mangostino se encuentran en etapa de florescencia. La cosecha inicia a principios de enero, cuando la fruta empieza a madurar y a mitad de año está la otra cosecha, llamada ‘traviesa’ o ‘mitaca’, que es de menor producción.
Ingrid Daniela trabaja de lunes a sábado.
