DIARIO DEL HUILA, CRÓNICA
Por: Hernán Guillermo Galindo M
Con la apertura y realización del San Pedro de manera presencial tras dos años de pandemia, retornan también los vendedores de toda clase de elementos para el disfrute de las festividades tradicionales en Neiva. Gladys Sánchez es una de esos vendedores que lleva 28 años atendiendo por esta temporada a su clientela en cercanías al Parque de la Música.
Se acerca la temporada sampedrina en Neiva y el Huila, este año con la novedad de una festividad presencial después de dos años de restricciones y fiestas de manera virtual por cuenta de la pandemia.
Muchos se vieron afectados por el cierre de sus negocios y las restricciones, como en el caso de Gladys Sanchez, una tulueña que hace cerca de 30 años sin falta, viaja a Neiva para comercializar sombreros, ponchos, bolsos, zapatillas, rabo e’ gallos, entre otras prendas utilizadas en la indumentaria para las fiestas.
Gladys, llegó a Neiva por primera vez hace 30 años con su esposo, “Recuerdo que realizaban la feria artesanal en la Concha Acústica y ahí arrendábamos un puesto para vender nuestros productos”, refiere.
“Luego nos trasladamos aquí a la calle sexta entre carrera 6 y 7 en donde desde hace 28 años sin falta, salvo en los dos años de la pandemia, llegamos para entregar el servicio a una clientela que podemos decir, gracias a Dios es fiel”, añade.
En el puesto que ocupa unos 50 metros de la calle, frente a la casa que le arriendan año a año, se pueden observar toda clase de sombreros, se podría decir que está toda Colombia y sus regiones representada en este elemento del vestuario que utilizan los campesinos. El sombrero de la Costa, el altiplano cundiboyacense y el Llano se encuentran en la oferta que encuentran quienes llegan a comprar o simplemente a observar.
Gladys nació en Tuluá en una familia campesina, sus padres se dedicaban a las labores del campo. Quien la encaminó en el mundo de las ventas en las ferias, fue su esposo Víctor Torres, que se dedica al comercio, “ahora está en el Putumayo y tiene su negocio allá”, cuenta.
La atención en Neiva
“Siempre abrimos en Neiva el 18 de mayo y vamos hasta el 3 de julio cuando terminan las fiestas, es como una tradición que nos ha funcionado y yo que me la paso de feria en feria, le puedo decir que Neiva como plaza para la venta es Bendita”, agrega con convicción.
Gladys Sanchez, manifiesta que con la pandemia no fueron dos años si no tres los que se perdieron de ventas, por eso este año tienen una gran expectativa que lleguen muchos turistas, dentro de estos sus clientes y que haya muchas ventas.
Esta mujer emprendedora se hace acompañar de dos de sus hijos, Daniel Alejandro y Lady Johana, que se dedican al negocio, incluso con local en Popayán.
Toda la vida ha sido independiente, desde el 84 comenzó a trabajar al igual que sus hermanos, son siete, cinco de los cuales se dedican al comercio.
Lo que más le piden sus clientes son los sombreros, que los hay desde $20 mil pesos hasta alto costo por ser de marca, eso precisamente los hace más costosos. Suaceño no lo tiene, pero si algún cliente lo solicita se le consigue, tiene los contactos.
Los productos que ofrecen son comprados a proveedores, no son fabricantes, “Todo se compra, es mejor comprar que elaborar”, sostiene Gladys.
También tiene claro que compran más las mujeres que los hombres, según dice. “Aquí en Neiva a las mujeres le gustan mucho los sombreros, son las mejores clientas. El sombrero mas apetecido es el paisa por costo y por el gusto de la gente”, menciona la comerciante.
En ese trasegar por los sampedros en Neiva, no puede decir que en alguno le fue mal, siempre le va bien con los clientes que nunca le han hecho un reclamo. “Por eso vengo todos los años aquí, lo que no le puedo contar es cuánto deja de ganancias, eso es top secret”, dice y ríe, “es la mejor plaza que tenemos”, añade. Gladys, durante la pandemia dice que se puso a vender ropa en las fincas y tapa bocas. Solo le resta invitar a los neivanos y turistas para que los visiten en la Concha, hoy Parque de la Música donde los esperan para “atenderlos como se merecen”, dice esta abuela de cuatro nietos, que sigue trabajando igual que como hace 30 años cuando llegó por primera vez a Neiva en plenas fiestas de San Juan y de San Pedro.