Diario del Huila
Por Hernán Guillermo Galindo M
Angie Catherine Peña Rodríguez vende ceviche de camarón por las calles del centro de Neiva en un emprendimiento que decidió activar para mejorar su economía familiar. Aunque tiene una profesión, en la informalidad ha encontrado una mejor forma de sustento para ella y su pequeño hijo.
Lo primero que se encuentra al indagar sobre esta comida tradicional de mar, son sus orígenes que se disputan muchos países, pero que en el caso de América es reconocido como el plato tradicional del Perú.
El ceviche (o Cebiche, la academia acepta además que se escriba con s o con c), es una delicia culinaria que se ha preparado durante muchos años en los países andinos.
No se conoce con exactitud dónde nació, pero se sustentan varias teorías que hacen uso del nombre, lugar e incluso ingredientes que fueron cambiando a medida que nuevas culturas se veían involucradas en la preparación de esta elaboración tradicional.
En Colombia, es un plato tradicional de las zonas pesqueras en los litorales Pacifico y Atlántico en donde existe con variedades de acuerdo a las zonas y a los pescadores que son los que le dan el toque personal.
El manjar en las calles de Neiva
Por eso llama la atención, no el hecho que se venda ceviche de camarón en pleno centro de Neiva, sino que se haga de manera informal en un puesto que se ha adaptado para que los amantes de este plato lo puedan deleitar en una pausa a la salida o camino a su trabajo.
Angie Catherine Peña Rodríguez, es una joven que se dio a la tarea de vender ceviche de camarones en pleno centro de la ciudad. Trabaja en el Parque Santander, en los alrededores del edificio de la Gobernación, a donde llega todos los días en su carrito adaptado para la venta que tiene forma de barco y que lleva en un costado el nombre de Cevichería, El Nene.
Angie, una joven muy amable y jovial, cuenta que es hija de Ceferino Peña, exfutbolista profesional, y de Mercedes Rodríguez, que se dedica al hogar. “Ella es la que actualmente cuida a mi hijo, soy madre de un pequeño de 16 meses, Emiliano Peña. Antes ejercía mi carrera de pedagogía infantil, quedé en embarazo, tuve a mi hijo y ahora estoy con este pequeño emprendimiento”, agrega.
Los secretos de la preparación del ceviche los aprendió en tiempos en los que trabajó en cevicherías como la Cartagena, y ahora desde hace cinco meses montó su propio negocio con el que se defiende a diario y hasta ahora le ha ido muy bien.
Para Angie el secreto está en la cocción del camarón que, “no se debe dejar durante mucho tiempo cocinando, porque se pone chicludo”, dice. Y agrega que “primero se debe dejar hervir el agua y luego se agrega el camarón con un poquito de sal, se saca cuando se ve rosadito”.
“Lo demás son los complementos que se agregan como las salsas que van de acuerdo al gusto de los comensales, los normales son cebolla morada, agüita de ajo, mayonesa, limón sal pimienta y aceite de oliva, se sirve con galletas de soda, una gaseosa y se dan dos mentas”, menciona esta pequeña empresaria.
Por ser una cevichería móvil, su negocio tiene una clientela que es diversa, pero claro que ya tiene clientes cautivos que la conocen y saben de los sabores que agrega a su producto. “Los precios son variados, los hay desde $8.000 pesos hasta $20.000 pesos que es de acuerdo a las onzas que se sirven y que oscilan entre 7 y 18 onzas”, indica Angie.
Una jornada de trabajo para esta joven emprendedora de 24 años de edad, se inicia a las 5:30 de la mañana, hora a la que pone a cocinar el camarón, pica la cebolla, y prepara los demás ingredientes. “Sigo con los quehaceres para mi hijo y salgo por ahí a las nueve o diez para estar en el centro hacia las 10:30 cuando inicio la venta, y termino a las seis o seis y treinta de la tarde”, comenta.
Antes de dejar a Angie Peña en sus labores, no podemos cerrar esta crónica sin preguntarle, ahora que las mujeres están jugando futbol de manera profesional, si ¿ha considerado esa posibilidad teniendo en cuenta que su papá fue jugador profesional y de Selección? La respuesta es clara y contundente, en medio de risas dice “que nunca, pero que su hijo sí lo ve encaminado hacia ese propósito. Además, se refiere a sus hermanas y agrega que ninguna de ellas ha pensado en jugar fútbol”.
Finalmente, Angie se ve a futuro con el negocio fijo y más grande. Aprovecha para enviar un mensaje a todas las mujeres que como ella trabajan a diario para “que no se rindan, hay que luchar por los sueños que estos finalmente llegan a concluirse”.