Diario del Huila, Crónica
Por: Hernán Guillermo Galindo M
Ramón Antonio García Jacome vive hace 31 años en Neiva a donde fue trasladado como gerente de una empresa de electrodomésticos, labor que combinaba con el arbitraje. Las dos facetas las desarrolló en el Huila al que ha representado a nivel nacional. Esta es su historia.
Ramón García se hizo árbitro de fútbol en su Cúcuta natal, tras haber sido jugador aficionado en las diferentes categorías, estuvo en un equipo llamado `Once amigos`, afiliado a la liga de fútbol de Norte de Santander. Uno de los directivos de ese club, lo envió a hacer un curso para conocer el reglamento, le gustó y se pasó a esa orilla del fútbol en la que hizo toda una carrera. Así le surgió el gusto y la vocación por el arbitraje.
“Después de jugar por muchos años en el balompié aficionado, me convertí en árbitro en las diferentes categorías del fútbol aficionado, hasta llegar al torneo de reservas en el balompié profesional, que existía por esos tiempos”, recuerda.
“El curso inicial lo hicimos por convocatoria de la Liga en Norte de Santander, pasamos todos los exámenes y comenzó la otra aventura, recuerda.
Traslado a Neiva y paso al arbitraje profesional
Ramón García, de 61 años de edad, vive un cambio en su vida a los 30, es trasladado por la empresa que gerenciaba en Cúcuta, a realizar la misma labor en la sucursal que tenían en Neiva. De eso ya hace 31 años.
Pero este bachiller del Inem José Eusebio Caro de la capital de Norte de Santander, y administrador de empresas de La Corporación Educativa del Oriente, se trajo además de sus conocimientos como administrador de almacenes de electrodomésticos, sus credenciales como árbitro y el paz y salvo del Colegio de árbitros de Norte de Santander para afiliarse al correspondiente en el Huila.
Como integrante del arbitraje del Huila, siguió en los torneos organizados por la Federación y la Difútbol, hasta que se presentó el llamado para aplicar a ser árbitros del balón pie profesional.
Ramón, recuerda que en el Huila se reencontró con Denver Gentil Perdomo y Juan Gabriel Solano que al igual que él ya actuaban a nivel nacional. Aplicaron en una convocatoria para hacerse profesionales y se convirtieron en árbitros del fútbol profesional. En principio alternaban como centrales o asistentes, pero luego la Federación, por iniciativa de FIFA, decide especializarlos y se convierten en asistentes, antes llamados jueces de línea.
En esa labor se mantuvo hasta que cumplió la edad de 45 años, la edad límite para el retiro por tiempo para los árbitros. “Terminé por edad cumplida dentro de las normas, no fue por tema físico o técnico, eso me llena de orgullo”, sostiene.
Al culminar el arbitraje como profesional se vincula a la labor de instructor, que viene cumpliendo dentro del proceso de formación de las nuevas generaciones del referato en Colombia.
“Para Ramón García está claro que hay muy buenos prospectos, pero toca formarlos además de excelentes árbitros, ante todo excelentes personas, que se tomen en serio la profesión, con disciplina con entrega y dedicación”, sostiene.
Son muchos los reconocimientos que ha recibido a lo largo de su trayectoria como árbitro e instructor, “fui elegido el tercer mejor asistente en el año 2000 por parte de la comisión nacional arbitral, a nivel local también tengo el orgullo de haber sido reconocido con distinciones de los periodistas deportivos a los que les dictamos una capacitación de actualización del reglamento”, agrega.
Ramón García Jacome, se siente agradecido con esta tierra que lo acogió hace 31 años, junto con su familia. “Me vine adelante a probar dos meses y me quedé en esta mi segunda tierra, que es un lugar maravilloso en donde me han dado todo, no tengo sino agradecimiento y reconocimiento por Neiva y el Huila”, añade.
Ha sido gerente, líder gremial, es consejero de Comfamiliar, actualmente, es empresario, tiene su propio negocio de electrodomésticos, `Comercializadora La Once`, que gerencia y atiende personalmente.
Ramón García Jacome Está orgulloso de sus padres, Ramón García Pedroza y Fanny Esther Jacome de García, a quienes recuerda por la formación que le dieron como persona, es el segundo de 7 hermanos.
Actualmente, vive con su señora, Myriam Parada Ardila y con dos Hijos ya profesionales, Belkys y José Ramón.
Son muchos los recuerdos y las historia para contar con Ramón García, un hombre sencillo, de buen trato, amable de facilidad de palabra, que quiere que sus alumnos sean personas, ante todo, con valores, que tengan respeto por el otro, correctos, disciplinados y trabajadores.
Antes de despedirse, recuerda que incursionó en la piscicultura, no le fue mal, pero con todo el trabajo que implica atender su negocio, la labor como consejero, el trabajo como instructor, le tocaba muy duro, por eso se retiró de ese negocio y se dedicó a consentir a sus tres nietas y a dedicarse un poco más de tiempo para él y su señora.