Diario del Huila

El administrador de empresas y sus amigas las palomas

Sep 10, 2021

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Diario del Huila, Crónica

Por Hernán Guillermo Galindo

Andrés Felipe Íquira reparte el tiempo entre el negocio de alimentar palomas, tomar fotos a los visitantes en la Plaza Cívica de Neiva y estudiar en la Universidad Surcolombiana.

Al hacer tránsito por la Plaza Cívica los Libertadores en pleno centro de Neiva uno de los espectáculos es observar a propios y turistas dar de comer a las palomas que se concentran en el costado sur, sobre la calle séptima entre carreras segunda y tercera.

Las alimentan con maíz a la espera que se junten y luego tomarles fotos o tomarse imágenes para el recuerdo con ellas.

Es una costumbre en la ciudad que no se ha perdido contrario a lo acontecido hace unos años en Bogotá en donde la Alcaldía prohibió vender comida para las palomas de la Plaza de Bolívar por los efectos negativos para los animales y los daños que causan sus excrementos en los edificios públicos vecinos.

En Neiva las autoridades no han contemplado esa posibilidad. Por eso, hay dos personas dedicadas a vender maíz a los visitantes para dar de comer a las palomas que llegan por docenas en busca de la mano de los ocasionales alimentadores.

Fotos y maíz, es el negocio

Uno de ellos es Andrés Felipe Íquira, un joven de 20 años de edad que combina este trabajo con sus estudios de tercer semestre de administración de empresas en la Universidad Surcolombiana.

Aunque de pocas palabras, cuenta que su experiencia ha sido positiva y está agradecido por lo conseguido en los escasos meses que lleva como vendedor de maíz. Al oficio llegó detrás de su padre, fotógrafo de años en el lugar, uno de los más emblemáticos de la capital del Huila.

Viste jean azul y camisa de manga larga del mismo color, tapabocas de color negro y una gorra blanca, “para protegerme del sol, pues, aunque en el sitio hay unos pocos arbolitos el sol, sobre todo al medio día pega duro”, dice casi despreocupado.

Sin mayores ofertas sociales ni oportunidades de empleo, Íquira se rebusca la vida con una cámara fotográfica terciada al pecho con la que registra el momento preciso en que son alimentadas las palomas, especialmente por los niños, sus mejores clientes.

“Muchos de quienes vienen a alimentar las aves, vienen con sus hijos y deciden llevar el registro de ese que consideran momento especial. El algo icónico, un recuerdo especial para siempre”, afirma.

“Aunque la mayoría de personas toman fotos con sus propios celulares, pero para quienes lo prefieren les ofrezco la alternativa de tomarles registros especiales. Es otra forma de generar recursos, además de vender el maíz”, comenta.

Andrés Felipe es neivano de nacimiento, vive en el sur de la ciudad junto a su padre Heriberto, quien inició la labor de fotógrafo en el Parque.

Lo de la fotografía lo ha aprendido de su padre y lo ha ido perfeccionando, manifiesta que se puede considerar profesional de acuerdo a la evolución que va teniendo.

Sobre cómo llegó a vendedor de maíz, responde que fue casi casualidad.

“Un señor que estaba en el lugar que hoy ocupo tuvo un accidente en moto y no retornó. Ante el vacío que quedó aproveché la oportunidad y puse una venta de maíz”.  Le sumó al negocio porque toma fotos y vende alimentos, “ahora combino las dos actividades”.

Le pregunto qué tan generosa es la gente para alimentar a las palomas. Responde que el maíz lo compran más que para las palomas es para los niños y poder tomar fotografías, por el bonito recuerdo.

Asegura que la labor no es que genere demasiadas ganancias, “es como para uno distraerse y no estar sin hacer nada o estar de vago en la casa”, comenta.

Y es que en la fotografía le va bien, al fin era lo que hacía antes y ya conoce, mientras que lo del maíz llegó de pronto.

Sobre las ventas comenta que un día bueno se puede vender hasta arroba y media del cereal, pero en recursos no tiene claro cuánto es el producido económico.

“No he hecho cuentas todavía. No tengo claro cuánto deja la arroba o arrobita y media de maíz”, agrega y ríe. Al insistirle, cuenta que le pueden quedar unos 20 mil o 30 mil pesos en el día, que sirven.

Un joven con futuro

Y es que trabaja sin descanso siete días a la semana. Se declara creyente en Dios, pero sin ser fanático, lo normal, dice.  Y como joven que trabaja no es muy optimista sobre el futuro del país debido a los gobernantes que tenemos, responde; “Debe llegar una persona distinta y de pensamiento diferente a quienes han gobernado en el pasado”.

Sobre a donde se ve en el futuro no tiene claro qué va a hacer. “No, no me he proyectado todavía, pienso que hay que ir paso a paso y una vez llegue el momento tomar decisiones con fundamento”.

Y se despide a atender a unos los clientes que llevan dos bolsitas de maíz que vende a $1.000 pesos, no sin antes enviar un mensaje a los jóvenes:

“Que trabajen, que estudien, que no tomen el camino equivocado de la droga y los vicios, eso no deja nada bueno, destruye familias. Que se proyecten en la vida, luchen y saldrán adelante”, concluye.

El administrador de empresas y sus amigas las palomas

Las palomas se reúnen para recibir el alimento.

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