Helga Stentzel, de 38 años, es una artista nacida en Rusia y afincada en Londres hace arte a partir de objetos domésticos como la ropa, los muebles y la comida. Su singular movimiento, bautizado como “surrealismo doméstico”, ha conseguido un gran grupo de fans en todo el mundo.
“Creé un alien con un plato de guisantes, hice algo con rieles de tren para niños. Y eso empezó a llamar tanto la atención que la gente empezó a reenviar mis imágenes y a crear las suyas propias, y yo pensé: ‘¡Vaya, ¡qué interesante, estoy en algo grande!’”.
Para Stentzel, una grieta en la pared puede parecerse a una paloma o a un cerdo; un corcho puede parecer una vaca.
“Creo que, si prestamos atención, si estamos presentes en el momento, podemos inspirarnos en todas partes, simplemente porque ya hay muchas maravillas en el mundo”, dijo.
Stentzel llevaba tiempo haciendo su arte antes de acuñar el término “surrealismo doméstico”. Una de sus primeras obras que obtuvo gran atención de los medios de comunicación fue una serie de animales construidos con ropa sucia en un tendedero.
Las otras creaciones de Stentzel incluyen perros y gatos hechos con comida —por lo que ganó el premio al Creador de Alimentos del Año 2020— y un mural pintado en el lateral de una casa de Londres adyacente a un edificio demolido durante la Segunda Guerra Mundial, una pieza de “arte accesible” que, según ella, es su mayor logro hasta la fecha.
Stentzel, que dice haber sido artesana desde su infancia, siempre quiso ser diseñadora de interiores. Sus padres la animaron a ir a la escuela de arte, y más tarde se mudó con ellos a Alemania antes de trasladarse a Londres, Inglaterra, para estudiar Diseño Gráfico y Publicidad en la Escuela de Arte y Diseño Central Saint Martins.
