Diario del Huila, Crónica
Por: Hernán Guillermo Galindo
Nació hace 25 años como sitio cultural de encuentro de profesores y estudiantes. Se consolidó y hoy es lugar para la amistad y leer en un entorno familiar, de la mano de Armando Bastos, con su pinta de profesor.
Armando Bastos es un hombre de mediana estatura, tez blanca, gran facilidad de expresión y muy agradable. Hace muy fácil amistad, pese a la facha de docente que irradia.
Por eso, no extraña que muchos de quienes llegan a Café y Letras, mezcla de cafetería, punto de encuentro para el estudio y la tertulia en la Universidad Surcolombiana lo confundan con un profesor. “Tiene la pinta y una manera agradable de ser, atender y hablar”, comenta el estudiante Ricardo Pinzón.
Armando nació en Neiva hace 62 años en un hogar formado con base a los valores, al respeto, donde se podía libremente adquirir y reclamar derechos, pero solamente una vez se asumieran responsabilidades.
“Así criaron mis padres a una familia numerosa de 12 hermanos…la familia era eje fundamental de nuestras vidas”, comenta, pensativo.
Y agrega de inmediato que el padre, Dagoberto Bastos, les inculcaba a diario esos preceptos para salir adelante como personas de bien. “Le gustaban las tierras y fruto de ese amor vivimos un tiempo en los llanos, donde administraba la finca de una tía”, recuerda, con cariño.
Aunque terminó pensionado de la Licorera del Huila nunca lo vio consumir licor. Esos ejemplos le quedan a uno en la formación, afirma.
Era un hombre que formaba con amor y corregía con dureza, sin tocaba. No había excusas para evadir las faltas:
“Una vez, con otros de hermanos, capamos clase y nos fuimos a bañar a Las Ceibas, al puente del Ferrocarril. El viejo se enteró y entonces nos mostró las manos: ustedes qué ejemplo han recibido. ¿Les he enseñado a ser irresponsables?, nos dijo con profunda tristeza. Y acto seguido nos dio una ‘pela’ con el cable de la plancha. No nos la rebajó. Esos castigos lo forman a uno. En ese tiempo qué maltrato al niño ni nada de eso”.
La mamá, Sofía Bastos, era una ama de casa “que encarnaba la nobleza y el amor. Era dulce, amable, tierna, amorosa…era adorable”, comenta, con emoción.
De los estudios, Dagoberto recuerdo de la primaria está en la escuela de granjas y luego en cándido en la 34 y en el claretiano con el curita Rivera. El cargaba un fuetecito y la otra mano abierta y cuando lo tenía que disciplinar o le daban un fuetazo o una cachetada.
Cuando inició el bachillerato en el Santa Librada, quiso ser revoltoso y como se perdió, el papá le dijo como quiere cambiar las cosas entonces si quiere estudiar usted mismo se lo va a pagar. Comencé a trabajar, haciendo mandados, recogía migajón y toda clase de oficios. Luego estudie en el Inem, tengo los mejores recuerdos.
Terminé y me fui a intentar estudiar Contaduría en la Universidad Nacional y vivía en la casa de una tía que era tan disciplinada que tenía horario límite de ingreso las ocho de la noche. Como buen provinciano me perdía y llegaba después de esa hora y me tocaba dormir en la calle, supe lo que era eso, relata.
Café y letras
Retornó a Neiva inició en la Surcolombiana Contaduría, pero se decepcionó que muchos de sus compañeros que terminaban la carrera regalaban el trabajo. “Uno tiene que valorar la universidad de uno”, dice y no terminó.
Entre la universidad y el Inem complementaron mi formación que siempre estuvo enfocada a las ventas. Tuve fábrica de muebles entre otros negocios. “Le heredamos lo andariegos a la abuela paterna lucrecia Bastos que era andona”, dice.
El sitio que atiende hoy día está ubicado a la entrada de la Universidad Surcolombiana y reemplazó lo que llamaban la ISLA, que no eran otra cosa que bebederos de trago, recuerda.
“Este lugar lo fundó hace 25 años uno de mis hermanos, Heber que ahora vive en Canadá. Yo me quedé al frente”. Al principio hacíamos tertulias que se fueron convirtiendo en lo que derivó en la semana cultural de la USCO. Alcanzaron a ser más de seis en igual número de años.
“Recuerdo que aquí pasaron varios de los que hoy se destacan como escritores y profesores no solo en la Universidad en Neiva sino en otros centros de estudio Superior. Por ejemplo, el escritor Winston Morales”.
Los estudiantes pueden venir simplemente a hacer una pausa en su jornada o a repasar sus trabajos, pero si necesitan algún tipo de consulta sobre un tema específico, les hacemos los contactos con los profesores sin ningún tipo de costo, agrega
Casamiento
En la comuna ocho, barrio las Acacias, se enamoró de una muchacha que era muy hermosa, pero tenía dos hijos entonces me la negaban y la que me la pasaba al teléfono era una hermana que terminó siendo mi esposa, Beatriz Narváez. En una oportunidad como no dejaron salir a la hermana, le dije salgamos los dos y nos comenzamos a conocer, nos enamoramos y nos casamos. “llevamos juntos 35 años.
Tienen dos hijos todos formados en valores y respetuosos como me formaron a mí. El mayor es enfermero, la segunda está haciendo la práctica profesional.
La mujer también estudió tema empresarial y de belleza. Luego en la San Pedro Claver Estética facial y belleza. “Es una mujer excepcional”.
Vivió por muchos años en las Acacias y después de evitar el robo de una moto le balearon la casa y les tocó salirse de allá. Ahora viven en tercer milenio y trabajan por la comunidad. “Siempre le ha gustado lo social”, concluye.