Diario del Huila, Crónica
Por: Hernán Guillermo Galindo M
En una esquina de la carrera 1H con calle 8 en los alrededores del Centro Comercial Los Comuneros, Paola Jordán una mujer afro ofrece jugo de borojó como suplemento alimenticio y como bebida afrodisiaca. Esta es su historia.
Paola Jordán es una joven de 21 años nacida en Armenia, capital del departamento del Quindío y que estudio hasta once en la ciudad de Pereira a donde espera retornar algún día ya que es la ciudad en la que le gustaría vivir definitivamente.
Lo de llegar a Neiva se debe a que su papá José María Jordán se vino a vivir hace varios años a la capital del Huila y le ofreció hace un año la posibilidad de venir a trabajar con el negocio que ya tiene acreditado.
Es precisamente a don José María, a quien le aprendió los secretos del borojó y la forma de preparar la bebida que venden por vasos en precios que van desde los $2.000 pesos le sencillo, que es básicamente el jugo del fruto en agua y hasta el más costoso que vale $8.000 pesos, lleva mero macho, supermacho, vitamina francesa y toro-vital con lo que se agregan una serie de complementos vitamínicos y un potenciador.
La fruta que traen del departamento del Choco de donde es oriundo don José María que tiene los contactos para que le envíen las cantidades que necesita para su negocio, la venden también por paquetes y por libras que la gente lleva para preparar el refresco a su gusto y a su alcance, con los ingredientes que considere, sostiene.
Al preguntarle si es mito o realidad que el borojó es afrodisiaco, comenta que, si porque se utiliza para mejorar la salud, como complemento vitamínico y como ejemplo están ellos que en el caso de su familia son con ella nueve hermanos que nacieron de la unión de don José María y doña Rosa Inés Mosquera, cuenta y ríe pícaramente.
Paola atiende un punto que está muy bien ubicado y cuenta con los elementos necesarios tanto para la preparación como para la venta del borojó como fruta en bolsitas. Son muchos los clientes que llegan mientras dialogamos sobre su experiencia de vida y los planes que tiene a corto y largo plazo. Uno de los clientes, un joven de unos 30 años le dice; “Deme uno bien trancado, échele hasta puntillas”.
Esta mujer de tez negra mueve sus manos con gran agilidad para atender a quienes toman el jugo junto al carrito que sirve de mostrador y a los clientes que llegan en sus carros para consumir en el lugar o para llevar a sus lugares de trabajo o a sus casas.
A un lado del carro mostrador, tiene una carreta en donde se observan los montones de fruta empacada en bolsas que son las que se venden por unidad o por libras.
Paola cuenta que vive en el barrio el Limonar con su esposo, de nombre Jorge, un venezolano que es barbero y con quien aún no tienen hijos. Su jornada de trabajo en tiempo de temporada se inicia a las 7 y 30 de la mañana y termina a las 7 y 30 de la noche, cuando entrega cuentas.
Sobre su futuro refiere que tiene como meta llegar a ser criminalista, carrera que le llama la atención porque le apasiona la investigación y poder conocer la causa de los delitos y crímenes. También se ve con su propia peluquería, arte que aprendió en la ciudad de Pereira.” Corto cabello, en mi casa tengo la silla y los elementos, pero perdí los certificados por lo que me toca volver a hacer los cursos o certificarme por el Sena”, dice.
Volviendo a los jugos dice que la preparación no tiene mayor misterio, solo es cuestión de ver y poner atención, saber colocar la cantidad de vitaminas y las porciones adecuadas. Se debe tener en cuenta así mismo los sabores, que no vaya a quedar amargo o de mal sabor, agrega.
Hay gente que cree que el consumo del borojó le causa algún efecto secundario. Sabe de casos de personas que tienen alguna reacción cuando lo consumen con leche, pero es por el efecto digestivo que tiene.
Paola Jordán se declara creyente en Dios, dice que cree en el creador al que se encomienda todos los días de su vida.
Se declara positiva y realizada con este trabajo primero porque le permite los recursos para su sustento y porque le está ayudando en un negocio a su padre que es el que lo acreditó. Ya se hizo vacunar contra el COVID y le pide a la gente que siga consumiendo el borojó por salud y porque necesita mucho dinero, concluye y suelta a reír.