Diario del Huila

El Yoga, una terapia de vida

Abr 12, 2022

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DIARIO DEL HUILA, HISTORIA

Por: Johan Eduardo Rojas López

Fotografías: José Rodrigo Montalvo  

Carolina Rivera es la propietaria de ‘Asana Yoga’, un emprendimiento que busca generar conciencia, sensibilidad y empatía de autocuidado, para de esta forma transmitirlo a la sociedad. Esta práctica milenaria, aparte de ser coadyuvante en muchos tratamientos, también les ofrece a las personas la oportunidad de conectarse con ellos mismos.

Carolina Rivera es profesional en Finanzas y Relaciones Internacionales, carrera que ejerció por muchos años, sin embargo, luego de lesionarse la espalda haciendo ejercicio en el gimnasio empezó a experimentar un dolor insoportable en el cuerpo. A pesar de buscar ayuda profesional, no encontraba una respuesta contundente y por el contrario, esa molestia se expandió rápidamente.

Esta situación la empezó a afectar emocional y psicológicamente a tal punto que su calidad de vida se estaba perdiendo. Entre tanto, finalmente un médico la diagnosticó con ‘Fibromialgia’, una afección crónica que causa dolor en todo el cuerpo y su causa hasta el momento se desconoce.

Por ello, el profesional de la salud le recomendó hacer Yoga y desde ese momento se refugió en esta disciplina y se convirtió en una alumna consagrada. “Yo era una persona de oficina y no tenía conocimiento del tema, no tenía ni idea, pero ya con un dolor intenso como el mío cualquier alternativa era mejor. Contraté una profesora y me parecía raro, pero seguía yendo para que me mejorara la espalda porque yo no podía caminar normal del dolor y poco a poco fui mejorando. El dolor se desapareció y pude volver a caminar con normalidad.”, comentó Carolina.

‘Asana Yoga’

El Yoga es una disciplina que viene de la india y su lengua original es el Sánscrito, en ese sentido, su emprendimiento recibe el nombre de ‘Asana Yoga’, pues la primera palabra en esa lengua significa postura, pero también para los que no conocen, está directamente relacionado con Sanar.

Carolina dice que luego empezó a impartir clases de forma inesperada. “Me vine a vivir a Neiva y seguí en Yoga por internet. En ese momento una amiga mía estaba pasando por un momento de la vida complejo y ya no sabía qué más decirle, cómo alentarla, por eso, la invité a hacer yoga y me ofrecí a ayudarla. Mi amiga era médica uróloga y le encantó, se enganchó y empezó a practicar diariamente, hasta que luego me dijo que tenía unos pacientes que les serviría practicar Yoga y me propuso ser profesora, pero yo no quería porque no era docente.”

Sin embargo, según relató le quedó sonando la idea, por ello empezó a buscar la forma de darlo a aprender de la mejor manera a los demás. “Encontré una escuela de Yoga en Bogotá que se llama ‘Happy Yoga’, en donde estudié durante seis meses, una semana al mes y entregaban certificación. La primera certificación es de ‘Yoga Terapéutico’, solo para gente que sufre de dolores crónicos, problemas de sueño, ansiedad. Luego hice, ‘Hatha Yoga’, algo un poco más dinámico y con eso empecé a impartir clases.”, explicó.

Este emprendimiento lo inició Carolina en su casa, en el 2018 y después consiguió el punto físico en donde actualmente dicta clases. Esta conocedora del Yoga, explica que esta práctica “aparte de ser coadyuvante en muchos tratamientos, también les ofrece a las personas la oportunidad de conectarse con ella misma, de separar y tener un espacio donde usted solamente está enfocado en su bienestar, porque si es una persona que está bien con usted mismo, le va a poder aportar a la sociedad. Básicamente le permite trabajarse a usted mismo desde la parte física, mental y espiritual, y eso ofrecerás.”

Adicionalmente, reconoce que en Neiva falta aún un conocimiento más amplio sobre lo que es Yoga. “la gente es receptiva con el tema, pero pienso que todavía falta un poco más de conocimiento, porque creen que hay un contenido religioso y que le van a cambiar su ideología religiosa. Aquí vienes a hacer Yoga, más no a cambiar tus creencias religiosas, al contrario, a reafirmarlas, pero contigo mismo. Este es un espacio para todos y se respetan sus creencias.”

Aunque señaló que de la enseñanza del Yoga sí se puede vivir, no hay que enfocarse únicamente en la remuneración económica, sino en la forma de contribuir a la sociedad. “Sí se puede vivir de esto, pero hay que tener en cuenta que tiene un comportamiento cíclico como muchos sectores de la economía. Pero más allá del tema económico, aquí lo que entra por la puerta no es un ser humano que va a pagar una clase, sino un ser humano que trae una historia, una dolencia y viene en busca de bienestar, tranquilidad y busca algo diferente.”, indicó Carolina.  

Construcción social  

Carolina Rivera, también sostuvo que las personas deben darse la oportunidad de vivir una experiencia diferente y altamente positiva para su bienestar. “Mediante este emprendimiento yo quiero que la sociedad saque el espacio para que vivan una experiencia diferente y vean la vida de otra manera. Lo que yo les ofrezco es que desde el Yoga no solamente mejoren su bienestar físico y emocional, sino que sean socialmente más empáticos, amables y seguros, si la sociedad funcionara así la sacaríamos del estadio.”, expresa.

“La enseñanza más grande con este recorrido es que uno tiene que ser compasivo con uno mismo, uno tiene que buscar espacios para uno mismo, de autocuidado, porque si uno no busca el bienestar de uno mismo, nadie lo va a hacer por usted y no va poder ofrecer las herramientas que no tiene. El Yoga me cambió la forma de ver la vida porque en cada persona que yo conozco y viene a la práctica, yo reconozco un ser humano y desde allí intento ayudar, me ha vuelto empática y servicial. Eso me cambió la percepción de la vida completamente.”, concluyó.

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