Diario del Huila, Crónica
Por: Hernán Guillermo Galindo M
Roberto Suaza dedicó 48 años de su vida a vender lotería en el parque Santander de Neiva, ahora está postrado en su casa a raíz de un accidente en el que se fracturó las dos piernas. Mientras espera una pensión vive de la caridad de su familia y los amigos.
Roberto Suaza nació en Campoalegre hace 68 años, solo recuerda a su señora madre que fue la que lo convirtió en un hombre de bien, le enseñó a trabajar, a ganarse la vida honradamente sin hacerle mal a nadie.
“Los primeros años de escuela los hizo en su natal Campoalegre en compañía de sus cinco hermanos, después se trasladaron a Neiva en donde la progenitora compró un ranchito, como decía ella misma en Quebraditas”, hoy Diego de Ospina.
A una edad temprana le dio poliomielitis, lo que lo confinó a andar en una silla de ruedas el resto de sus días. Esto no fue una limitante para el entonces niño y menos para su mamá que siempre estuvo pendiente para que no le faltara nada.
“Como éramos muy pobres tocó empezar a trabajar, así que desde los diez años decidí vender lotería, fueron 48 años en esa actividad, de la que estoy agradecido porque me dio para lo que soy hoy en día. Lástima que no pueda decir lo mismo de la lotería que sabiendo que estoy en la mala no han hecho nada por mí. Sin embargo, Dios no le falta a uno y he podido sobrevivir gracias a la familia y a los amigos”, cuenta.
Roberto Suaza a lo largo de su actividad como lotero logró vender varios premios gordos como él, dice y se ríe. “De nuevo la falta de generosidad de las gentes se hizo presente, los ganadores no le dieron mayor cosa. Los ganadores de tres premios mayores, nunca se reportaron. Recuerda que de un premio seco de diez millones recibió trescientos mil como una de las que considera ha sido una generosa propina por parte del ganador”.
“Claro que la otra cara de la moneda ha sido la suerte propia, se ganó una rifa con la que pudo tener carro y comprar algunas cosas para la casa, además me he ganado uno que otro chance, como le digo Dios nunca me ha faltado”.
Golpe adicional a la salud
Hace dos años, Roberto que ya era minusválido, subiéndose al carro se cayó y se fracturó las piernas y la pelvis, fue la crisis total, se quedó sin poder moverse del todo, solo tiene movilidad en las manos y los brazos. Estuvo varios meses en cuidados intensivos, pero la mala noticia es que no pudieron hacer nada por sus piernas porque tiene osteoporosis, enfermedad degenerativa de los huesos, así que pensó y se quiso morir.
“Roberto Suaza que siempre ha sido creyente en Dios, aceptó el nuevo reto, se perdonó, se puso en manos de Dios y recobró el optimismo”.
“Es que siempre quienes han o hemos tratado a Roberto Suaza, el gordo de la lotería que por años atendía a su clientela en las afueras del Banco Colombia en su sede del parque Santander en el centro de Neiva, lo vimos como un hombre optimista, sonriente, que tenía el apunte en la boca para celebrar el momento de encuentro con los amigos”.
Actualmente, Roberto tramita una pensión que está a punto de ganarse por su condición de discapacidad y por haber cotizado al sistema, no por el régimen subsidiado. “Es más tan pronto supieron que había demandado para buscar mi pensión me desafiliaron del Sisbén en salud”, dice.
Su lugar de residencia es en el norte de Neiva en una casa arrendada en donde vive con su hijo que se llama Roberto como él y que labora rebuscándose en oficios varios, tiene 28 años y es su soporte.
“Una de sus hermanas está en la consecución de una vivienda propia para irse a vivir todos y así poderse colaborar como lo vienen haciendo en esa solidaridad familiar que tanto pregona Roberto”.
Para Roberto Suaza está claro que lo de formar hijos en valores es lo fundamental de una sociedad en crisis como la nuestra. “Hay que enseñarles a los hijos a ganarse la vida, a ser personas de bien que no se ganen las cosas fáciles, por eso es que hay tanta desigualdad y corrupción por la cultura de lo fácil, para quienes tienen un hijo o un familiar en condición de discapacidad que no los escondan que son personas normales, que hay que dar gracias a Dios por la vida”, sostiene.
Para quienes le quiera dar la mano, dice que los espera en su casa cuya dirección es, barrio Minuto de Dios norte, calle 72ª No 1C14 o lo pueden llamar al celular o dejarle las ayudas en el pasaje San Francisco por la carrera quinta en donde también están pendientes y le colaboran con lo que le quieran dejar.
Es la vida de un hombre que desde niño ha pasado toda clase de dificultades, pero que siempre ha estado dispuesto a salir delante de la mano de Dios, uno debe dar gracias por cada día que amanece y puede respirar, vivir, compartir con su familia y sus amigos, concluye.