Diario del Huila, Crónica
Por: Hernán Guillermo Galindo M
Jhon Fredy Murcia Rodríguez, nació con una condición especial congénita que lo ubica dentro de las personas en condición de discapacidad. A sus 62 años vive de vender lotería en los bajos de la gobernación en el centro de Neiva. Esta es su historia.
A Jhon Fredy Murcia, lo encontramos en uno de sus sitios de trabajo en las afueras de la gobernación, para conocer un poco sobre su vida. Jhon que se considera amigo de todos recibió a Diario del Huila con la amabilidad que lo caracteriza.
“Yo los respeto a todos como espero que me respeten a mí, eso me enseñó mi mamá que ya murió”, es lo primero que nos comenta en el momento que decide referir su historia de vida.
Jhon Fredy Murcia Rodríguez, tiene dificultades para hablar, pero eso no lo hace huraño, por el contrario, es una persona que tiene buen trato con quienes se acercan a comprarle las fracciones o los billetes de lotería que ofrece también en oportunidades a la entrada de la Alcaldía en la ciudad de Neiva.
Nació en Neiva en medio de dificultades de su familia, que lo ha acompañado desde la niñez en su condición, lo ayudaron a adaptarse dentro de lo que estaba a su alcance, al punto que pudo estudiar en Idea, la primaria y parte del bachillerato que no recuerda si culminó.
Jhon dice que espera seguir, salir adelante como lo ha hecho hasta ahora, poder llegar a ser abogado que es la carrera que le ha llamado la atención, “las leyes siempre me han llamado la atención, poder ser un abogado”, sostiene mientras despacha una fracción de la lotería del Huila cuyo sorteo se realiza en la noche del día en el que lo abordamos en su sitio de trabajo.
Sus padres fueron el ya desaparecido Ignacio Murcia y su señora madre, también ya fallecida, Alpina Rodríguez. Fue la que lo llevo a la venta de lotería, “ella fue lotera por muchos años y antes de morir me dijo; Jhon siga con la venta de lotería para que se sostenga, para su sustento”, añade.
La venta de lotería, la combina con el canto de rancheras que le permite expresarse de manera clara, al cantar no tartamudea, es un don de Dios que le permite tener una faceta distinta en la vida. Vive agradecido con Esper Palencia director de uno de los reconocidos mariachis en la ciudad, que lo ha animado a seguir adelante con lo del canto. “Esper es el que me enseñó a cantar, me anima permanentemente, me respeta al igual que yo lo respeto, por eso lo quiero y le agradezco que me trate como una persona normal”, dice y agrega que tiene su traje de mariachi para presentarse.
Este hombre de contextura pequeña, andar lento y sonrisa permanente cuenta que vive con uno de sus hermanos en el barrio Alberto Galindo en donde está rodeado del calor de hogar de su hermano, los hijos y nietos de este.
La casa está a su nombre gracias a la doctora “Pepita”, que no supo decirnos quien era, pero se emociona al referirse a ella, “fue la que me ayudó, nadie me ayudaba y ella fue la que me dio la mano para poder tener casa propia, dice con voz entrecortada”.
En los recuerdos de Jhon están el ex gobernador Julio Enrique Ortiz Cuenca, el “pajarito” Sánchez, que le permitían hacer mensajería. Hubo otros mandatarios que lo dejaban ingresar al edificio gubernamental o a la alcaldía a ofrecer lotería. Se queja que ahora le toca en las afueras, pero entiende o quiere entender que se debe a la pandemia.
Lo de cantante mariachi
Adentrándose un poco en la faceta de mariachi reitera que fue Esper Palencia a quien respeta el que le enseñó a cantar rancheras, le dijo; “Jhon siga adelante, para eso tiene pistas, todo, cuando necesite algo llámeme a mi negocio, por eso quiero mucho a Esper, reitera.
Aprendió a cantar, a dar serenatas, ha estado esperando la posibilidad de ir a uno de los concursos en Bogotá, pero se ha quedado sin recibir la llamada. No se desanima, dice que “para eso es cantante del Huila, de Neiva”.
Al preguntarle que, si por la música ha sido enamorado, relata que se quedó viudo de Adíela hace siete años, su compañera por varios años. “Yo respeto la memoria de Adíela, que era una mujer seria, me respetaba y por eso no enamoro a otras mujeres”, cuenta, pero se contradice al afirmar que tiene un hijo con otra mujer.
Del hijo solo cuenta que se llama Ignacio que ya es adulto, trabaja vendiendo zapatos. Insiste que él respeta a todo el mundo, que espera que todos lo respeten. “Usted es amigo mío, como usted mis amigos me compran lotería, de eso vivo gracias a Dios”, añade.
Jhon Murcia, Se declara creyente en Dios al punto que va a misa, en varias parroquias. Es madrugador, una jornada suya se inicia a las cinco de la mañana frente a la sede de la alcaldía y culmina a las siete de la noche en la parte externa de la gobernación.
En un día bueno se vende $200 Mil pesos, aunque hay días que se va en blanco. Cierra diciendo; “Yo trabajo honradamente, no le quito nada a nadie, respeto a la gente, espero que también me respeten, gracias a Dios todos son mis amigos”, concluye.