Es la historia de Bernardo Rodríguez, un volante que pasó por el Atlético Huila en los inicios de la participación en el fútbol profesional tras lograr el ascenso en el año 93. Rodríguez, que hizo buena parte de su carrera como profesional en el Huila, ahora se emociona y sufre con las actuaciones de su hija Gabriela Rodríguez, la número 9 de la Selección sub 17 y de mayores que tienen cupo en el mundial y a los Olímpicos.
Bernardo Rodríguez es un exfutbolista profesional que en sus tiempos como jugador activo llegó al Atlético Huila a mediados de los 90, cuando el recién ascendido a la división A del Fútbol profesional en Colombia, se conocía como “la mancha amarilla”.
Bernardo, que no ha dejado el fútbol, tiene su escuela de la que ya ha sacado jugadores que están en el fútbol internacional, Y combina esta actividad como empresario de transporte en su tierra natal, Santander de Quilichao, en el departamento del Cauca.
Su paso por el Huila le dejó maravillosos recuerdos. “Llegué a Atlético Huila en el año 93, después del ascenso y estuve en el 94, luego en el 95 y 96, para terminar en el 2001, gran parte de mi carrera la hice en el Atlético en donde me trataron muy bien, tengo los mejores recuerdos de Neiva y de la afición, era el equipo de la fiebre amarilla, con el estadio siempre lleno”, sostiene.
Para esos tiempos llegaron excelentes jugadores, entre otros, Jhon Edisson Castaño, Carlos Meza, David “el meneíto” Mendoza, era un equipazo, como lo recuerda Bernardo.
El exfutbolista, hace también memoria de una de las nóminas de esos años; Rafael Dudamel, el venezolano como arquero, los laterales eran Ceferino Peña y Alexis, el chambi Urrea, los centrales; Manuel Valencia y Juan Carlos Diaz; los volantes; chepe Torres, Carlos Meza, Bernardo Rodríguez, el teacher Berrio y adelante Jhon Edisson Castaño y Walter Escobar.
Padre orgulloso con hija de Selección
Bernardo desde el momento en el que se retira se dedica a su escuela de fútbol y a una empresa transportadora. “Tengo una escuela en la que ya he tenido la oportunidad de entrenar y de formar a jugadores como Kevin Balanta, que está en el Querétaro de Méjico y Johan Carbonero, que actualmente milita en Racing de Argentina y tengo una empresa de transporte con la que le presto servicio a varias empresas de acá de la región”, comenta.
Su familia está integrada por su señora, Lorena Salazar, directora del Inder Municipal, su hija Gabriela de 17 años integrante de Selección Colombia en todas las categorías siendo sub 17, y Matías el menor de apenas tres años de edad.
Los recuerdos de los primeros pasos de Gabriela en el fútbol, tiene que ver con el acompañamiento a los partidos, “todo empezó como la hija que acompaña al padre, iba a los entrenamientos y a los partidos, luego comenzó a entrenar con los niños, le compre patines, bicicleta, pero no lo de ella era el futbol. Entrenó un tiempo en la escuela mía, luego me tocó enviarla a un club de niñas en Cali, hasta que la acercaron al América, en donde milita actualmente”, relata.
Bernardo Rodríguez, también refiere el paso por las Selecciones Colombia de Gabriela, “ella tiene 17 años, ha participado con las mayores, en el suramericano, están clasificadas al Mundial y a los Olímpicos de París en el 2024, está clasificada con América a la Libertadores, acaba de jugar el Mundial sub-20 en Costa Rica y actualmente están en Méjico para prepararse de cara al Mundial sub-17 que es en la India”, añade.
El fútbol que los une, también los separa, Gabriela vive actualmente en Cali, siempre está viajando, siempre está en torneos internacionales, tiene una agenda bien apretada, acaba de terminar bachillerato y tiene como meta estudiar medicina, dice Bernardo, quien agrega; “En este momento ella piensa en jugar, en los Mundiales y en estudiar medicina, pero vamos a ver, por ahora la dejo tranquila, que participe en todos estos eventos y luego vamos mirando”, expresa.
Aunque a una corta edad, Gabriela ya tiene empresario, “a mí me toca es mirar y revisar que todo esté en orden para firmar, por ser ella aún menor de edad, pero yo la dejo, ya que a pesar de su corta edad ella es una niña muy madura” agrega.
Bernardo Rodríguez, en torno a las participaciones y la manera de ver los partidos en los que actúa su hija, dice que prefiere verlos solo, se encierra que no lo moleste nadie, que no lo interrumpan, sostiene. Caso contrario el de su esposa Lorena que si arma fiesta con la familia y los vecinos.
“Yo por haber sido jugador y técnico, veo los partidos de una manera diferente, pero claro que no dejo de emocionarme, hasta el punto de haber llorado porque uno siempre quiere para los hijos lo mejor, por eso también sufro, porque, aunque le ha ido muy bien, yo se las ganas, el interés, y los deseos de triunfar que siempre mantiene Gabriela”, manifiesta.
Bernardo, el futbolista, el entrenador, el padre orgulloso, se despide y dice que para la gente opita siempre tendrá solo agradecimiento. “En ninguna otra ciudad me sentí tan acogido como en mi paso por Neiva, así que, agradecido por siempre, dejé y tengo grandes amigos”, cierra.