En la temporada de navidad, los artesanos, los artistas y todos quienes trabajan con sus manos en la elaboración de artesanías dedican parte de su trabajo a las expresiones navideñas. Carlos Andrés Puerto del Castillo es un artesano de la plástica que a sus 48 años de edad trabaja en electromedicina y plástica. Esta es su historia.
Nacido y criado en la ciudad de Neiva, Carlos Andrés Puerto del Castillo, siempre tuvo contacto con la cultura desde el hogar de sus padres y hermanos, que también llevan en las venas la pasión por el arte y la cultura.
“Mi papá, Carlos Julio Puerto, boyacense y mi mamá Gloria del Castillo, neivana, igual que mis hermanos, siempre estuvimos cerca de la cultura y en el caso mío me incliné por la plástica como expresión cultural”, contó en principio este hombre de 48 años de edad, que habla con propiedad sobre lo que es y ha sido su vida.
Los recuerdos de los primeros años están asociados a la tranquilidad de poder salir a jugar fútbol en la calle con los vecinos en el centro de la ciudad, “se podía salir a jugar con tranquilidad e igual se podía caminar sin temor alguno, ahora desafortunadamente los tiempos han cambiado y no se puede hacer lo mismo. pero era muy agradable y ameno poder compartir con los vecinos”, recordó.
Los primeros años de estudio están entre el colegio Salesiano en donde cursó la primaria y la Academia Anzoátegui en donde se hizo bachiller para luego estudiar electromedicina en Bogotá.
La plástica en su vida
“Tuve la fortuna de criarme en un taller, ya no ejerzo la carrera que practiqué durante unos seis años, ahora trabajo de lleno en el taller y gracias a Dios me va muy bien, tengo dos oficios soy artista plástico y técnico electrónico”, argumentó sobre los acercamientos con la plástica.
El papá ha sido toda la vida reparadora y junto a la mamá eran quienes les hacían los dibujos y las maquetas, “fueron quienes nos fueron inculcando y a la vez enseñando el gusto por las artes y la plástica”.
De lleno en la plástica
Carlos Andrés Puerto del Castillo, sostuvo que fue hace unos 20 años, cuando era secretario de Cultura del departamento, Raúl River Cortés, quien trajo unos maestros para que, en grupos abiertos, aprendiéramos a trabajar el arte de las carrozas que es en donde empezamos el contacto directo ya con la elaboración”, dijo.
“Pero antes yo había tenido contacto con uno de los primeros carroceros, ya que estudiaba con uno de sus hijos y nosotros le prestábamos el Jeep para salir con sus arreglos y la reina a los desfiles”, agregó.
“Eran otros tiempos, la ciudad era más tranquila, no había tanto peligro, salir a los desfiles era la goma y lo disfrutábamos, porque nos gustaba”.
La continuidad y el momento actual
En los recuerdos de Carlos Andrés, están las técnicas que inicialmente les enseñaron los maestros que trajo Raúl Rivera, pero a la vez se retroalimentaron porque la mayoría de las personas con las que se realizó el taller eran; escultores, pintores, lo que facilitó el resultado positivo.
“la idea principal, además de enseñarnos, estaba la de poder tener la posibilidad de contratar, ya que antes eran una o dos personas las que contrataban y a la vez subcontrataban a los demás, se abrió la posibilidad para todos”
En navidades, la gente los busca para trabajar temas alusivos a la navidad, pero ante todo la Sagrada Familia. “José, María, el niño, la vaca, el buey, los reyes, la plástica nos da la facilidad de trabajar el tema en pesebres gigantes, técnica en la que nos certificamos hace unos nueve años a través del Sena y de paso participamos en la iluminación navideña de Neiva con la elaboración de árboles gigantes y las figuras plásticas que se colocaron en el parque Santander”, agregó.
Carlos Andrés, conto además que están enseñando sus técnicas a otros, “en mi caso no soy egoísta y me gusta trasmitir lo que se a otras personas que son las que me ayudan día a día”.
Finalmente se quejó de lo poco que los ocupan para estas temporadas a nivel local, los que lo llaman son los de los conjuntos y quieren que les trabajen a precios bajos y a nivel de las administraciones parece que ha habido un retroceso porque volvieron a lo de los contratistas, que en muchos casos ni saben del tema, pero son los que finalmente se quedan con la mayoría de los recursos. Esto los ha obligado a abrirse espacios en el Tolima y el Caquetá.