DIARIO DEL HUILA, CRÓNICA
Por: Daniela Gutiérrez
“Los débiles están completos”, dijo Wegner Huepa Gómez quien quedó en silla de ruedas desde hace catorce años debido a una fuerte caída que acabó con sus sueños de seguir cultivando el campo. Intentó desarrollarse como deportista, pero “en esta ciudad sólo hay espacio para los deportistas élites”, confesó de forma acomplejada el hoy vendedor ambulante y emprendedor.
Aunque está orgulloso de lo que ha logrado hasta hoy, cada vez que Wegner mira su silla de ruedas, se nota en sus ojos el paso de su desgracia. Su tristeza es evidente, pero su valentía lo es aún más. No se dejó vencer por las circunstancias; eso lo hizo más grande, más fuerte, le dio aliento para salir adelante y cambiar su realidad.
Wegner Huepa Gómez es un neivano que desde hace catorce años lleva sobre sus piernas el peso de una caída que le impidió de por vida volver a mover sus extremidades inferiores atando sus sueños a una silla de rueda. Al recordar su pasado, su voz ronca y de tono apacible se opaca un poco más “no ha sido fácil”, resaltó Huerpa Gómez.
Aunque sus circunstancias no son las más amables, como debieran ser para una persona en situación de discapacidad, sus 43 años le han enseñado; a golpes, que no puede quedarse estancado y que su discapacidad no puede ser impedimento para ser una persona común y corriente.
“Yo tuve que salir adelante, tengo que darle lucha a la vida y por eso me las rebusco. Me toca ser fuerte porque los débiles están completos”, expresó este neivano a quien su situación lo único que no le robó fue su sonrisa la cual se prolongada en su rostro y hace que sus ojos tomen una forma achinada.
Duró un par de años viviendo en la Capital del País, pero estar lejos de su familia más lo “dura que es Bogotá” lo obligaron a devolverse a vivir en su entorno, acompañado de su madre y su hermano quienes trabajan cada uno “en el rebusque” cómo coloquialmente Wegner cataloga las diversas actividades a las que se dedican.
Quiso ser deportista
Este hombre bien vestido y corpulento explicó que quiso ser deportista e intentó que éste fuera su medio de desarrollo personal ya que su discapacidad y su poca movilidad no le permitieron seguir con su objetivo de cultivar el campo y sacar provecho de esta actividad económica.
“Hace unos años intenté convertirme en deportista, practiqué el atletismo de campo y baloncesto, he aprendido a nadar y a jugar tenis, eso me motivó mucho. Me gustaba sentir que podía hacer actividad física aún en estas condiciones y me hubiera gustado mucho tener apoyo para seguir ese camino”, insistió este hombre haciendo énfasis en lo que fue su ferviente deseo de haber podido construir una carrera deportiva.
Destacarse en los juegos paralímpicos, hacer parte de algún club deportivo para discapacitados de la ciudad o incluso del departamento fue un sueño que Wegner tuvo cuando vio que su capacidad mental era aún mayor que sus limitaciones físicas. Con lo que no contó fue con que el apoyo económico del cual requería fuera la barrera con la que volvía a tropezar dejando ahora un sueño roto.
“Aquí en este país tiene que uno ser un deportista élite prácticamente para poder que lo apoyen a uno económicamente, que gane medallas a nivel nacional que sólo pagan las de oro, plata y bronce y a nivel local sólo las de oro”, sostuvo Huepa González.
Él aseguró que nunca le faltó espacio donde entrenar y que tener acceso a los escenarios deportivos fue lo único que pudo conseguir con su ánimo de aprender un deporte pero que “nunca tuvo apoyo económico de ninguna clase, ni para transportarme, ni para que ese fuera mi modo de empleo”, dijo resignado este hombre.
En su mente no existen límites
“A mí siempre me ha gustado la facilidad de la vida y la tecnología es parte fundamental para nosotros los seres humanos por eso porque necesitaba inventarme una forma más fácil para movilizarme creé una silla eléctrica”, destacó este emprendedor.
Ya que su intención de ser deportista y agricultor no funcionó, Wegner decidió trabajar como vendedor ambulante en las calles de Neiva, especialmente en inmediaciones al Centro Comercial Metropolitano, donde se destaca por ofrecer productos que van desde las bolsas plásticas hasta útiles escolares o cualquier artículo dependiendo de la temporada del año o las festividades.
“Yo normalmente vendo flores artificiales, lapiceros, bolsas de basura, medias para dama y caballero, velitas de olor, muchos artículos, eso depende de lo que puedan costar los productos, de la plata que tenga y de lo que más se venda”, afirmó el neivano.
Sin embargo, esto no es a lo único que él se dedica, desde hace algún tiempo comercializa el tipo de silla que implementó para su uso ya que se dio cuenta de que esto facilitaba su trabajo y su desplazamiento, lo que lo motivó a no quedarse con ese beneficio sólo para sí mismo, sino que, compartirlo con lo demás y que fuera otra fuente de ingreso.
“Me hice este sistema eléctrico tipo cicla, anda a 25 kilómetros por hora máximo y tiene tres velocidades la primera es para andas a 7/8 km, la otra hasta 12km y la última 25km, es muy autónoma y económica. El sistema eléctrico viene en dos partes, una es la silla de ruedas y la otra es el sistema de acople y sirve para las subidas” puntualizó Huepa Gómez.
En la actualidad Wegner se dedica a comercializar este sistema que copió a través de investigar en las redes sociales y distintas plataformas que le permitieron conocer esta silla de ruedas eléctrica la cual le da un mejor estilo de vida.
“No todas las personas que tienen alguna discapacidad o la misma que yo tengo tienen mis condiciones y a ellos es a los que yo quiero ayudar, a mí me gustaría que alguien que tenga la posibilidad de comprarle una silla de este tipo a muchas de las personas que están postradas en una cama lo hagan y con eso no saben cómo nos mejora la vida”, concluyó este soñador.
El precio de las sillas oscila entre los dos y los cuatro millones de pesos, la más económica la construye él con ayuda de un mecánico quien le permite trabajar en su taller y le ayuda a conseguir las ciclas que luego son utilizadas para acoplar a la silla de ruedas y finalmente incorporar el sistema eléctrico, y la otra es con materiales importados.